Los beneficios de un paseo o una estancia en el bosque se multiplican si aprovechamos unos minutos para realizar una visualización.

La idea es de Clemens G. Arvay y se basa, por un lado, en los conocimientos científicos sobre las propiedades inmunoestimulantes de los compuestos volátiles emitidos por las plantas y, por otra parte, en la estrecha relación entre los sistemas nervioso, endocrino e inmunitario, que explica la eficacia de la relajación y la visualización para mejorar las defensas.

La eficacia de la visualización está probada en tratamientos como los del doctor Carl Simonton con pacientes de cáncer. Como sugiere la psicología profunda desde Sigmund Freud, las imágenes constituyen el lenguaje del subconsciente y enviándole los mensajes precisos se pueden desencadenar procesos fisiológicos regeneradores y sanadores.

Un ejercicio para conectar con la naturaleza y reforzar la inmunidad

La próxima vez que vayas al bosque deja atrás el ajetreo de la vida cotidiana. Olvida tus rutinas de pensamiento y abre los sentidos al entorno: escucha cómo crujen las raíces; observa la corteza áspera de los árboles y el musgo blando en el suelo. Inhala los olores del bosque con toda consciencia.

Piensa "soy parte del bosque", convéncete porque así es. Descubre la vida que te rodea. Intenta detectar la presencia de animales salvajes, aun cuando no los estés viendo. El bosque está repleto de vida. Tanto encima como por debajo de la tierra.

Las setas que ves en la superficie no son entes aislados, sino los cuerpos fructíferos de un ser vivo "hongo" cuya mayor parte se halla en el suelo bajo tus pies. Un hongo puede extenderse varios cientos de metros cuadrados y vive en simbiosis con las raíces de los árboles y otras plantas.

Los vegetales, los hongos, las bacterias, la tierra y los animales forman un espacio vital de extrema complejidad. Te has sumergido en este tejido vivo y te estás mimetizando con él.

Abre el cuerpo a los compuestos curativos del bosque

El objetivo del ejercicio es preparar el cuerpo para que absorba y utilice los compuestos curativos que se hallan en el bosque.

Durante el paseo, piensa en las innumerables sustancias que emiten al aire todos los habitantes del bosque. Ahora visualiza tu sistema inmunitario como algo igualmente complejo, que interacciona y se comunica con el bosque y con sus efluvios desde hace mucho tiempo. Imagina incluso al sistema inmunitario como una especie de antena orgánica que emerge de ti.

El bosque y tú estáis conectados. Prepárate para la visualización. Busca un lugar donde te sientas bien. Déjate guiar por la intuición, pero es recomendable la cercanía de los árboles (puedes elegir uno con el tronco ancho para sentarte y apoyarte en él).

Si prefieres hacer la visualización sin ser visto, está demostrado que nos relajamos mejor cuando nuestro escondite nos permite extender la vista sobre el entorno y nos mantiene a salvo de las miradas indiscretas.

Primer paso: relájate con la ayuda de la respiración

En el lugar elegido, adopta una posición cómoda que no te canse – puedes tumbarte o apoyarte en un árbol– y que muestre apertura al bosque. Una manera de conseguirlo es colocando las manos en el regazo con las palmas hacia arriba. También puedes abrir ligeramente los brazos.

Relájate y baja los hombros. Cierra los ojos y concéntrate durante unos minutos en tu respiración.

Lleva tu atención al cuerpo, observa cómo al inspirar fluye el aire por tu interior –nota cómo al entrar el aire por la nariz se eleva el abdomen y desciende la cavidad torácica– y cómo vuelve a salir con cada exhalación.

Respira de forma relajada y regular. No dejes de percibir la sensación de inspirar y espirar.

Empieza la visualización: el bosque dentro de ti

Una vez que te sientas relajado, empieza con la primera visualización: cierra los ojos e imagina cómo los terpenos anticancerígenos del aire del bosque penetran en tu cuerpo (¡realmente lo están haciendo!).

Observa primero, con el mayor detalle posible, cómo son las imágenes que creas en tu fantasía. Una persona puede imaginar, por ejemplo, una afineblina verde y plateada que se acerca desde las copas de los árboles. O tal vez vea motas brillantes como chispas que flotan en el aire.

Al inspirar percibes que esa neblina o esas motas son aspiradas por tu nariz y viajan hasta los pulmones y luego hasta cada rincón de tu cuerpo gracias a la sangre. Mientras espiras, millones de terpenos se preparan para entrar en tu cuerpo con la siguiente inspiración.

Visualiza cómo la nube se vuelve cada vez más densa y activa, te rodea y penetra en tu interior también a través de las palmas de las manos y del rostro. El bosque está dentro de ti, piensa: "soy el bosque", "estoy conectado con los árboles y los arbustos, con los hongos y las hierbas".

Respira hondo varias veces mientras te recreas en las imágenes mentales y los sentimientos de conexión.

Siguiente paso: aumenta tus defensas

El siguiente paso en el ejercicio de visualización consiste en comunicar los agentes sanadores del bosque con tu sistema inmunitario.

Encuentra con la ayuda de tu fantasía una imagen que represente cómo tus células inmunitarias denominadas "killer" o "asesinas naturales" resultan fortalecidas por losterpenos anticancerosos del aire.

Puedes imaginar, por ejemplo, que estas células son como estrellas refulgentes en un firmamento, y que al entrar en contacto con los terpenos –la neblina verde o las chispas– sus rayos se afilan y adquieren la nitidez de las púas metálicas.

Estas células o estrellas circulan por la sangre en busca de un objetivo (un virus, una bacteria o una célula enferma, que también puedes imaginar) sin hacer ningún daño al cuerpo. Al encontrarse con los agentes patógenos, tus células inmunitarias se activan, los atacan y los eliminan.

Visualiza que las células defensivas cada vez son más. Una se convierte en dos, dos en cuatro, cuatro en ocho y así sucesivamente. El proceso es cada vez más rápido: cien mil se convierten en doscientos mil, cuatrocientos mil... Brotan de tu médula ósea como si esta fuera una galaxia en ebullición.

Refuerza todo el proceso con la mente

La técnica psicológica apoya lo que está ocurriendo en realidad. Los terpenos anticancerígenos del aire del bosque se comunican con las células del sistema inmunitario y estas se multiplican.

Los paseos frecuentes pueden aumentar hasta un 40% la cantidad de células inmunitarias, según los estudios del profesor Qing Li. Los mensajes que llegan del exterior y los que emite tu mente están en la misma sintonía. Dicen: "¡Más células defensivas!".

En la visualización de este proceso no existen barreras para la imaginación. Para seguir con el ejemplo de las estrellas: puedes imaginar que cada vez rotan más deprisa y son todavía más letales en su lucha contra bacterias y virus patógenos.

Cuanto más nítidas e intensas emocionalmente sean las visualizaciones, mayor es su capacidad para influir positivamente sobre los procesos corporales.

Consejos para meditar en el bosque

Conecta con la naturaleza y siéntete mejor siguiendo estos sencillos consejos.

1. Abre los sentidos

Cierra los ojos y observa tu respiración, haciéndola cada vez más lenta. Luego lleva tu atención a los oídos. ¿Qué sonidos eres capaz de percibir?

Después concéntrate en los olores. ¿De dónde proceden? Abre los ojos y deja que tu mirada descubra formas, colores...

Toca algo que esté cerca y que te llame la atención. ¿Qué texturas tiene?

2. Mantén la atención

Atiende con el máximo detalle a cada percepción que te ofrecen los sentidos.

Si la mente se distrae, vuelve a la observación (puedes contar las respiraciones de diez en diez).

3. ¿Cómo te sientes?

Convierte las impresiones de los sentidos en sentimientos, sin forzarlos. ¿Te llenas de entusiasmo, alegría, paz, sensación de cobijo?

Refuerza tu atención hacia estas emociones agradables, provocadas por el entorno natural, que se ha convertido en parte de ti.

Si practicas a menudo podrás evocar estos sentimientos en cualquier momento y en cualquier lugar.

4. Renueva tu conexión

Dirige de nuevo tu atención hacia los estímulos del entorno hasta percibirlo en su totalidad.

Renueva tu conciencia de que estás conectado y formas parte de la red de la vida con las plantas, los animales, las nubes, el viento…