Los resfriados son causados ​​por diferentes tipos de virus. La mayoría son rinovirus y adenovirus, principales responsables de las infecciones catarrales en humanos, especialmente en otoño e invierno. Los virus coxsackie y los enterovirus a menudo son responsables, en cambio, de los resfriados durante la estación cálida.

¿Por qué hay más resfriados en otoño e invierno?

El hecho de que nos infecteados con el virus del resfriado común en otoño e invierno no tiene nada que ver con que nuestro sistema inmunitario sea más vulnerable cuando baja la temperatura. Al sistema inmunitario no le importa si hace frío o calor. Sin embargo, cuando se reduce la incidencia de rayos solares y la temperatura baja, los virus se multiplican más fácilmente en el ambiente.

Además, las bajas temperaturas modifican nuestro comportamiento: cuando hace frío y humedad fuera pasamos más tiempo en interiores. Todo se confabula para que estemos más expuestos a los virus.

Por otra parte, dentro de los edificios, las calefacciones secan el aire y las mucosas respiratorias de la nariz y la garganta se resecan. En las microscópicas grietas causadas por la sequedad anidan los virus y se reproducen fácilmente.

Como pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en habitaciones cerradas y mal ventiladas con otras personas durante la estación fría, la carga de virus a nuestro alrededor aumenta y, en consecuencia, también la probabilidad de enfermarse. Es difícil, pero es posible reducir el riesgo tomando algunas medidas.

1. Mantener las membranas mucosas húmedas

Es importante evitar la sequedad de las membranas mucosas en otoño e invierno tanto como sea posible para que los virus no tengan ninguna posibilidad. Por lo tanto: bebe abundante agua e infusiones calientes a lo largo del día.

También puedes usar humidificadores que aumentan la concentración de vapor de agua en el aire, lo que hidratará las mucosas, y puedes vaporizar aceites esenciales con propiedades antisépticas.

2. Cuidar que tu nutrición sea equilibrada y completa

Un sistema inmunitario fuerte es la clave para mantenerse saludable en otoño e invierno. Pero las defensas solo pueden estar en forma si nuestro cuerpo consigue todos los componentes básicos importantes para iniciar una respuesta inmunitaria adecuada a los invasores extraños.

En lugar de experimentar con suplementos y complementos vitamínicos, sigue una dieta equilibrada. Las verduras frescas de temporada te aportan todos los nutrientes, vitaminas y fibra que necesitas en la estación fría. La col Kale, por ejemplo, tiene más del doble de vitamina C que los limones.

3. Seguir estrictamente las normas de higiene

En otoño e invierno, es más necesario que nunca mantener la distancia con otras personas, porque pueden portar el virus y lavarse las manos con frecuencia.

En la estación fría, también debes tener especial cuidado de no tocarte la cara con las manos. También es eficaz para prevenir la propagación de virus no dar la mano (el gel higiénico de manos usado después es perfecto si no se puede evitar) y toser o estornudar en el hueco del brazo.

4. Ventilar con frecuencia

Cuando el clima exterior es oscuro y frío, naturalmente queremos retirarnos a nuestros acogedores y cálidos hogares, pero no debes olvidarte de ventilar las habitaciones con regularidad, de lo contrario, se acumularán aerosoles en el aire, lo que aumenta la carga viral e incrementa la probabilidad de infección.

La ventilación regular también se aplica a las oficinas, donde los aerosoles se acumulan aún más rápido que en casa. La ventilación cruzada con corriente de aire es obligatoria todo el año y especialmente en otoño.

5. Dormir bien

El sueño es extremadamente importante para funcionamiento de nuestro sistema inmuniario y la fortaleza del organismo.

La mayoría de los adultos necesita de siete a ocho horas de sueño al día. Solo entonces el sistema inmunitario puede ser efucaz en las difíciles condiciones del otoño. Así que presta más atención a tu sueño y crea un ambiente cómodo y unas rutinas para dormir mejor.

  • Es esencial acostarte y levantarte cada día a las mismas horas, si es posible, incluso durante los fines de semana.
  • Empieza a desconectar de tus preocupaciones y actividades cuando comience a oscurecer. Recurre a una iluminación de intensidad cada vez menor. No enciendes lámparas de luz clara.
  • Es muy importante que el dormitorio esté absolutamente a oscuras. Una pequeña cantidad de luz puede hacer que tu cuerpo no descanse como debería.