¿Qué es el budismo? ¿Cómo introducirse al Buda-Dharma? ¿Qué enseñanzas nos brinda el budismo sobre la vida? El maestro zen Steve Hagen, autor del libro El budismo explicado con sencillez (Ed. Diana), nos lo ezplica en este artículo. 

¿Qué es el budismo?

El auténtico budismo empieza en el hecho. Nace de la percepción, de la experiencia directa. En realidad, el budismo verdadero no es un «ismo». Es un proceso, una conciencia, una apertura, una voluntad de búsqueda. En ningún caso es un sistema de creencias, ni siquiera (como normalmente la entendemos) una religión. Es más preciso hablar de las «enseñanzas de los que están despiertos» o «buda-dharma».

Para acercarnos al budismo, pretender encontrar la Verdad, antes hay que deshacernos de nuestros prejuicios y creencias. Debemos ser capaces de ver las cosas como son, y no como esperamos o deseamos que sean o creemos que deben ser. El budismo no se basa en la fe. No se basa en aceptar dogmas ni creer en determinadas doctrinas o principios. Se basa en examinar el mundo con detalle y conciencia, en verificar cada idea. El budismo se basa en ver. Se basa en el conocimiento y no en las creencias, la esperanza o el deseo. Se basa en no tener miedo a analizar cualquier cosa, incluidas nuestras motivaciones personales.

El mensaje siempre es examinar y ver por uno mismo. El fundamento del budismo es ver. Eso es todo. Suele decirse que el budismo no cuenta ninguna historia sobre la creación, ni especula acerca de si iremos a una especie de más allá. En realidad, el buda-dharma no habla en absoluto ni de principios ni de finales. De hecho, a menudo se llama «el camino del medio».

Cómo introducirse en el buda-dharma

Para introducirte en el buda-dharma deberás empezar con lo que percibes mediante la experiencia directa. Nunca se te pedirá que aceptes una creencia ni que creas algo que se imagina que es cierto. El buda-dharma no te pedirá aceptar ninguna explicación concreta sobre cómo son las cosas. La Verdad no requiere explicación. Basta simplemente con verla.

El Buda decía que la condición humana es como la de alguien a quien han disparado una flecha: dolorosa y urgente. Pero, en vez de buscar un remedio inmediato para nuestra desgracia, pedimos detalles acerca de cómo es el arco que ha lanzado la flecha. Queremos saber cómo es y de dónde viene la persona que tensó el arco. Al abordar nuestro problema nos preguntamos muchas cosas, intrascendentes en su gran mayoría. Nos cuestionamos los orígenes y los finales, pero nos olvidamos del momento preciso. Lo olvidamos a pesar de que vivimos en él. Debemos, antes que nada, aprender a viajar al ahora.

Primera verdad del budismo

Imagínate que ves un grupo de personas sentadas frente a un suntuoso festín. Ante ellas, largas mesas repletas de deliciosos manjares. Pero las personas no comen. Llevan mucho tiempo sentadas ante ese banquete y se están muriendo de hambre lenta pero irremediablemente, porque no se dan cuenta de que lo que necesitan es comer.

Muchos de nosotros sentimos que algo falla en nuestras vidas, pero no tenemos ni idea de cuál es el problema, ni de qué deberíamos hacer al respecto. Podemos llegar a ver, tal vez de forma confusa, que tenemos la comida ahí delante, pero no alcanzamos a relacionarla con el dolor que sentimos dentro, ni siquiera cuando ese dolor se hace más intenso.

Todo cuanto necesitamos para aliviar esa insatisfacción está ante nosotros, pero no nos damos cuenta. Según el buda-dharma, ese estado de tristeza, esa insatisfacción profunda y permanente, de algo que anhelamos y no vemos, es la primera verdad de la existencia, también conocida como duhkha o sufrimiento. Todo el dolor que nos causamos a nosotros mismos y a los demás proviene de nuestros propios actos. Nace de nuestros corazones y de nuestras mentes, de nuestra confusión. Y si no acertamos a ver, se perpetua, se trasmite generación tras generación.

El buda-dharma se basa en la Realidad. Ni promete la luna, ni es un espejismo ni niega lo que es la vida humana. No hay intento alguno de maquillar, encubrir o reinterpretar los hechos.

Segunda verdad del budismo

La segunda verdad del budadharma es que la insatisfacción surge de nosotros mismos. Surge de la ignorancia, de la ceguera ante nuestra situación real, del deseo y el anhelo de que la Realidad sea algo que no es. Realidad es lo que nos hace sentir insatisfechos.

Tras haber obtenido sus primeros mil millones de dólares, a Henry Ford le preguntaron cuánto más quería. La respuesta fue que quería solo un poquito más. Eso es lo que nos pasa a nosotros. Puesto que no conocemos nuestra situación real, estamos programados para no estar nunca satisfechos, y estar en la confusión.

Tercera verdad del budismo

La tercera verdad es que podemos comprender cuál es el origen de nuestra insatisfacción y, en consecuencia, ponerle fin hasta en sus formas más profundas y existenciales. Igual que surge el duhka, también es susceptible de desaparecer. Su desaparición significa el fin de la confusión, el nirvana, y se refiere a todo eso que no ha nacido, desarrollado y condicionado, todo lo que puedes concebir, incluso tú mismo. Mira a tu alrededor, no hay nada que no se origine, se desarrolle o exista en relación con otras cosas.

Buda afirmó que hay un aspecto del nirvana que está a nuestro alcance a través de la percepción, y podemos verlo, pero no podemos conceptualizarlo o concretarlo. Nada perdura. Nuestro cuerpo, nuestra mente, el mundo, están en constante movimiento. Los pensamientos, los sentimientos, los juicios surgen unos detrás de otros, brotan y se mustian como una flor. El nirvana es ver, diáfana y completamente, que eso es así.

Cuarta verdad del budismo

La cuarta verdad nos ofrece un medio para experimentar esa comprensión cabal y se conoce como «el camino óctuple». No es un camino que podamos tomar para ir del punto A al punto B. Su peculiar naturaleza proviene del hecho de que, en el momento en que empezamos a recorrerlo, lo percibimos en su totalidad. Con todo, a cada paso que damos podemos conseguir un conocimiento más profundo de él.

Namkha Rinpoche

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"Se sufre de querer felicidad"

Todas estas cuatro verdades del budismo llevan a la comprensión, el «nirvana» o «iluminación», si bien una denominación más exacta podría ser la «libertad mental». Solo destacar que lo más relevante es que está al alcance de todos nosotros, sin excepción. Todos podemos ver.

La inclinación de la mente

Nuestro problema proviene de lo que Buda describió como la «inclinación mental»: «Quiero eso ahora», «Ya no quiero eso». En cualquier caso, definimos lo que queremos o no como algo separado de nosotros. Es una mente llena de ansias y anhelos. El duhkha, el dolor o el sufrimiento, está asociado a la elección, y enferma la mente.

En la mente iluminada no hay ningún tipo de inclinación. Aunque vivimos en una cultura en la que se nos ha enseñado a ver la libertad como la maximización de la elección, eso no es en absoluto la auténtica libertad. En realidad, se trata de una esclavitud. La verdadera libertad se encuentra más fácilmente en una vida en la que hay que hacer pocas elecciones.

Cultivar el arte de ver

Con el término de "visión apropiada", Buda se refería a no dejarse atrapar por una visión en particular, por las ideas, las creencias o las opiniones. La visión del Buda es aquella en la que se ven las cosas como son; una visión que no es rígida, que admite el constante movimiento del mundo, es sana; es el Todo; incluye todo; no deja nada fuera.

Otro elemento del camino es la verdadera intención o el propósito apropiado, y se asemeja a una persona a la que se le prende el cabello. Si a ti se te incendiase el cabello, no sopesarías los pros y los contras de apagarlo. Si lo tuvieras en llamas, no te irías por las ramas. No verías alternativa. Actuarías.