Para muchas culturas el corazón encarna el centro del alma y de la personalidad del individuo. El corazón es el motor del cuerpo y conviene cuidarlos, sabiendo que los accidentes cardiovasculares constituyen una de las principales causas de muerte en los países desarrollados.

Además, parece un buen momento hacerlo en verano, estación a la que lo vincula la medicina tradicional china. Esta ciencia milenaria afirma que el centro del día, con su máximo de luz y calor, y la época de verano, también de máximo calor, incrementan la circulación y se corresponden con el periodo de mayor trabajo y potencia cardiaca.

Se dice que el corazón es "el emperador del cuerpo": gobierna vasos, arterias y venas, y a través de ellos todo el organismo.

Hasta el cerebro depende del corazón: tanto de su propia energía –la condición nerviosa rítmica– como de la sangre que lo irriga. Cuando el corazón falla, aparecen las arritmias o los infartos.

La medicina tradicional china nos da pistas para saber cómo cuidar el corazón en verano.

1. Vigilar la tristeza

También se dice que en él reside la conciencia cuando mantiene el equilibrio. Si este se altera, da paso al insomnio, la ansiedad, las pérdidas de memoria, la locura o el coma.

Dos meridianos energéticos de la acupuntura están conectados con el corazón: el meridiano del corazón y el del maestro del corazón, que con su red de energía lo envuelve y lo protege.

Al corazón se le atribuye el gobierno de las emociones: la alegría, la ira, el miedo, la desesperación, el pánico, la reflexión... Si su energía está en exceso habrá alegría y agitación. Si está en defecto, favorecerá la amargura y el pesimismo.

A veces la anemia y la depresión caminan juntas: las heridas afectivas parten el corazón y lo dejan sin energía.

Es interesante ver cómo se estimula inconscientemente esta energía con los golpes en el pecho o las palmadas en la espalda al amigo. Con ellos se activan los puntos shu y mu del meridiano del corazón y del maestro del corazón.

La moderna fisiología del corazón ayuda a comprender alguna de las aseveraciones que tradicionalmente circulan sobre este órgano.

El corazón ejerce a través de neurohormonas, neurotransmisores y la llamada energía R (relacional) al menos tanto control sobre el cerebro como el que el cerebro ejerce sobre el corazón.

También el corazón requiere una constante actualización ambiental del cerebro a fin de organizar la energía corporal.

El corazón, después de la contracción auricular, produce una neurohormona conocida como "factor natriurético atrial" (FNA). Este péptido afecta profundamente a todos los órganos importantes del cuerpo, incluyendo el cerebro.

2. Tomar más té verde

El verano evoca una sensación de esplendor y plenitud: reinan la luz, el calor, la actividad. Para la medicina china prevalece el yang y el elemento fuego, que es expansivo, radiante, efusivo y caliente.

El corazón responde a este elemento en el sistema de los cinco elementos. Al igual que el Sol estimula las corrientes de vida de la Tierra, el corazón impulsa los jugos vitales de la sangre a través de las venas.

Los alimentos de sabor amargo estimulan, por tanto, el corazón y el intestino delgado, aunque en exceso debiliten al pulmón y al intestino grueso.

Por ello, el té verde es muy adecuado para el verano: ejerce una notable acción purgante de calor y fuego.

La medicina china considera que una de las causas de la ansiedad y el insomnio puede ser la insuficiencia de energía yin en el corazón, y para tonificarlo recomienda tomar frutas y verduras, así como evitar alimentos que produzcan "calor", como el café o las bebidas alcohólicas.

3. Realizar algunos cambios de vida

Los cambios en el estilo de vida, la dieta y el ejercicio, así como una interacción menos hostil y menos agresiva en las relaciones personales, pueden ayudar a desobstruir las arterias sin necesidad de cirugía.

Información y energía son hasta cierto punto la misma cosa. Todo cuanto existe tiene energía, que es un tipo de información. Y la energía almacenada forma la memoria celular.

El corazón es nuestro órgano más poderoso. Responde directamente al medio ambiental y suministra la energía a las células corporales.

Este sistema dinámico manifiesta la fuerza organizativa fundamental del cuerpo, es el centro del sistema corporal.

4. Dejar a un lado el odio

La cardioenergética indica que las células podrían acompasarse a vibráfonos resonando al unísono a manera de una sinfonía que, dirigida por el corazón, constituye un sistema de memoria dinámica y sistémica que se halla vibrando constantemente con otros sistemas memorísticos del cuerpo.

La energía generada por el corazón no se queda dentro de nosotros. Es muy probable que cuando el corazón late pueda estar enviando señales a otros corazones.

De hecho, mediante electrocardiógrafos de comparación, el latido del corazón de una persona puede ser medido sobre otro ser humano.

Un feto en desarrollo permanece literalmente bañado en la energía cardiaca generada por el corazón de la madre.

La intensidad del amor y algunas veces del odio, dentro de las familias, podría derivar no tanto del carácter de un miembro familiar como de un sistema de energía resonante que está siendo creado constantemente por todos los miembros.

5. Alimentar bien el corazón

La medicina preventiva está de acuerdo en que, ante problemas cardiacos, es importante modificar el estilo de vida para que resulte saludable.

Tradicionalmente la medicina naturista en España ha sido un movimiento que ha propuesto un estilo de vida saludable para llevar a la práctica tanto por los pacientes como por el médico. El ejercicio, la hidroterapia y la dieta vegetariana o basada en vegetales forman parte de su propuesta.

Se puede resumir que la actividad física desarrolla el corazón, el alimento lo nutre, el agua lo templa y los sentimientos le dan ritmo.

Los cuidados del corazón se basan sobre todo en un conjunto de acciones, en una forma de ver la vida, en un estilo de vivir que se aprende y que ayuda a tener un corazón grande y fuerte.

La dieta basada en vegetales y moderada en sal sigue siendo la más recomendada y con más trabajos realizados a su favor. Son muchos los alimentos que en su forma natural han demostrado bondades en la prevención y tratamiento de enfermedades cardiacas.

Un caso paradigmático es el del ajo (un diente o dos al día), pero también están las nueces, las judías, la avena, la soja, la cebada y, en general, las verduras y frutas, por sus carotenos y sus vitaminas antioxidantes (A, C y E).

En líneas generales, estos son algunos factores a tener en cuenta en una dieta saludable para el corazón:

  • Grasas sanas. Las grasas trans y las que tienen un elevado contenido en ácidos grasos omega-6 causan inflamación. Se encuentran en muchos productos animales y en cualquier alimento diseñado para una larga conservación. Las grasas monoinsaturadas, como el aceite de oliva, constituyen una elección mejor.
  • Frutas y verduras. Muchos estudios demuestran que una dieta rica en frutas y verduras es buena para disminuir la inflamación. Cuantas más raciones comamos, mejor; un buen objetivo son de 8 a 10 raciones.
  • Más fibra. Las dietas ricas en fibra reducen la inflamación. Lo aconsejable es intentar ingerir alrededor de 30 gramos al día, preferiblemente a través de cereales integrales, frutas y verduras.

El ayuno resulta también beneficioso practicado de forma regular a lo largo del año, un día a la semana o bien periódicamente, en ayunos de 7 a 14 días.

J.B. Bruhn, médico estadounidense que estudió a familias de emigrantes italianos en Roseto (Pensilvania), comprobó que estas ingerían comidas con grandes cantidades de grasa y padecían menos infartos que otros habitantes de esta población. Sobre todo mientras mantenían la costumbre de comer toda la familia en la mesa y a una hora determinada.

Pero igualaron las estadísticas de infartos en el momento en que empezaron a comer por separado debido a trabajos diferentes y al estrés.

Este estudio sugiere la importancia no solo de comer alimentos de calidad sino también del modo de hacerlo, con tranquilidad y armonía, siguiendo unos horarios y comunicando los sentimientos y las reacciones de la vida diaria en la mesa con la familia.

El verano es la época de plenitud de plantas recomendables para el corazón: espino blanco, lavanda, meliloto, agripalma, angélica... Todas ellas pueden ser incorporadas a la dieta en la época estival.

6. Estar en contacto con el agua

El contacto con el agua es importante para mantener el corazón en buenas condiciones. Al sumergirnos en ella, su presión hidrostática aumenta el flujo de sangre al corazón y mejora la circulación venosa periférica.

Los contrastes al utilizar alternativamente agua caliente y agua fría también constituyen un buen entrenamiento cardiovascular.

En el aspecto curativo, las técnicas de hidroterapia tienen un papel importante y sus posibilidades son muy variadas; dos días después de un infarto se pueden utilizar técnicas sencillas, como el baño templado de brazos, para progresivamente ir pasando a baños alternos de brazos y otras técnicas de hidroterapia.

7. Ejercitar al corazón

Las personas que sufren problemas cardiacos no tienen por qué guardar reposo total, tal como se aconsejaba tradicionalmente. Hoy se sabe que la actividad física moderada puede reportar grandes beneficios.

Los expertos señalan que la actividad física mejora el tono de los vasos sanguíneos y reduce los niveles de neurohormonas como la adrenalina, que están elevadas en los afectados por la insuficiencia cardiaca y contribuyen a los síntomas. Además, con frecuencia, elevados niveles de neurohormonas dan lugar a un peor pronóstico.

El ejercicio también mejora la capacidad de los músculos para usar el oxígeno que necesitan.

El ejercicio sostenido previene la rigidez del músculo cardiaco, que se considera precursora de la insuficiencia cardiaca. Esta rigidez del músculo cardiaco se ha considerado tradicionalmente una consecuencia inevitable del envejecimiento. Sin embargo, se ha observado que las personas mayores sedentarias tienen un corazón un 50% más rígido que los atletas de su misma edad.

Aunque la práctica de ejercicio se aconseja a los supervivientes de un infarto de miocardio como un componente importante de los programas de rehabilitación, tradicionalmente no se ha recomendado a los pacientes con insuficiencia cardiaca. Esta idea ahora ha cambiado, ya que la práctica moderada de ejercicio se muestra como una mejor terapia que el reposo total.

El ejercicio mejora la capacidad funcional de los pacientes, así como su calidad de vida, incluso si la fatiga hace difícil que sus afectados practiquen ejercicio.

La American Heart Association indica que el ejercicio es un buen tratamiento para la insuficiencia cardiaca, incluso cuando el paciente está a la espera de un trasplante de corazón. Los expertos que han elaborado este informe escriben que "aunque parezca paradójico, caminar, pasear en bicicleta, nadar o bailar son prácticas que ayudan a mejorar la sensación de bienestar del paciente".

Entre las actividades físicas más indicadas para la salud cardiovascular, tanto para la prevención como para la terapéutica, se encuentran las técnicas de yoga.

El hatha yoga, las técnicas de pranayama o respiración, así como la relajación y meditación, son las técnicas más utilizadas en programas de recuperación cardiaca. También ayuda caminar, saltar o correr.

8. Cuidar los sentimientos

Poetas, escritores y místicos se han referido al corazón como el asiento de las emociones y sentimientos. Se habla de "sentir con el corazón".

Como cualquier animal, ante el peligro o situaciones que nos pueden hacer daño, reaccionamos con miedo y levantando un muro que aísla de las emociones o sentimientos ajenos y ante los propios. Ese muro, a su vez, genera una gran cantidad de reacciones que pueden ser nocivas.

El corazón se torna insensible a las emociones, pero se mantiene encerrado tras su barrera creada por el miedo. Esto provoca un malestar continuo sobre el corazón, la mente se queda con una imagen y un circuito fijo que le hacen daño.

Es como si tuviésemos en la cabeza la imagen de alguien que está cortando limón: no comemos limón pero las glándulas salivares trabajan, pues la simple visión del limón las activa. También el corazón insensible se basa solo en una imagen pero esta hace trabajar al corazón de mala manera. Si cambiamos la imagen, es posible que cambie el trabajo cardiaco.

Los indios americanos y los chamanes de muchas culturas han trabajado con la visualización y la imaginería para lograr modificaciones del ánimo y del comportamiento emocional, o para lograr un cambio religioso y espiritual, en muchas ocasiones acompañado de cambios psíquicos y físicos.

9. Aprender a comunicar emociones

Para romper los muros del aislamiento emocional y el sufrimiento, es necesario volver a experimentar la intimidad, la distensión, la alegría y la salud.

Para ello a veces sirve de ayuda tocar, abrazar o masajear, pero sobre todo analizar lo profundo de nuestros sentimientos y cómo los expresamos con cada uno de nuestros gestos habituales.

La comunicación debe basarse en el hecho de que expresar los sentimientos ayuda a relacionarse. En cambio, expresar los pensamientos a veces aísla.

Se puede decir que comunicar emociones une los corazones. Los sentimientos son auténticos enunciados. Parecen conferir vulnerabilidad pero en realidad dan seguridad, influyen en los otros más que los pensamientos.

Es importante identificar lo que se siente y expresarlo.

10. Abrir el corazón al otro

Al mismo tiempo, escuchar activamente –con simpatía y comprensión–, reconocer lo que el otro dice, contribuye a la salud del corazón. Así, la co-escucha no es solo una técnica de vida y educación sino una terapéutica para las enfermedades cardiacas.

Muchas veces no nos compadecemos ni pedimos perdón porque así nos creemos más poderosos que el otro. Pero no nos damos cuenta de que con esa actitud justamente cedemos nuestro poder y lo ponemos en manos de la otra persona, por quien precisamente sentimos antipatía. Desde el momento en que no colaboramos con ella, perdemos energía.

Hemos de entender que la ayuda mutua no se hace solo para ir al cielo, "mejorar el karma" o pagar deudas, se hace porque al ser mutua aumenta nuestro poder y salud, reduce nuestras limitaciones e incrementa nuestra fuerza.

11. Buscar el apoyo del grupo

A veces, en situaciones extremas de cárcel o de guerra, la camaradería aparece con más fuerza que nunca para ayudar a sobrevivir. Los amigos se unen con una relación tan fuerte que nada la puede destruir.

Es una de las mayores fuerzas para la vida y la salud. Descubrir esta fuerza, esta pertenencia al grupo, esta afinidad y apoyo de los que te rodean, es un factor de salud para el corazón y la base para recuperarse cuando se está enfermo.

Hay etnias, como la del pueblo gitano, donde esta fuerza de ayuda grupal surge con mucha espontaneidad cuando la persona está enferma. No es raro que alrededor del enfermo se congreguen sus familiares, acompañándole y demostrándole su afecto a todas horas.

12. Aprender a relativizar

Es fundamental asimismo comprender lo que es importante para la vida y prescindir de lo superfluo: huir del estrés o de situaciones que piden urgencia sin ser importantes, distinguir esas situaciones.

Es lo que hace posible dormir a pierna suelta con la conciencia en su sitio y el corazón tranquilo.

13. Cultivar la alegría

La alegría es la emoción con la que la medicina china relaciona al corazón, que a su vez es el órgano vinculado al verano.

Según los chinos es la estación del movimiento y la fluidez, del latido de la vida. El calor incita a expandirse, a moverse.

Resulta esencial cultivar la alegría en su justa medida, saber alegrarse con los otros, comprender que siempre se puede tener la oportunidad de disfrutar del latido de nuestro corazón, de vivir el momento.

14. Controlar las arritmias

El tratamiento de las arritmias resulta complejo y distinto en cada persona. Los trastornos notables del ritmo deben remitirse a un especialista pero, en cualquier caso, regularlos implica un cambio en el estilo de vida.

Si se pueden identificar los factores desencadenantes de la arritmia, como un exceso de cafeína, hay que evitarlos:

  • Las alergias a determinados alimentos pueden provocar una reacción que produzca palpitaciones.
  • Las grasas trans, sobre todo las que se encuentran en bollería industrial, alimentos fritos y quesos artificiales como el de la pizza procesada, se han relacionado con paro cardiaco. Las grasas omega-3 mejoran el pronóstico.
  • El meteorismo por un exceso de alimentos grasos, fritos o difíciles de digerir, así como alimentos a los que no se está acostumbrado, pueden crear la sensación de palpitaciones.
  • Algunos suplementos de plantas medicinales específicos pueden desencadenar arritmias, como la planta china ma huang o efedra.
  • Factores de riesgo, como la hipercolesterolemia, la hipertensión o el tabaquismo, se han de tratar para evitar la aparición de una cardiopatía estructural.

En cuanto al tratamiento, aunque varía en función de cada persona, existen algunas recomendaciones comunes:

  • Prevenir el estrés. Pueden ser útiles la meditación, el yoga y las técnicas bioenergéticas. La meditación cambia la percepción del paciente sobre la importancia de las arritmias, y desvía la atención hacia algún otro aspecto.
  • La biorretroalimentación (biofeedback) puede disminuir el número, la frecuencia y la gravedad de las palpitaciones.
  • Dieta y peso. Es importante mantener una ingesta calórica equilibrada y moderada, y un peso apropiado.
  • Descanso. Mantener un ciclo regular de sueño-vigilia y descansar por lo menos 7 u 8 horas todas las noches.
  • Ejercicio. Resulta beneficioso para el tratamiento de muchas arritmias, pero debe utilizarse con precaución ya que es una espada de doble filo.

Libros para cuidar tu corazón

  • Recuperar el corazón; Dean Ornish, Javier Vergara, Ed.
  • El amor, el sexo y la salud del corazón; Alexander Lowen, Ed. Herder
  • Medicina integrativa; David Rakel, Ed. Elsevier