En psicología, se define a las personas maniáticas como aquellas que se muestran incapaces de dominar pensamientos o actitudes obsesivas que controlan sus vidas. Con frecuencia, las personas con tendencia a obsesionarse suelen ser muy inteligentes. Poseen una mente muy activa que siempre está ocupada pensando y planificando todos los detalles.

Las manías pueden estar relacionadas con pequeños detalles como usar siempre el mismo tenedor o colocar en un cierto orden las pinzas de la ropa, pero también pueden darse obsesiones más llamativas que lleven a acarrear problemas en las relaciones personales. Con este pequeño test, de la psicóloga Vanessa Gil, descubrirás en qué punto estás tú.

Test del cachorro para saber si eres una persona maniática

Por Vanessa Gil, psicóloga

Imagina que te dejan, por primera vez, al cuidado de un cachorro. Solamente serán unos meses, pero como tu casa es muy pequeña, te planteas cómo educarle para pasar esa temporada de la mejor manera posible.

  1. Lo primero que necesita el cachorro es un lugar donde estar. ¿Qué estancia de tu casa eliges: el baño, la cocina, el salón, tu habitación o el balcón?
  2. El perrito, en su vitalidad y aburrimiento, comienza a destrozar cosas mientras tú no estás en casa. ¿Cómo reaccionas? ¿Le sigues de cerca cuando estás con él? ¿Le dejas atado todo el tiempo? ¿Tiras sin más las cosas rotas y compras otras nuevas?
  3. Llega la hora del paseo. ¿Qué medidas de seguridad adoptas: no le quitas la correa o se la quitas solo en lugares controlados?
  4. Durante el paseo, el cachorro, emocionado, comienza a lamer sin control y a mordisquear a otros perros. ¿Cómo te sientes: avergonzado o crees que es algo normal?
  5. El dueño de otro perro que has conocido en el parque es adiestrador y te propone entrenar al cachorro. ¿Qué le respondes?
  6. Llega el momento de devolver el perrito a su dueño. ¿Cómo vives ese momento: apegado, porque te encariñaste, o aliviado, porque tu casa es muy pequeña para los dos?

Valoración del test de personalidad de personas maniáticas

El animal en esta metáfora es la parte instintiva e incontrolable de tu personalidad. El hecho de que sea un cachorro significa la vulnerabilidad que experimentas hacia las manías, como una parte especialmente sensible y desprotegida de tu ser.

Por otro lado, la razón de que el cachorro no sea tuyo da a entender que tus manías no son en realidad algo estructural de tu personalidad sino algo que adoptas del exterior.

Si no dejas al perrito ni un instante solo, probablemente soportas con dificultad el desorden de los demás. Si conservas los objetos que el cacharro ha destrozado, tal vez seas una persona a la que le cuesta desprenderse de los objetos inútiles, incluso cuando estos no tienen un valor sentimental. O tal vez te cuesta gastar, porque consideras que el dinero es algo que hay que acumular en previsión de catástrofes futuras.

¿Sientes que no puedes confiar en nadie porque crees que la mejor forma de hacer las cosas es la tuya? ¿Te irritas fácilmente cuando los demás no ven la solución a un problema?

  1. El lugar que le asignas indica tu tolerancia a las incomodidades físicas que algunas circunstancias te ocasionan. Quizá tu habitación no sea el lugar más indicado para satisfacer las necesidades del perrito, pero si has elegido el balcón, es posible que tus manías relacionadas con este tipo de incomodidades sean excesivas.
  2. Tu respuesta refleja tu relación con el orden y el valor del dinero.
  3. La manera de cuidar lo que consideras débil ilustra tu modo de percibir el mundo y la forma en que te expones a ti mismo a sus posibles peligros. Puede que seas excesivamente precavido y que eso reste espontaneidad y cierta aventura a tu vida.
  4. La expresión de la emoción del cachorro refleja tu tolerancia respecto a temas morales. ¿Eres demasiado inflexible con las faltas de conducta ajenas? ¿Piensas que podrías mejorar tu comprensión de los errores de los demás y que esto, al mismo tiempo, redundaría en una mejor aceptación y liberación de ti mismo?
  5. En este caso, manifiestas tus particularidades relacionadas con el recelo a delegar tareas en otros
  6. El momento de devolver el animal expresa tu relación con tus manías. Puede que te apegues a ellas y que hayan casi llegado a formar parte de tu identidad o, al contrario, tal vez estás en proceso de abandonarlas, pues comprendes que no tienen cabida en un proceso de crecimiento personal.

Qué hacer con el resultado del test de personalidad sobre las manías

¿Debes cambiar si eres una persona muy maniática? Por supuesto, esforzarse por dar lo mejor de uno mismo y no conformarse con la mediocridad resulta muy positivo, pero siempre hay que mantener la cordura y el control para que las obsesiones no acaben por dominar la vida. ​Solemos centrarnos en nuestra forma particular de ver las cosas, creyendo que es la única y la mejor, pero tenemos que trabajar para ampliar nuestro campo de visión y considerar otras alternativas.

Ante todo debes saber que las obsesiones y las manías no se transmiten genéticamente, sino que se aprenden. Es cierto que existe un componente genético en la inteligencia y que un rasgo frecuente en personas inteligentes es la inclinación a preocuparse en exceso y la búsqueda de la perfección. Sin embargo, la forma –equilibrada o extremista– de sobrellevar estas tendencias se aprende según como funcione el entorno y el modelo familiar. Esto significa que, si las obsesiones se deben a un mal aprendizaje, siempre hay tiempo de desaprenderlas y buscar una manera más sana de relacionarnos con ellas.

¿Recuerdas cómo eras en tu infancia? Hay niños y niñas que, para sentirse seguros y controlar su nivel de ansiedad, buscan en su vida la simetría y el equilibrio. Por ejemplo, ordenan las pinzas por colores, las coletas tienen que llevarlas a la misma altura, tiran un dibujo si no les ha salido perfecto o se frustran muchísimo si no encuentran la última pieza para completar un puzzle.

Si estos pequeños no tienen un acompañamiento emocional adecuado que les haga sentirse seguros y que les enseñe a manejar su frustración y a relativizar si algo no sale como lo han planeado, pueden radicalizar su búsqueda de la perfección en su edad adulta hasta caer en auténticas obsesiones. Aprender a relativizar, trabajar la flexibilidad y rebajar el nivel de exigencia son las claves para dejar de estar gobernados por esta parte controladora de la mente.

¿Qué podemos hacer nosotros? Bajar el nivel de autoexigenciay de búsqueda de la perfección. No pasa nada si no todo está ordenado y emparejado. Recordémonos que resulta imposible lograr la perfección, por lo tanto, relajemos nuestra mente y nuestro nivel de autoexigencia.