No resulta extraño que tantos niños y jóvenes hayan caído bajo el influjo de las pantallas y los videojuegos. También a los adultos nos sucede. Los brillos, los colores llamativos y la gratificación inmediata de la mayoría de las apps y videojuegos, son estímulos adictivos contra los que resulta muy difícil luchar.

Esta abundancia de incentivos emocionales ha acabado por provocar, en algunos niños, un enganche excesivo y perjudicial a todo tipo de tecnologías.

Cuando el uso de estas tecnologías se convierte en adictivo, algunos niños acaban organizando las rutinas de su vida a través de los videojuegos y las pantallas, dejan de querer socializar y de salir a la calle, se enfadan cuando se les retira, duermen peor... ¿Qué hacer cuándo se empiezan a detectar estas conductas? Si la situación no es grave (en ese caso conviene consultar con un especialista), algunos consejos pueden servir para reconducir la situación.

Medidas para que disminuya su dependencia a las pantallas

Veamos algunos consejos para disminuir, de forma progresiva y respetuosa, el tiempo de uso de la tecnología.

  • Aprovechar lo bueno, sin abusar.

​No se trata de estigmatizar las pantallas. La tecnología puede ser muy útil. Nos ayuda en nuestro trabajo, a estar en contacto con los familiares o amigos que viven lejos y resulta una excelente herramienta educativa y de ocio.

El problema aparece cuando se convierte en una herramienta única y no planteamos otras alternativas. No podemos renegar de ella, pero tampoco debemos abusar. Tenemos que realizar un uso ponderado y procurar ofrecerle a nuestros hijos, para sus actividades de ocio y educación, otras opciones.

  • Presencia de los padres

Cuando las pantallas se convierten en sustitutos de la atención y el tiempo con los padres, es más fácil que se transforme en una adicción. Tenemos que evitar utilizar la tecnología como una niñera que entretiene continuamente a los niños.

Nuestra presencia, incluso cuando estén jugando a algún juego o viendo alguna película o serie es muy importante. Compartamos este tiempo con ellos, podemos implicarnos en el juego, hablar sobre la película. Nuestros hijos tienen que sentir que estamos con ellos, que nos interesan sus actividades, que nos implicamos en su vida.

  • Los padres, el ejemplo

No sirve de nada que queramos desenganchar a nuestros hijos de las pantallas, si ellos ven que sus padres pasan todo el día pegados al móvil y no dejan de consultarlo ni en la playa. El primer paso para que ellos dejen de abusar de la tecnología es que vean en sus padres un ejemplo saludable de su uso.

Leer un libro, dibujar, tocar un instrumento, hacer un puzzle, practicar un deporte, existen miles de alternativas muy divertidas. Sé tú el mejor ejemplo para tu hijo.

  • Acordar un tiempo de uso

Para evitar el abuso, se puede acordar, entre todos, un tiempo de uso de las pantallas. No se trata de prohibirlas, sino de proponer otras actividades para repartir las horas del día. De esta forma, los niños pueden comprobar que hay vida más allá de las pantallas. Resulta fundamental que cada miembro de la familia, niños y adultos, se comprometa a cumplir este acuerdo.

  • Crear nuevas rutinas y costumbres

Para evitar estar todo el día pegados a la tecnología, podemos crear nuevas costumbres y rutinas en la familia. Por ejemplo, decretar las horas del desayuno, comida y cena como horario libre de pantallas. Podemos aprovechar estos momentos todos juntos para hablar sobre nuestros temas de interés, charlar sobre la familia, contar anécdotas, planificar salidas todos juntos, etc.

  • Actividades en familia

Dentro de estas nuevas rutinas podemos programar actividades diarias en familia, cada día de la familia una diferente: pintar juntos, cocinar, leer un libro, pasear, jugar a un juego de mesa, practicar algún deporte, realizar un experimento, etc.

Cualquier niño prefiere a sus padres antes que a la tecnología.

Si le propones hacer alguna actividad conjunta o jugar a algo que le guste, será más fácil que dejen a un lado las pantallas. Recuerda que la atención plena de los padres es el mayor estímulo y la mayor ilusión para un niño.

  • Conectar con la naturaleza

Hemos perdido la conexión con la naturaleza que tanto necesita el ser humano. Volved a salir a pasear por el campo, id a un parque a caminar, disfrutad de un día de playa, montad juntos en bicicleta.

Buscad vuestro momento diario de conexión con la naturaleza en los que podáis compartir juntos estos momentos de relajación alejados de las pantallas.