El quiste de Baker es un bulto compuesto por líquido sinovial que se acumula en la parte posterior de la rodilla, en la llamada región de la fosa poplítea o hueco poplíteo. Se le conoce también, por ello, como quiste poplíteo y se puede acompañar de dolor detrás de la rodilla, aunque el dolor no siempre es uno de sus síntomas.

Por qué se producen los quistes de Baker

En la rodilla todos tenemos unas bolsas que contienen sinovia o líquido sinovial , un líquido transparente que mantiene lubricada la articulación para protegerla de la fricción que producen nuestros movimientos. Cuando se produce algún problema interno en la rodilla, la articulación genera más cantidad de líquido sinovial para protegerse produciendo un abultamiento en la parte de atrás de la rodilla, la fosa poplítea.

Esto sucede, por ejemplo, cuando existe una lesión de rodilla, como un desgarro de meniscos o del ligamento cruzado anterior, o bien cuando se padece alguna enfermedad que cursa con inflamación articular, como osteoartritis o artritis reumatoide.

 

 

 

Síntomas más habituales

La mayoría de las veces el quiste de Baker no da más síntomas que el bulto provocado por la acumulación del líquido sinovial.

Otras veces, sin embargo, si se produce una compresión de los nervios, el quiste puede provocar dolor detrás de la rodilla, hinchazón o entumecimiento.

También puede producir rigidez y cierta dificultad para flexionar la rodilla, y en ocasiones incluso una parálisis del nervio tibial.

 

 

Aunque es poco frecuente, el quiste de Baker se puede romper. Las bolsas sinoviales se dilatan en exceso, el líquido sinovial se extravasa y baja por la pierna. Esto puede producir un dolor fuerte, hinchazón y enrojecimiento en la pantorrilla.

Estos síntomas del quiste de Baker pueden ser similares a los de una trombosis venosa profunda o una tromboflebitis aguda. Por eso , ante los síntomas descritos conviene acudir enseguida al médico por precaución, para descartar un problema más grave.

 

 

Cómo se diagnostica

Para el diagnóstico del quiste de Baker, se realiza un examen físico y se evalúan los síntomas.

En caso de que se sospeche que se trata efectivamente de un quiste de Baker, se confirma con una ecografía Doppler o una resonancia magnética

Tratamiento del quiste de Baker

Ante un quiste de Baker el tratamiento más común es el conservador, es decir, hacer lo más sencillo. En la mayoría de casos suele mejorar en unas 12 semanas o tres meses de seguimiento.

La resección quirúrgica tradicional y la cirugía artroscópica se aplican en casos muy excepcionales y existe mucha controversia sobre la efectividad de los métodos quirúrgicos.

En la línea conservadora, el tratamiento natural del quiste de Baker, se pueden hacer varias cosas:

Tratamiento RICE para la rodilla

Cuando se note que el quiste de Baker se ha producido por un traumatismo, como un golpe, se recomienda seguir el tratamiento R.I.C.E., las siglas en inglés para reposo (rest), hielo (ice), compresión (compress) y elevación (elevate),  seguido de algunos ejercicios de acondicionamiento muscular. 

Este protocolo, que además de para el cuidado de la rodilla se suele emplear también en casos de esguinces, torceduras o tendinitis, es especialmente importante durante las primeras 24 horas desde que se produce la lesión, aunque puede mantenerse 2-3 días. Consiste más concretamente en:

  1. Reposar y proteger la zona lesionada o dolorida. Es importante reposar la zona lesionada, aunque no hay que olvidar que un reposo excesivamente prolongado podría, por el contrario, resultar contraproducente.
  2. Hacer masajes con hielo cada 4-7 horas para reducir la inflamación y el dolor. Envuelve el hielo en un paño, para no aplicarlo directamente en contacto con la piel.
  3. Comprimir o vendar la zona dolorida con una venda elástica o media de compresión.
  4. Elevar la rodilla y mantenerla en esa posición elevada, por encima del corazón.

Estiramientos

Este protocolo debe ir seguido de ejercicios de acondicionamiento. El ejercicio es la forma m��s efectiva, no invasiva y natural de mejorar la situación de la rodilla en los casos de quiste de Baker. El ejercicio principal consiste en plegar y extender la rodilla, siempre sin forzar, pero llegando a los límites de la articulación. Esto produce un estiramiento y fortalecimiento de los isquiotibiales y de los cuádriceps que debe repetirse varias veces al día

Estos ejercicios aparte, se recomienda dejar de practicar las actividades agravantes por un tiempo. Volver a la actividad demasiado pronto o sin una rehabilitación adecuada conducirá a menudo a la hinchazón de la rodilla y la reaparición del quiste poplíteo. 

Punción seca

La punción seca o punción con aguja de acupuntura, seguida de un vendaje compresivo, a veces logra eliminar el quiste de forma rápida y espectacular. El líquido se extravasa de la bolsa y el cuerpo lo reabsorbe.

Masajes e hidroterapia

Además, podemos aplicar un masaje en las zonas contracturadas alrededor de la rodilla y aplicar hidroterapia de contraste con agua caliente y fría.

También se puede revisar la biomecánica del pie, la pisada y la mecánica de la rodilla, para evaluar y mejorar los movimientos de la misma.

Compresas de arcilla, árnica y kinesiotape

Otra técnica consiste en aplicar una compresa de arcilla toda la noche en la zona.

Antes y después de aplicar la compresa de arcilla, conviene aplicar también pomada de árnica los primeros 9 días y luego a días alternos hasta que desaparezca el quiste.

Durante el día, aplicar vendaje compresivo o  tiras de kinesiotape.