Los primeros agricultores de Mesopotamia descubrieron el poder nutritivo del trigo, una planta que procede de Irán, y lo cultivaron hace varios miles de años.

Pero las semillas casi silvestres que utilizaron se han ido transformando a lo largo de los siglos hasta las variedades actuales, dóciles y productivas. Por el camino se han perdido aromas y nutrientes.

El granjero norteamericano Bob Quin recuperó comercialmente en 1970 la semilla que sedujo a los faraones y que ahora conocemos por su marca, kamut, que en egipcio significa "alma de la tierra".

Propiedades del kamut

Al parecer se trata de una variedad híbrida de Triticum turanicum y T polonicum que todavía se cultiva en algunos rincones del sur de Europa y norte de África.

La semilla, alargada y de color tostado, es entre dos y tres veces más grande que la del trigo común. Su sabor es dulce, untuoso y recuerda ligeramente a la mantequilla, pero resulta especialmente interesante por su valor nutritivo.

¿En qué se distinguen el kamut y otras variedades de trigo? Como contiene menos agua, la concentración de nutrientes es mayor: un 16% de proteínas frente al 11,5% del trigo común y un 2% más de hidratos de carbono. Además es rico en vitaminas del grupo B y E, así como en magnesio, cinc y selenio.

En cambio la variedad integral aporta menos fibra, pues su piel es muy fina.

Si se germina el grano de kamut se multiplica su poder nutritivo.

Para qué se usa el kamut y cómo prepararlo

El grano se puede utilizar en recetas muy diversas, que van desde los panes y pasteles, hasta las sopas y potajes, pasando por las ensaladas.

En los potajes, dada su consistencia, puede reemplazar en parte a las legumbres.

La preparación es igual a la del arroz integral, pero antes de hervirlo se pone media hora en remojo. Una vez cocido se deja en agua fría a la que se añade sal marina y unas hojas de laurel.

Además del grano entero, en las tiendas dietéticas y ecológicas se encuentra una amplia variedad de productos a base de kamut, siempre con las garantías de la producción ecológica.

  • Con los copos, una vez tostados, se hacen mueslis y los granos inflados son más dulces que los de trigo común.
  • La harina es muy recomendable para utilizar en panadería. No necesita azúcar y apenas levadura. Debido a su notable contenido en gluten, tras amasarla la harina integral de kamut leuda más rápido que la de trigo común. Y el pan adquiere un peculiar aroma anuezado.
  • El kamut con sirope de trigo es ideal para hacer repostería.
  • Los espaguetis, macarrones y espirales se elaboran con harina de kamut o con una mezcla con harina común.
  • También se encuentran deliciosas tortitas de arroz con kamut, galletas y bizcochos.
  • Los brotes se pueden licuar y el resultado es un zumo de sabor delicado.

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