Tomar una bebida durante la comida, ¿sí o no? La propia pregunta ya demuestra cuánto ha calado en la sociedad la idea de que beber mientras se come diluye los ácidos del estómago y puede dificultar la digestión. Puede haber algo de verdad, pero también es verdad que el agua ayuda en otros procesos relacionados con la asimilación de nutrientes.

Sí, beber diluye el ácido estomacal, pero no pasa nada

El organismo humano produce hasta cuatro litros de jugo gástrico al día, principalmente ácido clorhídrico que sirve para matar bacterias que pueden introducirse con los alimentos y para facilitar el trabajo de las enzimas que descomponen las proteínas en aminoácidos. 

Los digestólogos aseguran que beber un vaso de agua con las comidas no altera la función del ácido clorhídrico y puede tener efectos beneficiosos, como que el quimo (los alimentos ya transformados en una papilla) se deslice mejor en dirección a los intestinos. Este efecto es especialmente deseable en las personas mayores. 

¿Los niños son un caso especial?

Algunos padres dicen a sus hijos que con la comida no se bebe, lo que contribuye a difundir el mito, porque no quieren que se sacien y se distraigan con la bebida y que por ello coman poco. 

En esta situación, mejor que retirarles la bebida de la mesa es decirles que solo pueden beber un vaso durante toda la comida y que harán bien en ir tomándola a sorbos. 

¿Qué bebida es mejor tomar con la comida?

Surge la pregunta, si se permite una bebida en la mesa, ¿cuál es la mejor? El agua tiene la gran ventaja de que no interfiere con el sabor de los alimentos. No se puede decir lo mismo del vino o la cerveza, que además suman calorías. Lo mismo se puede decir de los refrescos y los zumos. 

El azúcar y el alcohol se metabolizan más rápido que los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas que forman parte de los alimentos, por lo tanto, contribuyen a los indeseables picos de glucosa, al sobrepeso y la obesidad. 

Si no te gusta el agua, puedes tomar una infusión sin azúcar.  Aunque alterará el sabor de los alimentos, al menos no incrementará la cuenta de calorías y algunasplantas pueden favorecer la digestión. 

Beber antes de comer puede ser una buena idea

Por cierto, beber un vaso de agua antes de comer puede ser útil. Esto es especialmente cierto para las personas interesadas en reducir la ingesta de alimentos y por tanto, de calorías. 

El estómago se expande debido al agua y se favorece una ligera sensación de saciedad. Como resultado, los ataques de hambre voraz se mitigan y es posible que se coma menos en la siguiente comida. 

La mayoría de las personas bebe muy poco

Hay que tener en cuenta que la mayoría de personas no bebe lo suficiente, lo que es otra razón para no poner prohibiciones.

El cuerpo necesita el líquido, sobre todo para la digestión, por lo que se recomienda que los adultos consuman unos 2,5 litros de agua al día y hacerlo de manera gradual, por ejemplo, un vaso cada hora. 

Nuestro cuerpo necesita agua

Si no se compensa la pérdida de líquidos a través de la orina y el sudor, el cuerpo no puede utilizar de manera óptima el oxígeno y los nutrientes, lo que puede empezar manifestándose con trastornos de concentración, dolores de cabeza y mareos. 

Por otra parte, muchos nutricionistas recomiendan beber el agua tibia para no alterar el "clima" del sistema digestivo. El agua tibia favorece la digestión, especialmente tras una comida copiosa.