Sin memoria viviríamos en un presente permanente. Es la fuerza que une aprendizaje, entendimiento y conciencia, y nos conocemos a nosotros mismos y al mundo sólo porque recordamos. Se trata, pues, de un proceso psicológico básico.

La memoria se puede definir como un conjunto de sistemas y procesos que permiten registrar, retener y recuperar la información.

  • En la fase de registro entramos en contacto con la información, de manera que son determinantes tanto los sentidos como la capacidad de atención. Un registro deficiente aborta el desarrollo normal del resto del proceso de memorización.
    De hecho, no pocas veces lo que se considera un problema de memoria no es más que una falta de atención: sólo podemos memorizar aquello a lo que hemos atendido previamente.
  • En la fase de retención interviene todo aquello que favorece la consolidación e implantación de los datos.
  • En la recuperación se evoca la información previamente registrada y retenida.

Estas tres fases pueden alterarse en su conjunto o por separado.

Tipos de memoria

Tanto experimentos de laboratorio como la presencia de ciertas alteraciones cerebrales han demostrado que, al hablar de la memoria, deberíamos hacerlo en plural, pues existen diferentes tipos de memoria.

Una de las propuestas de mayor impacto a la hora de clasificar las distintas memorias es el llamado modelo multialmacén de Atkinson y Shiffrin, según el cual existen tres almacenes diferentes de memoria: los registros sensoriales, el almacén de memoria a corto plazo y el de memoria a largo plazo.

Memoria sensorial

La memoria de los registros sensoriales se llama memoria sensorial. De forma general, la información que llega a través de los sentidospermanece en este almacén menos de un segundo. Después decae o continúa procesándose en el sistema cognitivo. Su principal función es prolongar durante un corto periodo de tiempo los estímulos, a fin de asegurar su procesamiento posterior. Su desarrollo ha desempeñado probablemente un papel decisivo en la evolución.

Memoria a corto plazo

Parte de la información seleccionada y almacenada por la memoria sensorial pasa a la memoria a corto plazo, donde se retiene entre 15 y 20 segundos, nunca más de 30. También es limitada su capacidad, suficiente para recordar, por ejemplo, una dirección o un número de teléfono.
Aunque existen algunas diferencias de concepto, en ocasiones se utiliza como sinónimo de la memoria a corto plazo la llamada memoria operativa o de trabajo. Este tipo de memoria permite procesar y retener temporalmente en activo porciones limitadas de información, mientras son elaboradas e integradas con otras, como paso previo a su almacenamiento en la memoria a largo plazo, y gracias a ella, funcionamos de un instante al siguiente.

Memoria a largo plazo

La memoria a largo plazoseria como el disco duro del ordenador, que permite mantener la información procedente de la memoria a cono plazo durante largos periodos de tiempo, con una capacidad ilimitada. La memoria a largo plazo se divide en dos grandes categorías.

  • Por un lado, la memoria de procedimento o implícita, que permite recordar los patrones de acción aprendidos, como ir en bicicleta, hacer una paella, coser, etc.
  • Por otro lado, la memoria declarativa o explícita, que se clasifica, a su vez, en memoria semántica y memoria episódica.
    • La memoria semántica es el conjunto de conocimientos generales que tenemos sobre el mundo, independientes de un contexto determinado; es la que utilizamos, por ejemplo, para recordar los ríos de España o los ingredientes de una receta, y es competencia, de manera preferente, del hemisferio cerebral izquierdo.
    • Por el contrario, la memoria episódica se refiere al conjunto de recuerdos correspondientes a episodios vividos personalmente, experiencias e informaciones aprendidas en un contexto temporal-espacial preciso, como la finalización de los estudios, una mudanza de casa o el día del nacimiento de un hijo, y se ubica en el hemisferio derecho.

Cómo funciona la memoria según la ciencia

La memoria y sus diferentes mecanismos siguen guardando importantes enigmas, pero se conocen ya muchos de sus aspectos fascinantes.

Unir las piezas

Frente a este modelo, las investigaciones apuntan a que no existe un almacén de los recuerdos propiamente dicho, sino que pedazos de un recuerdo determinado están almacenados en diferentes redes neuronales por todo el cerebro.

Un recuerdo puede definirse como un grupo de neuronas que se excitan juntas según la misma pauta cada vez que se activan

El primer recuerdo

Por lo general, no tenemos recuerdos conscientes anteriores a lo ocurrido antes de los tres años. Sucede así porque hasta ese momento el hipocampo, una estructura cerebral que permite que se asienten las memorias a largo plazo, no ha madurado.

Memoria holística

Al parecer, recordamos el 90% de lo que hacemos, el 75% de lo que vemos y el 20% de lo que oímos. El aprendizaje es más eficaz, pues, cuando hacemos intervenir a todo el cuerpo.

Por ejemplo, a la hora de estudiar un texto es recomendable caminar por la habitación repitiendo en voz alta y con los ojos cerrados la información, intentando asimismo visualizarla.

El poder de las emociones

Las emociones están estrechamente asociadas a la memoria. En general, es más fácil recordar los acontecimientos que nos causan gran alegría o pena.

Lo que tiene un significa- do emocional asociado se recuerda mejor. Por ejemplo, para acordarnos de comprar plátanos podemos pensar: "¡Me encantan los plátanos!".

Aguzar los sentidos

Por ejemplo, al conocer a una persona tendremos más posibilidades de acordarnos de ella en el futuro si nos fijamos en su aspecto físico, el tono de su voz y su olor. Utilizando varios canales sensoriales la información percibida se asocia entre sí, y se archiva al mismo tiempo en diferentes territorios del cerebro, es decir, en una porción más amplia.

Memoria de testigos

Los estudios sobre memoria de testigos indican que a menudo son poco precisos: pueden incluso aportar recuerdos no basados en el suceso original.

La memoria es frágil y la información de los testigos en muchas ocasiones no se corresponde con el hecho real.

Las bases de la memoria

En muchos aspectos, la memoria define la calidad de vida, pues interviene de manera decisiva en algunos de sus aspectos fundamentales: autonomía y crecimiento personal, relaciones afectivas vida social, formación, trabajo, salud... De ahí la importancia de conservarla y mejorarla cuanto se pueda.

Gozar de buena memoria no sirve sólo para sorprender a los amigos con recursos de salón o hacer alguna que otra proeza sin aplicación práctica.

Una premisa básica es mantenerla activa. Pero, además, su capacidad y rendimiento mejoran con algunas técnicas y estrategias, la mayoría de las cuales, como señala el experto en memoria Kenneth L. Higbee tienen como punto de partida los siguientes principios básicos:

  • Atención. La atención funciona como una linterna capaz de iluminar sólo una parte limitada de toda la realidad de los estímulos y, por lo tanto, su dirección determina nuestros recuerdos y nuestra experiencia. De ella depende la fase de registro y, por consiguiente, también las fases de retención y recuperación.
  • Organización. Resulta fundamental en muchos órdenes de la vida y la memoria no es ninguna excepción, pues facilita en gran medida la retención y recuperación de la información. Las claves para organizar son numerosas: por orden alfabético, de mayor a menor o viceversa, categorías, orden cronológico... Lo importante es escoger la que mejor nos funcione en un momento determinado.
  • Asociación. Es un principio muy poderoso que, en esencia, consiste en relacionar una información nueva con otra familiar bien conocida. Cuando queramos recordar, esta última "tirará del hilo" de la nueva. Se puede utilizar casi siempre y ayuda mucho, por ejemplo, a recordar nombres, una tarea con la que muchas personas tienen dificultades.
  • Significación, Es la antítesis de la memorización "tipo loro": cuanto más sentido tenga una información más fácil será acordarse de ella. El significado permite la creación de una huella profunda que va a facilitar la recuperación de la información cuando lo deseemos. La organización y la asociación están estrechamente relacionadas con este principio.
  • Visualización. Consiste en la creación de imágenes mentales de la información que hay que memorizar. La evidencia experimental señala que las personas que tienen mayor facilidad para visualizar recuerdan, en general, más y mejor en cualquier prueba de memoria.

Cómo mejorar la memoria

Una buena estrategia para utilizar con la máxima eficiencia estos principios básicos es preguntarnos, cuando nos encontremos ante cualquier información que nos interese memorizar, "qué puedo hacer para recordar esto mejor". Y entonces elegir "a la carta" las estrategias que creamos más adecuadas para cada caso. Practicando llega un momento en que se hace automáticamente.

Además, hay que contar también con otros tres factores básicos:

  • Repetición. Es una estrategia importante que se puede utilizar casi siempre, pero en muchas ocasiones no suficiente por sí sola para un recuerdo efectivo. Cuando sólo repetimos "aprendemos las cosas de memoria" , una estrategia que ha demostrado sobradamente sus limitaciones. Las posibilidades de recordar aumentan si repetimos en voz alta.
  • Relajación. La tensión y la ansiedad consumen muchos recursos mentales y las tres fases de la memoria se resienten de ello. Podemos llegar a experimentar un bloqueo o "quedarnos en blanco".
  • Motivación. El interés y la curiosidad son la llave que abre la puerta a la memorización y al aprendizaje. Porque cuando están presentes prestamos mayor atención y coloreamos la información de emociones positivas.

¿Por qué se nos quedan las cosas "en la punta de la lengua?"

La información está almacenada, como se demuestra cuando posteriormente se reconoce, pero en ese momento... ¡la tenemos en la punta de la lengua! Una manera muy gráfica de explicar que sentimos muy próximo lo que queremos recordar, a punto de aparecer. ¿Quién no ha experimentado alguna vez esa sensación desasosegante?

Se trata de un problema de memoria muy frecuente, transitorio y sin consecuencias del que somos plenamente conscientes. Se suele producir, al menos, una vez por semana y en el 95% de los casos la información vuelve a la conciencia, a menudo de forma inesperada.

Para explicar este fenómeno se han propuesto numerosas hipótesis. Entre ellas está la hipótesis psicolingüística del bloqueo, según la cual la recuperación de la respuesta está inhibida por la palabra o palabras pantalla que se perciben como incorrectas.

Para el enfoque metacognitivo, la cuestión planteada activa todo un conjunto de informaciones relacionadas con la palabra buscada, ejerciendo efectos contradictorios: dificultan el acceso a la información correcta y al mismo tiempo aumentan la convicción subjetiva de que la respuesta correcta va a emerger.

Los enemigos de la memoria

Olvidar no siempre es un problema. Existe un olvido que se puede calificar de normal, resultado de la reorganización de la memoria y que tiene un importante papel adaptativo.

Por otro lado, en la actualidad se considera que el proceso de olvido en la memoria a corto plazo consiste en un problema de pérdida de información, mientras que el olvido en la memoria a largo plazo es un problema vinculado a una deficiente codificación o recuperación de la misma.

Pero sí es cierto que algunos hábitos, conductas o sustancias disminuyen el rendimiento de la memoria. Una alimentación desequilibrada, un descanso insuficiente, las preocupaciones, la ansiedad, el estrés, la depresión, el consumo de alcohol y otras drogas, así como determinados medicamentos repercuten negativamente sobre la memoria.

A diario nos enfrentamos a cientos de tareas y a menudo olvidamos lo que queremos hacer si no lo hacemos de inmediato. La llamada memoria de trabajo, de corto plazo, es la que se utiliza de forma más cotidiana y la que se ve más afectada por los procesos de envejecimiento.