La misofonía, también conocida como “hipersensibilidad al sonido”, es un trastorno que ha ganado cada vez más atención en los últimos años.

Las personas que padecen misofonía reaccionan ante determinados sonidos de una manera emocional e intensa, a menudo en forma de ira, molestia o frustración.

Estas reacciones ocurren al oír ruidos tan comunes como sorber, estornudar o escribir en un teclado. Este fenómeno representa un desafío no sólo para los propios afectados, sino también para su entorno social.

Misofonía: un trastorno grave pero poco reconocido

La misofonía no es sólo una aversión a los sonidos desagradables. Va mucho más allá del nivel normal de irritación. Los afectados reaccionan ante determinados sonidos con una fuerte reacción emocional, que puede ir desde el miedo hasta el disgusto y la ira.

Estas reacciones pueden afectar significativamente la vida diaria y conducir al aislamiento social. Sin embargo, este fenómeno aún no se ha reconocido plenamente como enfermedad. Los manuales psiquiátricos no la recogen, por lo que los afectados no reciben la asistencia médica adecuada y a menudo se sienten incomprendidos. Sin embargo, un estudio publicado ya en 2016 llegó a la conclusión de que la misofonía se explica por determinadas alteraciones en mecanismos de control cerebrales.

Una característica común de muchos de los afectados es que, al escuchar los ruidos desencadenantes, muestran una actividad superior a la media en determinadas regiones del cerebro.

Según el estudio, entre las areas afectadas se encuentran las regiones que procesan y regulan las emociones. Por lo tanto, los llamados ruidos desencadenantes provocan reacciones emocionales inusualmente fuertes en las personas afectadas por la misofonía.

Aún es necesario investigar más a fondo la causa exacta de la enfermedad. Otros hallazgos científicos podrían hacer que la misofonía reciba más atención por parte de los expertos.

síntomas típicos de misofonía

Los sonidos cotidianos que evocan emociones fuertes pueden variar mucho de persona a persona. Los ruidos típicos a los que reaccionan muchas personas afectadas son:

  • Sonidos al comer
  • Aclararse la garganta
  • Sollozos
  • Ronquidos
  • Crujidos
  • Sonidos respiratorios
  • Ruidos de pasos al caminar
  • Conversaciones

Además de emociones fuertes como ira, frustración y agresión, los sonidos pueden provocar, incluso, síntomas físicos. Estos incluyen, por ejemplo:

  • Mareo
  • Transpiración
  • Respiracion superficial
  • Náuseas
  • Hormigueo en la piel

Además, los afectados pueden desarrollar fuertes sentimientos de culpa debido a la ira percibida, sobre todo si no saben que sufren una enfermedad específica.

Tratamiento de la misofonía

Dado que la misofonía aún no se reconoce como una enfermedad, hay poca información sobre las opciones de tratamiento.

Un estudio de 2020 concluye que la terapia cognitivo-conductual podría aliviar los síntomas. Los investigadores pudieron determinar el éxito tanto a corto como a largo plazo entre los afectados.

Esta forma de terapia se centra en la autoobservación. Los pacientes deben registrar sus reacciones y sentimientos emergentes para luego poder hacer algo conscientemente para contrarrestarlos.

La psicóloga e investigadora de la misofonía Jane Gregory también explica que para muchos de los afectados resulta un gran alivio poder poner nombre al fenómeno, ya que saben que no están solos con sus sentimientos.

Vivir con misofonía: consejos y estrategias

Para reducir los efectos negativos de la misofonía en tu vida cotidiana y tu actitud ante la vida, las siguientes estrategias de afrontamiento pueden ayudarte:

  • Comunícate abiertamente: explica a quienes te rodean que sufres de misofonía. Enfatiza que es una enfermedad y que tu cerebro reacciona de manera diferente a ciertos sonidos. El hecho de reaccionar con fuerte ira ante ruidos  “completamente normales” tiene una clara causa patológica. 
  • Crea lugares libres de desencadenantes: puedes crear estrategias que te liberen de desencadenantes para sentirte seguro. Por ejemplo, puedes utilizar auriculares con cancelación de ruido y una aplicación de ruido para bloquear los ruidos desencadenantes. También vale la pena acordar con las personas que convives unas “reglas de ruido” claras en el hogar.
  • Atención plena y relajación: La relajación muscular progresiva y la meditación pueden ayudarte a calmarte después de un episodio de misofonía. Si normalmente te encuentras más relajado, potencialmente puedes disminuir la intensidad de las emociones desencadenadas.
  • La acupresión y la hipnosis son útiles para la misofonía. Sin embargo, estos métodos no han sido confirmados científicamente.
  • Por último, la terapia cognitivo-conductual se considera el mejor remedio para trastornos como la misofonía.