La respiración consciente o pranayama tiene innumerables beneficios muy relacionados con la práctica de la meditación, pero también con un estilo de vida saludable y tranquilo.

Si unimos las virtudes de la respiración consciente a las de los baños de sol, adquirimos un ejercicio fácil y muy agradable, pero con muchísimos beneficios. ¡Vamos a ello!

¿Qué es pranayama?

La respiración consciente tiene muchos años de historia. En el yoga se le llama pranayama. Esta palabra sánscrita significa “poder o control sobre la fuerza de la vida”. Entendemos que "la fuerza de la vida" es la respiración. Gracias al pranayama podemos obtener el “poder o control” de la respiración. La respiración consciente o pranayama se basa en técnicas de respiración, es decir, en la forma en que respiramos.

Los tratados de yoga más antiguos dicen que tenemos un número limitado de respiraciones en la vida. Por tanto, si aprendemos a hacer la respiración más profunda y lenta, podríamos vivir más años porque “gastaríamos” menos respiraciones por minuto.

Esto te lo explico como hecho anecdótico, pero lo que sí te puedo asegurar es que ganarás calidad de vida.

Empieza por Observar tu respiración

Para respirar conscientemente, primero debemos ser conscientes de la respiración. Esto significa simplemente sentir la respiración.

Te propongo un ejercicio muy sencillo: 

  1. Ponte la mano derecha en el pecho y la mano izquierda en la barriga.
  2. Respira, toma aire.
  3. Ahora estás sintiendo tu respiración. Esta es una manera de empezar a conectar con ella. Puedes notar que la tienes tranquila o que la tienes agitada.
  4. Cuando hacemos este ejercicio, no debemos realizar ningún cambio en la respiración. Es fácil, conectamos y observamos cómo respiramos.

Sintiendo la respiración, podemos obtener toda una serie de información: ¿estamos nerviosos? ¿Respiramos más por la boca o por la nariz? ¿Se mueve más la mano derecha o la mano izquierda? Simplemente, debes observar tu respiración y descubrirás cómo se encuentra tu cuerpo.

Aprender a conectarse con la respiración es el primer paso de la respiración consciente.

Incorpora la Respiración diafragmática

¡Pero hay más! El segundo paso sería conseguir realizar las respiraciones de forma diafragmática. ¿Eso qué significa? Pues sencillamente llevar el aire al vientre.

Si sigues con la mano izquierda en la barriga, al hacer la respiración diafragmática notarás que la mano izquierda sube hacia arriba y, en cambio, si mantienes la mano derecha en el pecho, notarás que está más quieta.

El diafragma es el músculo que está debajo de los pulmones. Para que te hagas una idea, tiene forma de paracaídas:

  • Cuando inhalamos, el diafragma se contrae para permitir que los pulmones cojan el aire.
  • Cuando exhalamos, el diafragma se relaja para permitir que los pulmones suelten el aire.

 

Inspira el aire por la nariz

Siempre se nos ha dicho que respirar por la nariz es mejor que respirar por la boca. De pequeños nos explicaban que en nariz tenemos pelos que ayudan a filtrar el aire que inhalamos.

Además, al inhalar por la nariz, aumenta la fricción del aire y podemos regular su flujo y temperatura. Todo esto está muy bien y es cierto. Pero hay más.

Resulta que en los senos paranasales (para entendernos, la zona interior de debajo de los ojos) y dentro de la nariz tenemos unos neurorreceptores. Estos neurorreceptores se encargan de enviar señales de seguridad al cerebro. ¿Qué significa todo esto? Pues que, cuando inhalamos por la nariz, estamos enviando señales al cerebro diciéndole que estamos bien y seguros.

Es tan sencillo como esto. Respirando por la boca, el cerebro deja de recibir las señales de seguridad de estos neurorreceptores. Por tanto, interpreta que podríamos estar en peligro. Activará el sistema nervioso simpático y empezaremos a sentir el cuerpo cargado de estrés. Pero un gesto tan sencillo como respirar por la nariz puede ayudarnos a estar más tranquilos.

Por qué combinar la respiración con Baños de sol

Los baños de sol o la helioterapia tienen múltiples beneficios siempre y cuanto se practique con precaución y escuchando mucho a nuestro cuerpo. Los expertos recomiendan diez minutos de sol diarios para que el cuerpo pueda fabricar la vitamina D necesaria para tener unos niveles saludables. 

Además, exponerte a la luz del sol ayudará a tu cuerpo a saber la hora del día que es ayudándote con la segregación del cortisol de buena mañana y con la de melatonina antes de acostarte. 

Pranayama al sol: un ejercicio revitalizante

Seguro que cuando te pones al sol, especialmente durante el invierno, sientes una agradable sensación de placer. ¿Qué te parecería aprovechar este momento para realizar un breve ejercicio de meditación y de respiración

Vamos a unir la maravillosa respiración consciente con la helioterapia en tan solo cinco pasos. 

  1. Tienes que imaginar que tomas la luz del sol cuando inhalas. 
  2. Inhala poco a poco por la nariz y llevando el aire en la barriga. 
  3. Tienes que imaginar que quitas toda la negatividad, emociones, pensamientos y preocupaciones que ya no quieres. 
  4. Exhala despacio por la nariz. 
  5. Podrías realizar unas 10 respiraciones. 

Sentirás sus beneficios al momento sintiéndote con la mente más enfocada y con mayor energía, pero sin estrés.