El año que hemos dejado atrás ha sido uno de los más atípicos que hemos vivido y que vayamos a vivir en nuestras vidas. Emocionalmente, ha sido un año muy duro para la mayoría de nosotros. De cara a este 2021, para no perder nuestro equilibrio emocional, debemos extremar los cuidados de nuestra salud tanto física como mental.

Con este objetivo a la vista, en este inicio de año, quiero traeros una propuesta muy diferente a los típicos consejos que se dan siempre el primero de enero.

En vez de marcar como propósito de año nuevo, el dejar algún mal hábito o retomar aquello que siempre nos gustó, pero nunca llevamos a cabo, quiero plantearos un reto muy diferente: comenzar una actividad (o afición) que te aleje, por completo, de tu zona de confort.

Cómo salir de la zona de confort

No se trata de desarrollar una antigua afición, sino de adentrarnos en una actividad que se encuentre en el extremo opuesto de nuestro círculo conocido de confianza. Por ejemplo, si tus actividades cotidianas son sedentarias, busca algo que te obligue a moverte; si tu trabajo se centra mucho en lo intelectual, busca algún tipo de actividad manual; si eres una persona que no para quieta, encuentra una afición en la que desarrolles, sentado, una actividad minuciosa, que necesite tu atención plena.

La idea que subyace a esta sugerencia es la de realizar un estimulante plot twist que, nos ayude a salir de la rutina y plantearnos nuevos retos y aprendizajes.

A nivel cerebral, el recién despedido 2020 también ha sido desastroso.

Los confinamientos, las medidas de prevención y la crisis sanitaria y económica, han encerrado a nuestras neuronas en rutinas de pensamiento negativas. De hecho, en los últimos meses, las consultas por ansiedad, estrés o miedos, se han visto multiplicadas.

Ante esta situación, debemos buscar nuevas formas de estimular nuestro cerebro y no existe nada mejor que plantearnos hacer algo totalmente nuevo y diferente.

Por qué emprender una nueva actividad

Puede servirnos de ejemplo el caso de Pablo, profesor en la Universidad. Su trabajo era muy intelectual, pasaba todo el tiempo centrado en las clases y en sus proyectos de investigación.

Cuando comenzó su terapia on-line, me comentó que estaba satisfecho con el desarrollo de su profesión, pero que sentía que su vida había entrado en una monotonía que le pesaba. Seguía cumpliendo sus tareas, pero ya no tenía la misma ilusión que al principio. Me dijo que su vida era como una espiral, siempre dando, una y otra vez, las mismas vueltas.

La mente de Pablo pedía, de forma inconsciente, tomar medidas para salir de esta espiral de monotonía. La oportunidad para que comenzara a implementar el cambio que necesitaba, se nos presentó en su propia casa.

Dos horas antes de una cita que teníamos programada, Pablo me llamó para cambiarla porque le había surgido un problema en casa y no iba a poder conectarse. Según me comentó, se había caído parte del muro de una caseta de su jardín y no daba con ningún albañil que pudiera desplazarse en ese momento hasta su zona.

Cuando me comentó lo que ocurría, pensé que se nos había presentado la oportunidad perfecta para que Pablo emprendiera una actividad completamente alejada de sus costumbres. Puesto que no era un muro vital de la casa, le propuse, como parte de su trabajo terapéutico, que él mismo lo arreglara.

Al principio, Pablo se sorprendió mucho del reto que le había planteado y me dijo que nunca se había interesado por la albañilería. Sin embargo, me comentó que lo iba a intentar.

En la siguiente sesión, me dijo que estaba muy satisfecho con su labor de albañil. Primero, como el profesor que era, había estudiado y planificado todo. Buscó tutoriales, compró los materiales adecuados y comenzó a realizar el trabajo manual de la obra.

Un reto convertido en beneficio

Este cambio de actividad, supuso un soplo de aire fresco en la vida de Pablo. Según me comentó, le había gustado especialmente el estar trabajando con sus manos al aire libre, también, el ver cómo era capaz de construir algo por sí mismo le había llenado de satisfacción.

Con esta nueva afición a la albañilería, Pablo no solo aprendió algo nuevo, sino que era tan diferente a su trabajo habitual que le ayudó a estimular otras áreas de su cerebro que habían estado dormidas.

Su estado de ánimo mejoró y volvió a recuperar la ilusión por su trabajo.

Como has visto, comenzar una actividad diferente que estimule nuevas áreas cerebrales tiene un beneficio global en toda la personalidad. Ahora te propongo a ti el mismo reto que a Pablo, atrévete a pensar fuera de lo normal y en este 2021 lánzate a realizar una actividad que te saque, por completo, de tus costumbres.