Agua con miel y limón para el dolor de garganta, jengibre para el malestar estomacal, respirar los efluvios de una cebolla cortada por la mitad cuando estás resfriado… son ejemplos de remedios caseros que es muy probable que hayas oído (o incluso probado) alguna vez. Y es que la sabiduría popular alberga grandes conocimientos acumulados a lo largo de muchísimos años y que, en muchos casos, han sido avalados posteriormente por la ciencia.

¿Qué son los remedios caseros?

Los remedios caseros son soluciones que puedes preparar tú mismo en casa para tratar determinados problemas de salud menores, controlar sus síntomas o incluso prevenirlos.

En muchos casos se trata de soluciones a base de plantas o ingredientes naturales. Pueden incluir alimentos, infusiones, condimentos o preparaciones para aplicar en forma de ungüentos, lociones, cremas… También pueden consistir en la aplicación de compresas húmedas, baños, inhalaciones o gárgaras, entre otras.

Los remedios caseros se basan en la sabiduría popular, en los conocimientos aprendidos a lo largo de la historia y la experiencia de muchísimas personas que los han ido pasando de generación a generación.

¿Para qué pueden servir los remedios caseros?

Los remedios caseros se pueden utilizar con fines muy diversos, desde el control de síntomas de resfriados y gripe, dolores de cabeza, estados de ansiedad, dolores de garganta, mala digestión, estreñimiento, insomnio…

El hecho de que los remedios caseros tengan su origen en la sabiduría popular no significa que no estén probados científicamente: muchos de ellos han sido respaldados posteriormente por diversos estudios científicos. Es el caso, por citar solo algunos ejemplos de los muchos que existen, de:

  • El ajo que, gracias a sus propiedades antibacterianas y antivirales, puede ayudar con los resfriados y la gripe.
  • La avena para ayudar en el tratamiento de la piel seca y con picor.
  • El agua tibia con miel y limón (o simplemente una cucharadita de miel) antes de dormir cuando hay un resfriado o dolo de garganta también se ha comprobado que ayuda a disminuir la tos y aliviar las molestias. 

¿Qué hacer antes de tomar un remedio casero?

Hay muchos tipos de remedios caseros y no siempre funcionan o son recomendables. En las redes sociales podemos encontrar infinidad de supuestos remedios mágicos que, en algunos casos, pueden llegar a ser perjudiciales para la salud.

Antes de usar algún remedio casero, asegúrate que proviene de una fuente fiable y especializada en el tema y que no tiene contraindicaciones que puedan afectarte y, si tienes dudas, no dudes en consultar a un especialista.

Es especialmente importante consultar con tu médico antes de usar un remedio casero si tomas medicamentos (recetados o sin receta), porque algunos pueden afectar a su funcionamiento o provocar efectos secundarios perjudiciales.

¿Cuándo no recurrir a remedios caseros?

Aunque los remedios caseros pueden ser útiles para algunos problemas de salud, hay casos en los que no deberían sustituir los tratamientos convencionales recomendados por el médico, en especial en enfermedades graves o que pueden poner en peligro la vida.

Si experimentas cualquier síntoma fuera de lo normal es importante que acudas al médico para descartar una enfermedad más grave y no confies solo en remedios caseros. Del mismo modo, conviene acudir al médico cuando los síntomas persisten o empeoran.