Los artículos que adquirimos cotidianamente para vivir cómodamente pueden tener un gran impacto negativo en la salud y la naturaleza. Ante cualquier decisión de compra, ya sea de un bien o de un servicio, deberíamos detenernos a pensar, primero, si es algo realmente necesario, y después, si no existen opciones mejores para nuestra salud, la sostenibilidad y la ecología.

Vídeo: 4 envases tóxicos que debes evitar por tu salud

1. Microplásticos

Se pueden encontrar diminutas perlas de plástico en muchos exfoliantes y geles de ducha convencionales. Debido a que las plantas de tratamiento de aguas residuales no pueden filtrar adecuadamente estos microplásticos, ingresa en las aguas subterráneas casi sin obstáculos. Allí se mezcla con otros contaminantes y acaba muy probablemente en vertederos de lodos o en el mar.

Los microplásticos son peligrosos para los peces y las aves acuáticas porque ingieren las partículas con la comida. ¡Y todo esto a pesar de que las partículas de plástico en los productos para el cuidado son completamente superfluas, innecesarias!

Además de los cosméticos, otra fuente de microplásticos son las prendas de vestir de fibras sintéticas, que las desprenden continuamente, sobre todo durante el lavado.

Para evitarlos, adquiere cosmética natural y moda con tejidos naturales.

2. Papel higiénico de fibra fresca

A todo el mundo le gusta que el papel higiénico sea agradable, suave y lo más barato posible. Muy pocos están interesados ​​en saber con qué material está hecho, y eso es malo, porque para fabricar el papel higiénico convencional se talan árboles.

Si no quieres tirar nuestros bosques por el inodoro, es mejor que compres papel higiénico reciclado. No te preocupes, la gama actual de papel higiénico reciclado no tiene mucho en común con el papel gris y áspero que todos recordamos de antaño.

3. Papel de aluminio

Mucha gente usa papel de aluminio para envolver alimentos, pero no es una buena idea, la producción de aluminio es extremadamente contaminante, debido al alto consumo de energía, además de ser un peligro potencial para la salud.

El papel de aluminio puede representar un riesgo para la salud si entra en contacto con alimentos ácidos, grasos, alcalinos o salados. Estos atacan el metal, lo que significa que los iones de aluminio pueden liberarse y entrar en la comida.

Aunque el aluminio es práctico y, a menudo, parece indispensable, su producción tiene un impacto negativo en el medio ambiente y consume una gran cantidad de energía.

Existen envoltorios cómodos a base de papel vegetal, de cera de abejas o tela. Los tápers de cristal son otra opción.

4. Energía nuclear

Probablemente no seas un defensor de la energía nuclear. Y probablemente tampoco te gusten las centrales eléctricas de carbón que contaminan nuestro aire. Si aún no te has cambiado a un proveedor de electricidad verde, debes hacerlo con urgencia.

Porque con una tarifa eléctrica convencional apoyas la energía nuclear y la del carbón, te guste o no. Con la electricidad verde real, en cambio, fomentas la transición energética.

Al contratar electricidad verde te aseguras que tu suministrador la adquiere a productores de energías limpias. No obstante, debes saber que debido a la complejidad de la distribución de energía eléctrica, a tu casa continuará llegando energía de las centrales nucleares, porque toda la energía se mezcla.

Solo nos podremos librar de la energía nuclear cuando cierren todas las centrales atómicas y esto sucederá antes si todos contratamos energía verde.

5. Detergentes nocivos

Es agradable cuando la ropa sale de la lavadora de color blanco brillante. No es tan bueno cuando el detergente en el que confías usa ingredientes cuestionables como tensioactivos persistentes, estabilizadores, blanqueadores ópticos, blanqueadores químicos, conservantes y microplásticos.

Dado que las plantas de tratamiento de aguas residuales no pueden filtrar por completo los microplásticos y otros contaminantes, estos se acumulan en el suelo y el agua. Allí dañan plantas y animales y también pueden poner en peligro las aguas subterráneas.

Elige detergentes con etiqueta verde europea o, mejor aún, detergentes ecológicos en tu tienda de productos certicados. Busca los que tienen el sello Ecocert.

6. Leche barata

Si la leche es saludable o incluso te enferma es un tema de debate, pero lo cierto es que no debes comprar leche barata. Con un precio de la leche demasiado bajo, los agricultores deben hacer equilibrios para cubrir los costos de producción. Esto quiere decir que van a comprar los piensos más baratos, que los animales vivirán más hacinados, etc.

Si bebes leche de vaca, busca leche ecológica de proximidad. Y valora si te pasas a las leches vegetales. No son productos nutricionalmente equivalentes, pero tienen ventajas: no contienen grasas saturadas ni colesterol.

7. Café en cápsulas

Que cada taza de café que te tomas produzca un residuo de aluminio o de plástico es un disparate. Además, este café resulta hasta cuatro veces más caro que si te preparas tú un café ecológico y de comercio justo.

Por cómodo que te parezca, es mejor no comprar una máquina de café en cápsulas. Si ya tienes una, existen cápsulas de acero recargables y cápsulas compostables. Pero valora pasarte alcafé de filtro, más saludable.

8. Limpiador de desagües químico

La publicidad nos enseña que los desagües obstruidos se tratan con un mazazo químico. Si bien los desatascadores son efectivos, suelen contener sustancias cáusticas como hidróxido de sodio o hipoclorito de sodio, que pueden dañar las tuberías y nuestra salud.

Los vapores irritan las membranas mucosas y se puede producir cloro gaseoso, altamente tóxico, si se mezcla accidentalmente con ácido. Las aguas residuales también están contaminadas por limpiadores de tuberías químicos.

Una solución es desmontar el sifón para desatascarlo, cuando esto es posible. No necesitas un fontanero para hacerlo. Otras opciones son el desatascador a presión de toda la vida y los alambres que encontrarás en ferreterías.

9. Agua en botellas de plástico

Transportar botellas de plástico es muy caro y se asocia con demasiadas emisiones de CO2, el gas que por exceso está calentando el planeta. Por otra parte, no se puede estar seguro de que elementos de la composición del plástico no hayan pasado al agua.

Lo mas saludable y sostenible es utilizar el agua del grifo, que siempre se puede filtrar para mejorar su calidad si esta no te parece satisfactoria.

10. Publicidad no solicitada

Los folletos publicitarios y flyers en el buzón son molestos y suelen acabar en la papelera sin leer. Su producción consume innecesariamente mucho papel y energía. Una simple etiqueta "sin publicidad, por favor" en el buzón hará maravillas y, con suerte, reducirá la cantidad de anuncios innecesarios impresos a largo plazo.

Sin excusas

"Cambiar de proveedor de electricidad es demasiado complicado", "compraría en una tienda ecológica, pero el súper está a la vuelta de la esquina y es más barato", "las cápsulas de café son muy cómodas de usar". Es cierto que el consumo sostenible a veces requiere un poco más de reflexión y planificación, ¿pero no vale la pena hacerlo por la salud y el planeta? Tener en cuenta las consecuencias de todo lo que hacemos forma parte de un vida más consciente y responsable.