Como los demás órganos del cuerpo, la piel necesita nutrientes para cumplir con sus funciones y mostrar un aspecto suave y reluciente.

Precisa una variedad de minerales, vitaminas, aminoácidos y ácidos grasos que se tienen que conseguir de los alimentos, pero desde fuera también podemos alimentar la piel con ingredientes cosméticos naturales.

Cuanto más mayores somos, más nutrición necesita la piel porque su capacidad de autorregeneración disminuye y se hace más necesaria la ayuda externa. A partir de los 30 años es aconsejable incorporar a la rutina de cuidado de la piel una crema nutritiva para prevenir y combatir la sequedad, las arrugas y la falta de elasticidad.

¿Qué aporta a la piel una crema nutritiva?

Los ingredientes naturales que nutren la piel son aquellos que contribuyen a la regeneración de las células de la epidermis y fortalecen la barrera protectora natural formada por lípidos (grasas), que evitan la deshidratación y la sequedad. Por eso las cremas nutritivas son más concentradas y espesas que las simplemente hidratantes.

Conviene aplicarlas por la noche sobre la piel limpia para dejar que actúen el máximo tiempo posible. Se pueden extender por la piel con un suave masaje durante 3-5 minutos, insistiendo en las zonas más secas o apagadas del cuerpo.

Una regla orientativa básica a la hora de elegir productos para el cuidado de la piel es "no te pongas nada que no te puedas comer".

No es recomendable ingerir parafinas ni otros derivados del petróleo que son los ingredientes básicos de cualquier crema convencional supuestamente "nutritiva", junto con una variedad de aditivos también sintéticos. Por lo tanto, tampoco son los mejores productos para la piel.

Los cosméticos naturales recurren esencialmente a las sustancias de origen vegetal para cuidar la piel, que las reconoce y agradece porque son biológicas, forman parte de organismos vivos.

¿Qué ingredientes debería contener una crema nutritiva?

Existe una variedad enorme de sustancias vegetales grasas o estimulantes del metabolismo de la piel que pueden incorporarse a las cremas nutritivas naturales por su capacidad para restablecer el equilibrio fisiológico cutáneo, evitar la pérdida de humedad y proteger la piel frente a las agresiones externas:

  • Aceite de almendras dulces. Se obtiene mediante el prensado de almendras y es muy rico en ácido oleico y vitaminas A y E. Está especialmente indicado en el tratamiento de pieles secas e irritadas.
  • Aceite de borraja. Destaca en él su riqueza en ácidos grasos oleico, linoleico y linolénico. Su utilización está especialmente indicada en el tratamiento de las pieles resecas y sin brillo.
  • Aceite de rosa mosqueta. Es obtenido de las semillas de Rosa rubiginosa. Se caracteriza por su elevado contenido en ácido linoleico y linolénico, que regeneran el tejido cutáneo, mejoran su aspecto y retrasan los síntomas del envejecimiento prematuro.
  • ­Aceite de aguacate. Se obtiene de la pulpa del fruto y posee propiedades hidratantes, protectoras y regeneradoras que lo convierten en uno de los ingredientes preferidos por muchos productores de cremas nutritivas naturales.
  • ­Aceite de germen de trigo (o de arroz, maíz u otros cereales). Además de vitamina E y carotenos, contiene ácidos grasos insaturados y fosfolípidos que hacen que sea utilizado con frecuencia como ingrediente activo con acción nutritiva en preparados para el cuidado de la piel seca, arrugada y flácida.
  • Manteca de karité. De consistencia pastosa, esta grasa vegetal se obtiene a partir de las semillas de Butyrospermum parkii. Su riqueza en ácidos grasos saturados hacen que sea un ingrediente especialmente indicado como agente protector frente a las agresiones ambientales. Además activa la circulación y elimina las irritaciones superficiales.

Todos estos aceites contienen además vitaminas, antioxidantes y compuestos químicos que actúan sinérgicamente y que estimulan la regeneración de la piel.

Los productos cosméticos naturales pueden contener también extractos vegetales con principios activos que ejercen distintos efectos beneficiosos sobre la piel, como los extractos de caléndula, alga roja, Mimosa tenuiflora, lúpulo, cola de caballo, hipérico, centella asiática o Prunus africana, entre otras muchas plantas.