Tradicionalmente se ha entendido la nutrición correcta como aquella que aporta en cantidad suficiente los diferentes elementos de soporte necesarios para la vida, restando importancia a las otras influencias que pueden ejercer sobre nosotros los alimentos.

Sin embargo, lo que comemos es lo que somos (o lo que seremos en breve), en el sentido más amplio de la palabra, porque también influye en lo que sentimos.

Los grandes culpables de la agresividad, la depresión o las dificultades de concentración que pueden derivarse de una dieta algo errónea a menudo son los azúcares, las grasas saturadas o los aditivos alimentarios, principalmente.

El estrés y el nerviosismo se ven influídos por la dieta, y la dieta a su vez por el modo de vida. Para mejorar la dieta y hacerla más equilibrada y tranquila, conviene hacerse el propósito de cambiar algunos hábitos que llevan a alimentarse inadecuadamente.

Qué alimentos tomar y evitar para controlar el estrés

En general, las vitaminas del grupo B tienen una actividad regeneradora del sistema nervioso. La B1, B6 y B12 están entre las más interesantes, y pueden ser deficitarias.

Estas vitaminas, excepto la vitamina B12, abundan en los cereales integrales, muy especialmente en el salvado de estos cereales y en su germen, que además es rico en ácidos grasos esenciales. La B12 sólo está presente en los alimentos de origen animal.

Los alimentos ricos en vitamina C, especialmente las frutas, son unos excelentes tonificantes del sistema nervioso y del tono físico en general.

Las frutas, especialmente si son frescas y de colores intensos, contienen flavonoides, unos antioxidantes que potencian la acción de la vitamina C hasta 200 veces más que cuando ésta se administra sola.

Por otra parte, muchos estudios han permitido observar que los jugos de frutas y verduras reducen la agresividad, fomentan el optimismo y mejoran la capacidad de atención.

Por otro lado, los ácidos grasos esenciales nutren el cerebro y forman parte del tejido cerebral. Abundan en el pescado azul, el germen de trigo, los frutos secos, el aguacate y los aceites.

En cambio, las grasas saturadas, y mucho peor, las grasas "trans" producidas en la manipulación industrial de grasas y aceites producen una tendencia a la abulia, la fatiga y la depresión emocional.

El consumo en exceso de grasas saturadas e hidrogenadas favorece la depresión emocional y la fatiga.

Por otro lado, se ha observado que los niveles de aluminio en los tejidos humanos son más elevados en las personas que padecen demencia senil y muy especialmente Alzheimer, y también se ha detectado una mayor presencia de este metal en el cabello de algunos delincuentes.

El aluminio es un metal más presente en los alimentos de lo que se cree. Hoy en día se tiende a usar utensilios de acero inoxidable, pero aún existen muchas ollas o cazos hechos de aluminio.

En general, este metal se disuelve poco en los alimentos, a no ser que éstos estén cocinados o macerados en una solución ácida, como ocurre al confeccionar, por ejemplo, una mermelada (en la que se cocina azúcar con la fruta rica en ácidos orgánicos) o una salsa de tomate (que también tiene un carácter ácido).

Existe un método de cocina, el papillote, que consiste en cocer al horno los alimentos envolviéndolos en papel de aluminio; así no se pierden la mayoría de los nutrientes que, de otro modo, se evaporarían.

Ahora bien, si en ese papillote, por ejemplo de pescado, se incluyen unos tomates y algo de limón, la posibilidad de que el aluminio se disuelva en el alimento es mucho más alta. Por ello es mejor prescindir de esa técnica.

Cómo relajarse en la mesa

Respetar algunos hábitos sencillos ayuda a disfrutar más de las comidas y a alejar las tensiones:

  • Evita las prisas. No podemos masticar lo suficiente ni saborear o asimilar bien los alimentos si comemos de pie o cualquier cosa comprada en cualquier lugar.
  • Comparte tus comidas. Comer solo no sólo es aburrido, sino que, además, es menos digestivo. Compartir la comida supone compartir un tiempo con personas que apreciamos. No nos sentamos a comer con nuestros enemigos, sino con quien tenemos más afinidades
  • Cocina tus alimentos. Comprar y cocinar los alimentos que se van a consumir supone dedicar un tiempo a uno mismo y a las personas con las que se van a compartir.
  • Agradece los alimentos. Los alimentos son un bien que nos alimenta no sólo física sino también psíquicamente. Es una maravilla que cada día estén en la mesa y nos aporten su energía saludable.
  • Mastica más de 30 veces cada bocado, pero sin contarlo, pues sería estresante. Ensalivar los alimentos favorece su digestión posterior y relaja el sistema digestivo.
  • Come de todo. Los alimentos que nos gustan algo menos a veces los necesitamos más porque comemos poco de ellos.
  • Cultiva el buen humor. Los buenos humores psicológicos crean buenos fluidos biológicos Se sabe por ejemplo que la risa estimula el movimiento del diafragma, y éste a su vez la secreción de jugos gástricos e intestinales, y en suma la digestión. Un chiste al final de la comida puede ser más digestivo que una tisana o una pastilla.
  • Ambiente tranquilo. Hay que prescindir de la tele, la radio y la prensa. Si comemos hablando de problemas tendremos que digerir luego los alimentos y los problemas.
  • "La comida reposada y la cena paseada" es una máxima que conviene tener presente. Después de comer hay que evitar cualquier esfuerzo y dedicar la energía a la digestión.

7 ALIMENTOS RELAJANTES

Evitar el consumo de alimentos excitantes y sustituirlos por otros de fácil digestión o que ejercen una acción sedante es una medida sencilla para alejar el estrés. Éstas son algunas propuestas:

Lechuga

La lechuga es una de las verduras más sedantes. Su nombre deriva de que la planta silvestre segrega una leche en sus tallos, que una vez recogida y seca (de manera idéntica a como se hace con el opio) se vendía como medicina en las boticas de nuestro país en toda la Edad Media y el Renacimiento como poderoso somnífero y como sustituto del opio genuino.

Las ensaladas ejercen una acción sedante, pero la mayoría ignora que la lechuga es una verdura excelente para consumir cocida, lo que se puede hacer con esas hojas más verdes que se desechan y que son uno de los componentes de la genuina sopa minestrone italiana, un excelente plato para relajar el ánimo.

Cebolla

La cebolla cruda es más bien enervante, a menos que la pongamos un rato en remojo, para que pierda su sabor intensamente picante.

La cebolla cocida o en caldo, en cambio, tiene un efecto sedante sobre el sistema digestivo y nervioso.

Una sopa de cebolla, y también la de ajo o puerros, es un elemento excelente para estómagos nerviosos o con acidez gástrica, aunque debe cocinarse con poco aceite y sin huevo para que sea realmente relajante.

Avena

Pobre en gluten, y por ello con baja capacidad alergénica, la avena es un elemento indispensable en una dieta relajante. Por su contenido en grasas favorece la nutrición del mismo intestino.

En forma de muesli, papilla, en galletas, leche o como pasta de sopa, la avena es un cereal muy versátil, de agradable sabor, que además se puede preparar de forma muy fácil y rápida.

Por otro lado, si se hierve un cuarto de kilo de harina de avena con bastante agua y se añade a la de la bañera, podremos disfrutar de un baño caliente sumamente relajante y nutritivo para la piel y la mente.

Miel

La miel es muy rica en levulosa que es un azúcar de aprovechamiento rápido. No se debe abusar del consumo de miel si se quiere tranquilizar el ánimo, pero sirve para sustituir al azúcar, que es un alimento sumamente excitante.

Las mieles de azahar o las de mil flores son relajantes, mientras que las de romero o encina son más bien tonificantes.

Conviene comprar mieles naturales, no clarificadas por el calor, y que tengan un origen artesano, ya que conservan muchos principios activos de los que carecen las mieles producidas a nivel industrial .

LECHE DE ALMENDRAS, DE ARROZ O DE AVENA

Las leches vegetales son más relajantes que la de vaca, y en menor medida que la de cabra. No contienen sustancias que puedan provocar alergias o intolerancias, y son ricas en ácidos grasos poliinsaturados.

Las almendras tienen un efecto sedante específico, al igual que la avena, mientras que la leche de arroz es la que menos gluten contiene, que puede ser enervante en personas sensibles.

Una leche vegetal con achicoria y miel es el sustituto natural y relajante al consabido café con leche de las mañanas.

FRUTAS COCIDAS

Las frutas cocidas son más relajantes que las crudas. Todo depende de lo que se quiera conseguir. Así, frutas y jugos de frutas son mejores por la mañana, y las compotas, peras cocidas, membrillo o plátano al horno serán alimentos más útiles para las personas más nerviosas y para tomar por la tarde o noche.

La manzana es moderadamente sedante cruda, y claramente tranquilizante cuando se come asada, hervida o en compota, especialmente cuando se combina con canela.

El jugo de manzana por la mañana es un excelente reconstituyente, mientras que la manzana rallada y dejada oxidar (ennegrecer), con un chorrito de limón y miel es un excelente remedio para las diarreas y los estados espásticos intestinales.

Cuando se cocina, la pectina se libera más fácilmente y ejerce un efecto sedante digestivo, mejorando tanto la diarrea como los problemas de estreñimiento. Unas manzanas al horno o en compota son un excelente postre nocturno para quien padece insomnio.

PLANTAS y suplementos ÚTILES para relajarse

El consumo de ciertas plantas y suplementos de acción relajante o digestiva también puede ser de gran ayuda:

  • Hinojo, anís, comino o alcaravea son especias y plantas relajantes del sistema digestivo, que además tienen un sabor excelente Pueden tomarse en forma de infusión. Mejoran la digestión y el ánimo.
  • Agua de azahar. Extraída de las flores del naranjo amargo, se puede añadir a los pasteles caseros, una tisana o extenderse sobre la piel. Relaja la mente y la digestión
  • Levadura de cerveza. Rica en vitaminas del grupo B, beneficia al sistema nervioso. Se toman una o dos cucharaditas diarias.
  • Lecitina de sojaSe trata de una grasa de alta calidad biológica que nutre el cerebro y reduce el colesterol. Es especialmente recomendable en casos de fatiga intelectual o problemas de la memoria. Se pueden tomar una o dos cucharaditas al día.
  • Polen. Reconstituyente general, se puede tomar tal cual o añadir a la leche para ganar vitalidad. Dos cucharaditas son suficientes.
  • Lactobacilos. Contribuyen al equilibrio de la flora intestinal, favorecen la digestión y estimulan la relajación del llamado "cerebro intestinal" que tanto influye en el ánimo.
  • Magnesio. Relajante muscular y laxante suave. Los frutos secos y legumbres, sobre todo si son biológicos, son buenas fuentes.