Puedes no sentir nada, quizá un ligero cansancio. Un día te realizan un análisis de sangre rutinario y te dicen que puedes tener el hígado graso, una alteración de la salud que va claramente en aumento.

Hígado graso: qué es

El exceso de grasa, azúcar y proteína en la dieta, que lleva al sobrepeso y la obesidad, son las principales causas. Los fármacos, la exposición a sustancias tóxicas y, sobre todo, el alcohol son otros factores de riesgo importantes.

Las personas que padecen hígado graso presentan las transaminasas elevadas. Una ecografía simple sirve para confirmarlo.

En una primera fase, la acumulación leve de grasa en el hígado puede ocurrir sin que llegue a alterar el funcionamiento del órgano. Pero el problema puede empeorar al aumentar la inflamación y dañarse las células del órgano, lo que produce una hepatitis crónica.

La evolución de esta patología

La acumulación de grasa en el hígado –denominada esteatosis hepática– puede derivar con el tiempo en una fibrosis, y llega a pasar incluso a la fase más avanzada de cirrosis. Por eso, es buena idea hacerse revisiones que puedan facilitar el diagnóstico y el tratamiento precoz.

La esteatosis hepática es, en realidad, el mismo proceso con que se martiriza a las ocas y patos para hacer foie gras. Se debe a un aumento de los lípidos en las células hepáticas y puede causar complicaciones en caso de obesidad, intoxicación alcohólica (asociada a un consumo excesivo de alcohol) o trastornos hepáticos (como la diabetes de tipo 2). La esteatosis puede presentarse aislada (esteatosis pura) o puede estar asociada a una hepatitis previa.

Hígado graso: causas

El número de casos va claramente en aumento, favorecido por un estilo de vida tóxico y excesivo. Según la Sociedad Española de Patología Digestiva, afecta a entre el 20 y el 30% de la población.

Conviene recordar que la esteatosis sobreviene cuando exigimos al hígado más de lo que puede realizar. Este sobreesfuerzo provoca un degaste que es el inicio de la esteatosis. Cualquier tóxico hepático puede acelerar este mecanismo, y el más conocido es el alcohol.

Es raro que un alcohólico inveterado tenga un hígado sin esteatosis. Pero hay otros tóxicos, como las drogas intravenosas, el padecimiento repetido o no solucionado de hepatitis, el consumo de medicamentos o sustancias que se eliminan a través del metabolismo hepático. Y desde luego, como primera causa, la dieta, especialmente cuando tiene un alto contenido en grasa o azúcar.

Por último, tener hígado graso también se asocia con un mayor riesgo de problemas como diabetes, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

Cómo curar el hígado graso con un tratamiento natural

No existe un tratamiento farmacológico eficaz para el hígado graso. Sin embargo, se pueden adoptar medidas naturales que pueden ayudar mucho en caso de sufrir hígado graso.

Dieta para el hígado graso

La primera medida terapéutica es perder peso e introducir cambios en la dieta.

  • Consume alcachofas, cardos, papaya o piña tropical (ricas estas dos últimas en enzimas proteolíticas que favorecen la acción del páncreas).
  • Son recomendables la cúrcuma y el romero.
  • Come libremente frutas del tiempo, frutos secos, cereales integrales, legumbres, verduras, hierbas aromáticas y aceites vegetales de primera presión en frío.
  • Bebe agua con limón y endulza con miel de romero.
  • Toma con moderación sémola blanca de trigo y tapioca, mermeladas y azúcar de caña.
  • Evita la pastelería, chocolates, alcohol, café , tabaco, embutidos y carnes, pescado azul, fritos y rebozados.

Infusiones para el hígado graso

Las siguientes tisanas actúan sobre el hígado:

Tisana biliar

Mezcla a partes iguales las siguientes plantas e infusiona unos minutos de 2 a 3 cucharaditas por taza de agua hirviendo.

  • Boldo
  • Celidonia
  • Fumaria
  • Romero

Tisana hepática

Mezcla las siguientes plantas a partes iguales y deja en infusión 3 cucharaditas durante 5 minutos. Espera otros otros 5 minutos. Endulza la tisana con miel de romero.

  • Alcachofa
  • Cardo mariano
  • Diente de león
  • Genciana