Silicio

Este mineral se indica para la artrosis, pero también es un aliado del corazón y ayuda a cuidar las articulaciones. Potencia la elasticidad de los tejidos.

El silicio es, después del oxígeno, el elemento más abundante del planeta, pero no es tan común en el organismo, debido a su escasa solubilidad en agua y líquidos.

Eso no significa que sea poco importante: el organismo lo necesita en pequeñas dosis para funcionar correctamente.

Un gran protector para la piel que evita la degeneración

El silicio se ha demostrado muy útil para el tejido conectivo o conjuntivo.

Las necesidades de silicio pueden aumentar en caso de heridas o fracturas, cuando se precisa un esfuerzo extra de ese tejido. Las lesiones cartilaginosas, como las del menisco (si no se deben a un sobreesfuerzo, como en los deportistas), pueden revelar deficiencias del tejido conjuntivo.

Para la artrosis se recetan a menudo calcio o medicamentos como los alendronatos a fin de mejorar la consistencia de los huesos, pero arthros significa "articulación", no hueso, y esta está impregnada de tejido conjuntivo.

El silicio mejora su formación y con ello la elasticidad de los tendones y las capas músculotendinosas de músculos y arterias. Por eso se indica para el tratamiento preventivo de procesos artrósicos y la arteriosclerosis.

Solo con estas dos indicaciones se abarcan dos de las grandes patologías de la sociedad moderna. Aunque no existe una evidencia científica, el silicio también podría prevenir enfermedades degenerativas del cerebro como el Alzheimer.

Recuperar la elasticidad

En medicina cosmética despierta gran interés el silicio coloidal (generalmente ácido ortosilícico, la forma soluble del silicio), ya que parece prevenir o mejorar las arrugas, uñas frágiles, caída de cabello, piezas dentales mal implantadas y en general la pérdida de elasticidad de la piel, también provocada por el desgaste del tejido conjuntivo.

De ahí la importancia de una buena suplementación en silicio.

¿Cuáles son las mejores fuentes de silicio?

El silicio puede obtenerse a través de una dieta sana y variada, rica en cereales integrales (especialmente avena), frutos secos, manzanas, plátanos y aguas minerales concentradas. En general abunda más en los productos de origen vegetal que en los animales.

La cola de caballo (Equisetum arvense), muy rica en ácido silícico, se considera en fitoterapia la mejor fuente de silicio y puede encontrarse en cápsulas (las infusiones no valen en este caso).

Existen, además, preparaciones de ácido ortosilícico en polvo o formulación líquida.

Debido a su escasa solubilidad en agua, las disoluciones acuosas no son muy adecuadas. Es mejor tomar silicio en polvo o comprimidos.

¿Cuál es la dosis diaria recomendada de silicio?

El cuerpo necesita de 2 a 5 mg al día, aunque no se ha establecido una dosis mínima esencial.

Se aconseja la suplementación en casos de pérdida de cabello, uñas frágiles, enfermedad cardiovascular, arteriosclerosis, tendinitis, artrosis, artritis, recuperación de heridas y fracturas, y aunque sea una indicación más experimental, como tratamiento de apoyo para el Alzheimer.

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