Todo sistema que utiliza energía a partir de materia prima se caracteriza por tener un proceso de trasformación y otro de eliminación de residuos. Este mismo concepto se puede aplicar tanto a una ciudad como a nuestro organismo.

Todo ser vivo consume (catabolismo) y transforma (metabolismo), generando durante esos procesos sustancias intermedias y finales (residuos endógenos) que son altamente oxidantes y tóxicas y que deben ser neutralizadas para poder salir del organismo.

Todos somos conscientes de que, hoy en día, la presencia de «no nutrientes» tanto en el aire como en el agua o los alimentos se ha incrementado. Cuando estos «no nutrientes» entran en nuestro organismo no deben formar parte de nuestra estructura y, por tanto, deben ser expulsados al exterior (residuos exógenos). Tenemos, pues, residuos exógenos y endógenos que eliminar.

para qué sirve la detoxificación

Durante mi carrera, tanto de estudiante como de médico, la detoxificación no era de gran relevancia y se relacionaba principalmente con el acto de orinar y de defecar, no se entraba en sus mecanismos y menos en sus consecuencias. Pero al introducirme en la medicina integrativa y holística, y con los estudios de polimorfismos genéticos, se abrió un campo que ha marcado mi profesión.

No es fácil hacer entender a mis pacientes la relevancia de la detoxificación, de las diferencias que se dan de unos a otros y por qué la detoxificación forma parte de la estrategia terapéutica. A veces, ayuda usar símiles, como en este caso pensar en qué hace una ciudad para eliminar sus residuos.

Cómo funciona la detoxificación

La eliminación de residuos pasa por tres fases:

  • Fase I. A la ciudad llegan alimentos, bebidas y múltiples objetos que después son utilizados en cada domicilio por sus habitantes, generándose residuos que se depositan en las calles.
  • Fase II. Múltiples camiones y personas trabajan cada día para dejar las calles limpias y para trasladar dichos residuos a la depuradora y/o al basurero.
  • Fase III. Una vez clasificados, se reciclan, eliminan o almacenan en algún lugar de la ciudad procurando no causar problemas.

Bioquímicamente, las tres fases se sintetizan en que los residuos de fase I deben ser liposolubles para entrar en fase II que, en general, los transforma en hidrosolubles para poder salir del organismo en la fase III.

En resumen, el proceso se inicia en cada célula(las viviendas de nuestra ciudad imaginaria). Los residuos formados en los procesos de catabolismo y de metabolismo son liposolubles (Fase I). Luegollegan al hígado, donde por diferentes procesos son clasificados y transformados en hidrosolubles (Fase II). A partir de ahí, si se eliminan, se dirigirán al riñón o al intestino para su salida fuera del cuerpo (Fase III). Si no se pueden eliminar, se depositarán principalmente en el tejido conectivo y/o en la grasa. Vamos a verlo con detalle.

Fase I de detoxificación

En las células, los residuos son transformados en liposolubles gracias a un complejo de enzimas llamados citocromos P450 o CYP450 (nombres que proceden de la longitud de onda de absorción del hierro de su molécula).

Estas enzimas son ancestrales, y es que aprendimos antes a limpiar y a protegernos que a respirar y a fabricar energía. En el ser humano se han llegado a describir 17 familias, codificadas por diferentes genes que se localizan en diferentes cromosomas y que presentan múltiples polimorfismos o variedad genética. Debido a esto, la funcionalidad varía de una persona a otra, de modo que podemos encontrar individuos que son metabolizadores rápidos, intermedios o lentos.

Para entenderlo, volvamos a nuestra ciudad imaginaria. En las viviendas se clasifican los residuos y, en general, una vez al día depositamos la basura en los contenedores de la calle. Sin embargo, si hacemos limpieza a fondo o generamos más residuos, bajaremos más de una vez la basura al contenedor; o al revés, si por lo que sea generamos pocos residuos, tardaremos más de un día en bajar la basura.

Si se acumulan los residuos en la vivienda o en las calles, empiezan los malos olores y el ambiente en ellas se vuelve insalubre. Lo mismo pasa en nuestras células y en la sangre: los metabolitos liposolubles producen oxidación y acidez y afectan a la salud, se alteran las proteínas y los lípidos de las membranas tanto intra como extracelularmente, y se frena la producción de energía.

Poco a poco la persona empieza a sentir dolores erráticos y esporádicos que se transforman en permanentes, con un cansancio no justificado por la actividad que realiza, y en general estos síntomas no se reflejan en los análisis de sangre básicos.

Fase II de detoxificación

El hígado filtra 1,5 litros de sangre por minuto, eliminando el 99% de las bacterias y de los tóxicos que llegan del intestino y del resto del organismo. En esta fase los residuos liposolubles de la fase I se conjugan con otras moléculas para crear un complejo hidrosoluble eliminable por la orina. En este proceso intervienen diferentes mecanismos: 

  • Glucoronidación: se combinan los tóxicos con el ácido glucorónico. Si esta vía va lenta, afecta a la metabolización de fármacos como el paracetamol, la morfina y hay mala tolerancia al café o al alcohol.
  • Metilación: se une un grupo metilo e interviene en la metabolización de neurotransmisores, hormonas, enzimas, urea o amoníaco, metales, etc. Precisa de vitaminas B y, tanto si es rápida como si es lenta, determina la respuesta al estrés, el ánimo o el dormir.
  • Sulfatación: elimina gran parte de las hormonas sexuales y de metales pesados. Su déficit se asocia a la enfermedad de Alzheimer y al Párkinson, problemas perimenstruales y ovario poliquístico.
  • Conjugación con glutatión: esta ruta elimina químicos, como compuestos petroquímicos, benzopirenos, organofosforados, epóxidos y metales como el mercurio, etc. Los grandes inductores de esta vía son el brócoli y el rábano picante.
  • Conjugación con aminoácidos: el principal aminoácido de esta ruta es la taurina, encargada de eliminar ácidos biliares, y después la glicina, que interviene en la eliminación de derivados petroquímicos.
  • Acetilación: con la adición de un grupo acetilo derivado de la vitamina B5 se eliminan aminas aromáticas heterocíclicas (carcinogénicas) presentes en el humo del tabaco, barbacoas y cocciones por encima de 100 ºC.

El hígado trabaja como la depuradora de nuestra ciudad imaginaria, separando los diferentes residuos como plásticos, papel, vidrio o metales y dirigiéndolos para su reutilización y reciclado o destrucción. Pero hay residuos que ni se pueden reutilizar ni se pueden destruir y lo que se hace es enterrarlos para que «no molesten». Si trasladamos este concepto a nuestro hígado, podemos decir que hace lo mismo.

Fase III del detox

La excreción final de tóxicos es activa, es decir, consume energía. Los tóxicos hidrosolubles se eliminan por vía urinaria y los conjugados o liposolubles se eliminan por vía biliar a tubo digestivo.

Si no se eliminan, el hígado los va acumulando (hígado graso) o los devuelve a la sangre para que se vayan acumulando en «algún rincón» del organismo, como el sistema nervioso central.

¿Por qué puede no funcionar la detoxificación?

Hay tres razones principalmente por las que la detoxificación puede dar problemas:

  • Una saturación desbordada por un exceso de tóxicos.
  • Una genética que determina su funcionalidad.
  • El agotamiento de cofactores como vitaminas, minerales y aminoácidos, por ejemplo, por una mala absorción intestinal.

El nivel de oxidación y de acidez irrita las terminaciones nerviosas libres en el tejido conectivo, donde se acumulan las sustancias insolubles, con dolor y/o respuesta inflamatoria silente, desencadenante de enfermedades.

¿Qué problemas pueden ocurrir en la detoxificación?

Si la fase I es más rápida que la fase II, acumulamos metabolitos intermedios altamente oxidantes en todo el organismo. Aparecen síntomas como fatiga, dolor de cabeza, dificultad cognitiva, insomnio, dolores generalizados inespecíficos. Cuando la inmunidad detecta elementos extraños los intenta eliminar produciéndose una inflamación persistente.

Si la fase II no puede eliminar ciertos tóxicos, las células del hígado se rodean de grasa provocando hígado graso, mala tolerancia al estrés, crisis de pánico, depresión, problemas endocrinos, etc.

Si en la fase II se eliminan muchos tóxicos, van por vía biliar a intestino, afectando a la microbiota y la permeabilidad con síntomas tanto locales como a distancia.

¿Cuándo un detox no funciona?

Si cada individuo presenta características propias, no respondemos igual a prácticas o nutracéuticos que se utilizan para ayudar o mejorar la detoxificación.

Por ejemplo, a los individuos que son metiladores lentos no les sientan bien técnicas como el ayuno, ya que si disminuye el nivel de vitaminas B o aminoácidos, se detiene la fase II y se produce un aumento de residuos tóxicos.

Así, no todos los detox sirven para todos de la misma forma. Para obtener resultados óptimos en función de tu metabolismo, se aconseja ponerse en manos de un profesional de la salud para personalizar los tratamientos.