Actualmente hacer un crucero no es un lujo al alcance de muy pocos. Los precios se han precipitado, lo que ha favorecido que los viajeros españoles pasaran de 74.000 en 2021 a 414.000 en 2022. Es una buena noticia para las compañías navieras, pero no tanto para el medioambiente.

1. Los cruceros queman diésel pesado muy tóxico

Los cruceros no queman el mismo diésel que un coche. Utilizan como combustible fuelóleo o bunker fuel, un residuo barato que queda después de la producción de la gasolina y el diésel. El fuelóleo es menos refinado y tiene un alto contenido de azufre y otras sustancias tóxicas. Se estima que es un combustible 500 veces más sucio que la gasolina. 

pueden envenenar a los peces y las aves. 

El fuelóleo no se puede utilizar en las máquinas sobre la tierra, pero si en el mar, como si este lo aguantara todo. Pero lo cierto es que los residuos se depositan en el fondo del mar o en las costas, donde

2. Cada crucero produce toneladas de CO2, partículas y óxido de nitrógeno

La Agencia Federal de Medio Ambiente alemana (UBA) calculó en 2020 que un crucero de una semana por el Mediterráneo genera alrededor de 1,9 toneladas de CO2 equivalente por persona, sin incluir los vuelos hacia y desde el destino. Estas emisiones son mayores a las que genera una persona promedio en Alemania a lo largo de todo un año.

Por otra parte, la Fundación Alemana del Pulmón advirtió hace años que las personas con enfermedades pulmonares que viajan en crucero deben tener cuidado con los gases de escape. 

3. Todavía no hay cruceros ecológicos

Las compañías navieras llevan años prometiendo soluciones más respetuosas con el medio ambiente, pero los cambios están siendo muy lentos. 

La protección del medio ambiente y el clima aún no están en el foco de las compañías de cruceros. La naviera mejor clasificada, Hurtigruten Norway, solo logra la mitad del número de puntos posibles. A los conocidos proveedores Aida, TUI Cruises y MSC les va aún peor.

Las empresas se llenan de buenas palabras y anuncios, pero hasta ahora se ha implementado poco de manera concreta para mejorar la situación. Dos cruceros de la compañía Aida funcionan con gas natural licuado (GNL), que sigue siendo un combustible fósil indeseable si se quiere frenar el cambio climático, pero al menos es mucho más limpio que el fuelóleo.

El GNL  reduce considerablemente la contaminación por gases de escape y, por lo tanto, crea una mejora real en la calidad del aire, algo importante para los residentes de las ciudades portuarias. Barcelona y Palma de Mallorca encabezan la lista de ciudades europeas más contaminadas por los cruceros.

Los cruceros pasan el 40% del tiempo en los puertos. Por supuesto, el motor del barco sigue funcionando para sostener el aire acondicionado, la iluminación, los cines, los teatros y todo lo demás que utiliza energía.

Una solución obvia es que los cruceros se conecten a una fuente de energía limpia mientras están en los puertos. Para ello es necesario que tanto los puertos como los barcos estén tecnológicamente preparados.

4. las leyes son más blandas en el mar

¿Por qué se permite a los cruceros zarpar de una forma tan contaminante? A diferencia del tráfico rodado, donde los filtros de partículas de hollín son obligatorios, no existen regulaciones legales para los filtros en los cruceros.

Esto significa que los cruceros y los buques de carga, que transportan el 90% del tráfico de mercancías, pueden navegar por los mares de este mundo sin convertidores catalíticos y filtros de partículas de hollín.

5. Los gases de los barcos causan 60.000 muertes prematuras

La consecuencia de esta regulación de escape laxa es que las partículas ultrafinas emitidas por los cruceros contaminan enormemente el aire en las ciudades portuarias, especialmente en las terminales de cruceros y transbordadores.

Christian Bussau, de Greenpeace, afirmó en 2013 que cientos de personas mueren cada año en las ciudades portuarias y regiones costeras europeas debido a las emisiones de los barcos. Se suponen 60.000 muertes en todo el mundo.

6. los Cruceros apoyan poco la economía local

Además del impacto ambiental masivo, los cruceros no son lo mejor para las economías locales. En las vacaciones clásicas, comes y duermes en el lugar del destino del viaje. En los cruceros, la mayor parte del dinero se queda a bordo.

Además, más del 50% de las actividades turísticas en tierra son ​​vendidas directamente a bordo por las líneas de cruceros.

7. navagar bajo otra bandera es más barato

Los cruceros no solo no dejan mucho dinero en los puertos, sino que practican el “flagging out”, navegando con banderas de Malta, Bahamas o Liberia para ahorrarse millones de euros en impuestos cada año.

El abanderamiento significa la matriculación del buque en un país que no es el del propietario del buque. Al ondear bajo la "bandera de conveniencia", las corporaciones, además, se acogen a los estándares laborales y de seguridad de los países baratos; el resultado son largas horas de trabajo y bajos salarios para el personal.