Conservar nuestros recuerdos es conservar lo que ha dado sentido a nuestra existencia, pero, a veces, por una enfermedad como el Alzheimer o por algún trauma psíquico o físico, notamos que nuestros recuerdos se desvanecen y que aquello que tanto queríamos se nos hace ajeno. ¿Te suena familiar?

De eso hemos hablado con Carles Bayod, doctor en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona ha publicado “Cómo retener los recuerdos” (editorial Desclée), que acaba de lanzar un libro donde aborda este tema y propone sensojuegos terapéuticos para estimular la fijación de la memoria y la retención de los recuerdos.

Su interés por los recuerdos y por cómo llegar a retenerlos mejor viene de lejos: " Cuando exploras terrenos nuevos nunca sabes lo que vas a encontrar, esta es la magia del investigador. En este caso, las respuestas vinieron de manos de los miles de alumnos que colaboraron en mis investigaciones a lo largo de cincuenta años. Entre otros beneficios, notaron una mayor capacidad de fijación en la memoria de los elementos con los que estaban trabajando, lo cual incentivó mi interés por este tema", nos cuenta Carles Bayod.

De los resultados de este trabajo de investigación ha nacido tu libro. ¿Cómo nos puede ayudar?
El libro está recomendado a todo el mundo, pues a parte de ayudarles a retener mejor los recuerdos, también les reportarán otros importantes beneficios. El primero de ellos es que se acostumbrarán a trabajar con otro tipo de inteligencia mucho más rápida y profunda. Nos han enseñado a trabajar con un tipo de inteligencia lineal, descriptiva, pero a través de los sensojuegos del libro, desarrollaremos un tipo de inteligencia global, holística, estética y cuántica. 

La informática que todos conocemos trabaja con bits, un bit es una combinación de unos y ceros con los cuales se construyen las palabras, los números, etc. Pero ahora ya existe la informática cuántica en la que, en lugar de bits, se trabaja con cúbits. Y, ¿qué es un cúbit? Pues son dos o más bits leídos simultáneamente. Lo que en física cuántica llaman una superposición cuántica. Pues este cambio es el que se produce en nuestro cerebro con los sensojuegos. 

¿Hemos perdido capacidad de retención de memoria?
Actualmente tenemos a nuestra disposición tecnología que sustituye a la memoria incluso a ciertas habilidades que eran fundamentales en nuestro trabajo y en la vida cotidiana. Un ejemplo es el GPS que hace que no sea necesario retener las rutas para llegar a un lugar porque este aparato nos conduce a él, o las calculadoras que evitan el cálculo mental. Estas y muchas otras ayudas hacen que los mecanismos de retención de la memoria se relajen y poco a poco, por falta de ejercitarla, se vaya debilitando.

¿Cuánto de importante es ejercitar la memoria a diario? Y, ¿desde cuándo podemos empezar a hacerlo?
–Ejercitar la memoria es fundamental, pues la inteligencia trabaja con registros de memoria, tanto antiguos como inmediatos. Pero los registros en la memoria larga son importantes porque son nuestra propia conciencia de ser. La memoria debe ejercitarse desde que nacemos para poder fijar cada etapa de desarrollo cognitivo, personal y social. En otro libro mío también publicado por la editorial Desclée, titulado Juguemos a sentir, el gobierno de México encargó una edición especial de 11.300 ejemplares, para distribuir por todas las escuelas del país, por su innovación pedagógica. En el libro se muestra cómo impartir todas las asignaturas a través de sensojuegos. Con ello cambiaríamos el paradigma social actual de personas con la tradicional inteligencia lineal, por una sociedad de personas con una inteligencia holística y cuántica. 

De hecho, tu libro ayuda a retener los recuerdos estimulando las sensaciones. ¿Cómo podrías explicarlo?
–El mecanismo de un sensojuego es muy fácil: es expresar la sensación de cualquier elemento con otra sensación expresada con un soporte expresivo distinto. Por ejemplo, expresar un tacto con un sonido, o la sensación de un pensamiento con un grafismo o una expresión con el cuerpo. Al tener que expresar lo que se vive con otro medio necesitamos sentir lo que estamos viviendo, esto ya es importante, y luego, al expresarlo, fijamos la sensación de lo vivido y la archivamos como sensación en diferentes áreas de nuestro cerebro.

Con lo que el archivo de la memoria es mucho más amplio y emocional, cosa muy importante en los recuerdos. Todos hemos experimentado, que cuando hemos vivido algo cargado de sensaciones o emociones, se nos ha quedado para siempre fijado en la memoria. Un ejemplo es el olor de una casa o de una persona u otro objeto que hace que, cuando sentimos aquel olor, este arrastre un montón de recuerdos relacionados con él. Lo mismo sucede con los demás sentidos, y si utilizamos todos los sentidos para vestir un recuerdo a través de los sensojuegos, como se propone en el libro, el archivo sensológico es total.

¿Cómo aparecieron en tu vida los sensojuegos?
Los sensojuegos aparecieron como algo natural. Había llegado a comprender los mecanismos del arte y la estética que son siempre superposiciones cuánticas; o sea, que se leen varios elementos estéticos simultáneamente, produciendo lo que llamo tensiones interestéticas. Estas tensiones interestéticas conforman un lenguaje cuántico de una dimensión extraordinaria. El artista es un sujeto que nace con una inteligencia cuántica natural y que desarrolla posteriormente a través de la realización de su obra o la contemplación de otras obras de arte. Al comprender este sistema me fue fácil crear los sensojuegos como una forma de hacerle el juego al cerebro y activar su capacidad cuántica.

Entonces ¿podemos retener sensaciones a través de la Sensología?
La sensología es la ciencia de las sensaciones no verbalizables. Por tanto, la sensologia trabaja con sensaciones a nivel cuántico. Una sensación se percibe como algo parecido a un bit, tenemos unos receptores; los sentidos, que nos dan la información de esta percepción. Pero cuando expresamos una sensación con otro medio expresivo estamos creando una superposición cuántica, al simultanear la naturaleza de lo percibido con la naturaleza de lo expresado. Esto hace que la sensación se fije más fuertemente en la memoria, de forma que podamos trabajar más eficientemente con ella y que nuestra inteligencia funcione más rápida y creativa, y mejore considerablemente nuestro equilibrio emocional. 

En el libro propones distintos sensojuegos a través de cuatro niveles. ¿Cuáles son y por qué los divides en estos cuatro niveles?
Hay un orden natural por el que se desarrollan los cuatro niveles: Primero tenemos que desarrollar nuestra capacidad de sentir y expresar sensaciones, como una gimnasia sensológica. Segundo, tenemos que aprender a sentirnos en todos los niveles, cosa que sería muy difícil sin haber practicado en el primer nivel. Tercero, tenemos que aprender a sentir a los demás y empatizar con ellos, cosa que sería imposible si antes no hemos aprendido a sentirnos a nosotros mismos. 

Y cuarto, aprender a sentir el entorno. En el entorno está nuestro tercer cerebro. El entorno está lleno de sensaciones que muchas veces se corresponden con vivencias, recuerdos o informaciones heredadas genéticamente, que son estimuladas y rescatadas al percibir la misma sensación formada por varios elementos combinados al azar, que juntos crean una sensación estética, que rescata nuestro recuerdo o conocimiento, del nivel en que se halle.

¿Podrías ponernos unos ejemplos de cada nivel?
Primer nivel: expresar el tacto de un cristal y el de un jersey de punto, a través de dos sonidos. Segundo nivel: Expresar las sensaciones del aire como entra en nuestros pulmones y mordernos la lengua, a través de dos movimientos con una mano. Tercer nivel: Expresar la forma de caminar de dos personas conocidas, a través de la forma como dibujas dos jarrones. Cuarto nivel: Expresar la sensación de estar dentro de una habitación y la sensación de estar en el exterior con el viento y los árboles y el espacio abierto a través de dos sabores.

En los sensojuegos se trabajan las sensaciones de dos en dos, para poder, por el contraste, fijarlas en el tiempo y poder preguntar: ¿Cuál corresponde a cuál?, como base de la competición del juego.

Los sensojuegos son para hacerlos solos o acompañados. ¿Qué diferencia hay?
Los sensojuegos pueden resolverse estando uno solo. Pero al jugar con otras personas hay una cierta competición y un mayor interés en realizarlos bien. 

¿Qué tienen que tener en cuenta aquellas personas que presenten pérdida de memoria, Alzheimer u otras enfermedades relacionadas con la memoria?
Tienen, simplemente, que soltarse a la dinámica del sensojuego como una herramienta terapéutica. En estos casos en los que hay una patología, es siempre preferible jugar con más personas para crear una dinámica más atractiva del juego. Algo importante que se señala en el libro, es que los elementos con los que se va a jugar formen parte de la vida y los recuerdos del jugador principal.

¿Cómo les pueden ayudar los sensojuegos en este caso? 
–Lo primero es que el juego es un elemento innato de la persona y la mayoría de animales por lo que, como terapia, ya resulta atractivo. Por otra parte, les saca del aislamiento que la propia pérdida de memoria comporta, al rescatar determinados recuerdos que no sabían que tenían y que les ayudarán en lo posible a reconstruirse como persona y a volver a socializar. También, al vestir los recuerdos con sensaciones, les ayudarán a archivarlos mejor y hacer sensológicamente más intenso su presente, de forma que, el recuerdo de dicho presente, quede más intensamente archivado. La experiencia en todos estos años ha sido con alumnos de todas las edades. En todos ellos ha habido un cambio profundo en su forma de ver las cosas, en su capacidad creativa y en su forma de retener los recuerdos vividos en contacto con la sensología.