Los neurocientíficos sospechan desde hace tiempo que determinadas infecciones que afectan al cerebro pueden aumentar el riesgo de demencia. Por ejemplo, tanto la bacteria Porphyromonas gingivalis, responsable de la enfermedad de las encías, como el virus del herpes simple, que causa el herpes labial, se han relacionado con la enfermedad de Alzheimer.

Además, los casos de “demencia reversible”, que se curan con tratamiento antifúngico, por ejemplo, están empezando a inspirar un enorme interés en la idea de que nuestros cerebros están llenos de microorganismos y que un desequilibrio o disbiosis en este “microbioma cerebral” puede predisponer a las personas a las enfermedades neurodegenerativas, según informa la revista New Scientist.

El cerebro no está libre de microorganismos

Hasta hace muy poco se pensaba que el cerebro estaba completamente libre de microbios porque la denominada barrera hematoencefálica cumplía con su función de no dejar entrar a agentes patógenos y toxinas.

Sin embargo, un estudio de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), encabezado por el doctor Richard Lathe, ha hallado en los órganos almacenados en cuatro "bancos de cerebros" en el Reino Unido y Estados Unidos una gran variedad de microbios.

En el cerebro pueden vivir 100.000 especies distintas de microorganismos

Lathe y sus colegas estiman que este microbioma cerebral contiene unas 100.000 especies, aproximadamente la quinta parte que el microbioma intestinal. De toda la variedad de microorganismos, aproximadamente 1.000 especies “básicas” constituyen el 90 por ciento de la población.

Los investigadores también descubrieron que, en las personas con la enfermedad de Alzheimer, ciertos microbios estaban sobrerrepresentados. Entre ellos se encontraban especies de hongos Cryptococcus y Candida, bacterias Streptococcus y Bacillus, así como un alga no identificada hasta el momento.

Aunque el estudio aún no se ha publicado en una revista revisada por pares, coincide con la investigación realizada por Jeffrey Lapides y sus colegas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Drexel en Pensilvania (Estados Unidos). Estos científicos examinaron el tejido cerebral de 32 personas fallecidas y encontraron tres especies que estaban asociadas con el desarrollo del Alzheimer.

No se sabe en qué medida el microbioma cerebral influye sobre la salud

Los científicos aún no pueden asegurar que el microbioma cerebral constituya un ecosistema que determine la salud cerebral, como ocurre en el intestino. Una pregunta que se hacen es si se puede cuidar la salud mental cuidando este microbioma. 

Se desconoce si algunos microorganismos causan la degeneración neuronal o aparecen como consecuencia de ella. El doctor Lapides sospecha que el cerebro puede enfermar como consecuencia de la lucha entre bacterias que buscan el dominio. Podría ser que esa lucha produzca sustancias tóxicas.

Aún no se sabe cómo es posible que en el cerebro haya bacterias, hongos y algas. En el caso de la Candida albicans, un hongo que se encuentra comúnmente en nuestro intestino, donde se mantiene bajo control mediante bacterias "amigables". La doctora Aimée Parker, del Instituto Quadram de Norwich (Reino Unido), y su equipo descubrieron que los ratones con un microbioma intestinal debilitado tenían más probabilidades de tener Candida albicans en el cerebro.

Una hipótesis para el alzhéimer

En los seres humanos, es posible que el tratamiento con antibióticos a largo plazo pueda poner en marcha la conquista del cerebro por determinados microorganismos al alterar el microbioma intestinal. Cuando el hongo alcanza la barrera hematoencefálica, las investigaciones muestran que puede expulsar sustancias químicas que permeabilizan la membrana de la barrera hemotoencefálica, abriendo espacios para penetrar en el cerebro.

Esta podría ser la razón de que se desencadene la producción de una sustancia química llamada beta-amiloide, que hace que las células inmunitaria del cerebro, conocidas como microglía, combatan el crecimiento de hongos. Al parecer, si este proceso sale mal, la beta-amiloide podría acumularse en las placas asociadas con el Alzheimer. 

Todo está por descubrir en relación con el microbioma cerebral y su influencia sobre la salud mental, pero se abre la puerta a que al menos algunas enfermedades puedan curarse en el futuro. 

Referencias científicas: