La brisa, los baños de mar y de sol refuerzan las defensas y potencian la capacidad autocurativa del organismo, por ello resultan indicados para mejorar muchos trastornos de salud.

Los beneficios terapéuticos del entorno marino han sido utilizados por el ser humano desde antiguo y se siguen aprovechando hoy en día en talasoterapia, una práctica natural basada en la utilización del agua de mar, los lodos, los fangos marinos y las algas para aliviar y curar un buen número de dolencias.

Los beneficios de bañarse en el mar y pasar un rato en la playa

Las técnicas de talasoterapia se imparten en los balnearios y centros de salud, que recogen el agua de mar a más de mil metros de la orilla, la depuran y la esterilizan para aplicarla en diferentes tratamientos. Pero en el medio natural podemos disfrutar a nuestro aire y sin límites de todos estos beneficios:

Agotamiento, estados de estrés o depresión leve

Son varios los factores que hacen que el entorno marino se convierta en uno de los mejores lugares para combatir la apatía, el agotamiento físico o agotamiento mental, el estrés y los estados bajos de ánimo:

  • Los iones negativos de la atmósfera marina, que favorecen la producción de serotonina, un neurotransmisor cerebral cuya liberación proporciona una agradable sensación de bienestar.
  • El estímulo que ejerce el agua fresca sobre el organismo.
  • La fuerza de las olas sobre el sistema nervioso y sobre los músculos.
  • La luz solar
  • El hecho de disponer de un tiempo propio para el cuidado de uno mismo.

Acné, psoriasis, lupus y úlceras en la piel

Mientras que el agua de mar, debido a su salinidad y a componentes minerales como el azufre o el yodo, ejerce un efecto drenante y desinfectante sobre las impurezas de la piel, el aire de la atmósfera costera y el sol ayudan a secarla y a regenerarla.

En estos casos, es conveniente, por lo tanto, buscar playas bien soleadas (como las que ofrece la vertiente mediterránea) y que tengan buena brisa.

Rinitis, sinusitis y vegetaciones

En estos problemas de las vías aéreas superiores, el entorno marino ejerce un efecto muy beneficioso por la acción de la humedad, que fluidifica las secreciones.

Es preferible evitar, sin embargo, los baños fríos. Tampoco hay que tomar el sol en exceso.

Inmunodepresión y anemia

Los baños de mar aumentan la concentración de hierro en la sangre. Se estima que el número de glóbulos rojos (células que transportan el oxígeno por todo el organismo) aumenta entre un 5 y un 20% después de una cura de mar y que la cantidad de glóbulos blancos, que son células defensivas encargadas de luchar contra las infecciones, aumenta todavía en mayor proporción.

Esto hace que los baños de mar resulten especialmente aconsejables para personas con un sistema inmunitario debilitado o que sufren anemia.

Mala circulación

Probablemente, una de las virtudes más reconocidas del medio marino sobre la salud sea su efecto positivo en enfermedades del sistema circulatorio, tanto en trastornos menores y comunes como la mala circulación en las piernas (varices), como en problemas más serios, como hipertensión y recuperaciones tras anginas de pecho o infartos de miocardio.

El frescor del agua del mar, la diferente presión que ésta ejerce sobre el cuerpo (mayor cuanto más nos adentramos hacia el fondo) y el vaivén de las olas favorecen la circulación de retorno.

Es muy recomendable, además, pasear por la orilla.

Reumatismo y dolor en huesos y articulaciones

Los baños con agua de mar caliente y los lodos y algas que se emplean en los centros de talasoterapia (especialmente los lodos del Mar Muerto, de alta concentración en minerales) ofrecen excelentes resultados en el tratamiento de las inflamaciones articulares y como paliativo de dolores musculares, articulares, de espalda, postraumáticos y posquirúrgicos.

En la playa, la acción del agua y el hecho de enterrarse en la arena caliente también ejercen un efecto analgésico y curativo.

Por otra parte, el sol ayuda a producir vitamina D, que a su vez influye en la absorción del calcio fundamental para combatir la fragilidad ósea.

Obesidad y otras alteraciones metabólicas

Mediante el aporte de minerales como el yodo, que estimula la tiroides y con ella los procesos metabólicos, los baños de mar mejoran la nutrición célular y regulan el equilibrio ácido-base en el organismo, fundamental para evitar que se desarrollen procesos degenerativos.

Esta regulación del metabolismo es útil en personas obesas o delgadas en extremo, junto a unos hábitos alimentarios correctos y la práctica de ejercicio.

Disfunciones hormonales

Los baños marinos estimulan las glándulas sexuales, la tiroides, la paratiroides y las suprarrenales, mientras que la luz del sol influye sobre la hipófisis.

Por ello, cualquier problema relacionado con el mal funcionamiento de alguna de estas glándulas se ve mejorado por las curas de mar. Un dato interesante es que el bocio (inflamación de la tiroides) es más frecuente en zonas de interior que en la costa, debido a que el aire y la dieta no aportan todo el yodo necesario.

Por qué resulta terapéutico el mar

El simple hecho de zambullirse en el agua hace que latemperatura corporalse modifique, que varíen el volumen sanguíneo y linfático y las secreciones hormonales; que el sistema nervioso se estimule y que los músculos se sientan masajeados; pero, además, la pielabsorbe los iones minerales del agua que penetran en el organismo difundiéndose rápidamente y haciendo posible la remineralización sutil del cuerpo.

El hecho diferencial del agua de mar respecto a la de río o la clorada de las piscinas es esa gran riqueza en minerales y oligoelementos (se han contabilizado más de 90 elemento simples en su composición química) y, debido a esta, su similitud con el plasma sanguíneo.

De entre la composición del agua de mar destacan:

  • el sodio, responsable de su sabor salado y regulador de los líquidos corporales;
  • el potasio, imprescindible para mantener el tono cardiaco y muscular;
  • el yodo, que actúa sobre la glándula tiroides y posee un gran poder desinfectante sobre la piel;
  • el magnesio, que potencia el sistema inmunitario y es un elemento importante contra el envejecimiento;
  • el azufre, eficaz contra el reumatismo y fortalecedor de huesos y tendones,
  • y el silicio, un excelente preventivo de las enfermedades infecciosas que también resulta efectivo en problemas óseos, vasculares, nerviosos y respiratorios.

Para que el baño de mar resulte beneficioso es aconsejable realizar un poco de ejercicio físico antes de entrar al agua (se puede caminar o correr durante unos minutos por la orilla), zambullirse después completamente y de forma rápida, sin pensárselo demasiado, y permanecer nadando o flotando cuanto tiempo se desee, pero sin pasar frío, ya que eso anularía parte de los efectos positivos.

Al salir del agua es mejor secarse al sol y no ducharse inmediatamente, ya que así se favorece la absorción de los minerales que quedan cristalizados sobre la piel, que a su vez estimulan las terminaciones nerviosas cutáneas que actúan de forma refleja en todos los sistemas y órganos del cuerpo.

Aunque no es imprescindible, y depende de las costumbres de cada persona, se aconseja bañarse en el mar antes o dos horas después de comer, a fin de evitar un posible corte de digestión, que puede ser provocado por un cambio brusco de temperatura.

LOS BENEFICIOS DEL SOL

Capaz de envolvemos tibiamente, de aportar calor a la tierra y al agua y de dar la luz necesaria para encender el optimismo y sentido del humor, el sol es parte esencial para poder saborear al máximo los baños de mar y los días de playa.

El hecho de que en los últimos años haya aumentado sensiblemente el número de personas con cáncer de piel, unido al fenómeno de la disminución de la capa de ozono, que nos protege menos de sus radiaciones perjudiciales, han tendido a demonizar una práctica que realizada con moderación y con la protección adecuada es saludable.

No hay que olvidar que la luz solar ayuda a la piel a producir la vitamina D, que a su vez interviene en la absorción del calcio, ayudando a prevenir la fragilidad ósea y la debilidad muscular, entre otros beneficios.

Ante la duda de si es recomendable tomar el sol y cómo y cuándo debe hacerse, el médico naturista Armando Cuadra explica que si hace un tiempo la medicina natural aconsejaba tomar el sol en horas de poca intensidad sin hacer uso de cremas porque filtran una parte de la radiación, en la actualidad sigue siendo recomendable evitar que la exposición solar se realice entre las 12 y las 16 horas, pero si nos exponemos al sol en los meses que más calienta es importante protegerse la cara y el cuerpo con cremas solares con un factor de protección alto (en pieles clara nunca inferior a 20, y en pieles morenas, al principio no inferior a 15).

Además, y de forma paralela, se debería realizar una dieta rica en líquidos (son muy aconsejables los zumos naturales ricos en antioxidantes).

También conviene renovar la aplicación de la crema solar cada media hora, y después de bañarse en el mar.

Es importante tener presente que el índice de protección de una crema se refiere al tiempo: un factor 10 indica que se puede tomar el sol diez veces más tiempo del que se puede tomar sin ella.

De todos modos es importante ser prudente y no alargar el tiempo de exposición más de lo recomendable, ya que la acción de la crema protectora puede hacer creer que el sol no quema, cuando en realidad no es así.

En cuanto a la forma de exponerse al sol, es preferible hacerlo progresivamente y tomarlo en movimiento, haciendo ejercicio, paseando o metiéndose en el agua, más que tumbado.