Cuando tropezamos y nos caemos en plena calle sentimos apuro, vergüenza, dolor, la sensación de haber hecho el ridículo.
Si no se nos ha roto ningún hueso, nos sacudimos el polvo, miramos si hay rasguños y, a veces, nos sorprende la risa... por la alegría de haber salido ilesos o para disipar la tensión.
Caer, ser aplastado, reprimido, atacado o violentado, rodar por el suelo, ser amenazado, empujado... estas acciones en lo físico y en lo psíquico se sienten como desagradables.
Lo agradable es levantarse, estar bien considerado, ser tratado amablemente, ser elogiado con sinceridad...
Sin embargo, en la vida los dos polos existen y se realimentan. Nuestro cuerpo se templa y armoniza entre uno y otro.
Cuentan que un burro viejo cayó a un pozo seco. Al no poder sacarlo, el amo con mucho duelo pidió ayuda a los vecinos para enterrarlo y tapar el pozo.
Al principio, al ver que le lanzaban tierra y piedras, el burro se resignó, pero luego comenzó a sacudirse y a patear. El pozo seguía cegándose pero él iba quedando sobre la tierra aplastada y así logró salir.
Cuando nos caemos o somos amenazados tenemos el reflejo de sacudirnos y patear; puede ser primitivo pero ayuda a salir a flote.
Para aprender a caminar, a veces hay que caer y levantarse. Muchos filósofos, pensadores y artistas han reflexionado sobre ello y nos han dejado grandes frases célebres para tener en cuenta cuando la vida nos da un revés, cuando tenemos que volvernos a levantar.
Lo importante no es no caer nunca sino saber incorporarse tras las caídas, porque de vez en cuando la vida nos envía al suelo. Puede ser en el trabajo, en el amor, en la salud... ¡Y cómo duele!
¿Cómo aprender a caer?
Es vital saber cuidarse, saber caer y no lastimarse. Hacerlo evita lesiones, mejora el sistema de alerta y la flexibilidad, y permite asumir caídas inesperadas.
Lo siguiente es aprender a levantarse. Si se toma la caída como una experiencia de la cual se aprende, los problemas se convierten en oportunidades.
Entrenarse a caer no significa entrenarse en el papel del perdedor. Es aprender a comunicarse con uno mismo y con los demás.
Desarrollar el arte de caer y levantarse es aprender a recibir presiones, ataques sorpresa en la vida cotidiana.
Mejora la percepción, ayuda a protegerse, a ganar control sobre uno mismo y las circunstancias, y a ver los puntos débiles propios y ajenos.
Para levantarse es básico sentir el suelo, la tierra y sus apoyos; luego, con esos apoyos, intentar levantarse uno solo de todas las formas posibles; y finalmente levantarse con la ayuda de alguien que nos tienda la mano. Es importante examinar todos los puntos de apoyo y agarrarse bien para levantarse con seguridad.
Cuando aprendemos a caer logramos saber apreciar lo instintivo e intuitivo de nuestro cuerpo, sentir cuándo somos manipulados y saber recuperar nuestro propio centro de energía y equilibrio.
Para practicar, túmbate en el suelo, boca abajo o boca arriba, e intenta levantarte de todas las formas posibles, al menos un rato al levantarte o antes de acostarte. Parece un consejo ridículo: al hacerlo, no olvides la sonrisa, el entusiasmo y el sentido del humor.
Estas frases de la vida para aprender a levantarte te ayudarán a verlo todo desde otra perspectiva.
25 frases célebres para aprender a levantarte