La brisa del mar, el olor de la sal y el sonido relajante de las olas rompiendo en la playa crean el entorno perfecto para la relajación y la conexión con nuestro interior. Practicar yoga en la playa es una gran experiencia cuerpo-mente-espíritu que multiplica los grandes beneficios de esta terapia y le añade los de la naturaleza.
Una práctica de yoga en la playa que conecte la respiración con el movimiento te permitirá profundizar más en cada uno de tus sentidos para tener más energía durante el día.
Te sentirás más consciente, conectada y en paz contigo misma. Ser consciente de nuestros sentidos te conducirá a un estado de vida más centrado, más ligero y más tranquilo.
Si practicas por la tarde, el yoga en la playa, además, te ayudará a conciliar el sueño y a dormir mejor regenerando y rejuveneciendo todo tu cuerpo.
Siente la naturaleza
El yoga en la playa produce impresionantes beneficios. El sonido suave y rítmico de las olas del mar estimula nuestros sentidos y hace de la práctica de yoga un espacio fresco de atención consciente y de meditación sensorial.
Escuchar los sonidos de la naturaleza mientras llevamos a cabo respiraciones profundas y relajadas, ayuda a la musculatura a estar más suelta y flexible y elimina tensiones hasta en los tejidos más profundos, lo que facilita el avance en cada postura.
6 asanas para relajarse y reencontrarse