Las verduras, las legumbres y otros alimentos vegetales no suelen encontrarse entre las preferencias de los niños. Ellos prefieren pizzas, patatas fritas y pasta. Sin embargo, es posible hacer que las verduras y las frutas les resulten sabrosas, que les entren por los ojos y se conviertan en aliados de los peques.

No intentes convencer a los niños para que coman

Para algunas familias, el tiempo en la mesa del comedor se convierte en una verdadera lucha. Frases como “no me gusta eso” o “no quiero más espinacas” forman parte del repertorio infantil. Intentar convencerlos con argumentos no suele ser eficaz. Es mucho más útil que los padres y hermanos mayores se muestren como modelos, y disfrutar comiendo los alimentos que queremos que ellos coman. No tiene sentido pedirles que ellos coman verduras y que no nos vean nosotros comerlas. Para ser ejemplos hay que comer todos juntos y todos lo mismo.

Por otra parte, hay que comprender las fases que atraviesan los niños. A muchos, desde el año y medio hasta los seis años, les gusta decir que "no" a cualquier novedad en su plato. Los dulces pueden colarse en sus preferencias, pero cualquier nota agria, amarga o picante es rechazada. La estrategia es ofrecerles estos sabores en pequeñas dosis.

No se cocina nada diferente para los niños

No es buena idea cocinar especialmente para los niños. Tan pronto como cumplen un año, pueden sentarse a la mesa con sus padres y comer lo mismo. Así es como se acostumbran a una dieta variada y saludable, la misma que siguen sus padres. Sin embargo, es mejor servir las verduras en fuentes para que cada uno se sirva.

Para familiarizarse con los nuevos sabores, es buena idea emplear el juego de "lamer, escupir o tragar". Explica al niño que puede tocar y lamer el alimento, y que puede llevárselo a la boca y escupirlo en un borde del plato si no le gusta. No pasa nada si decide no tragarlo. Puede probar a morder un trocito e ingerirlo a modo de prueba y seguir con el resto solo si quiere. Si al niño no le gusta lo escupe y se coloca en el borde del plato. Así es como los niños se acostumbran a nuevos alimentos con facilidad.

Qué hacer y qué no hacer en la mesa

El móvil sonando, el estrés o las discusiones sobre cualquier tema no son buenas condiciones para una comida relajada con los niños. Te mostraremos diez trucos para un ambiente relajado.

  1. Fortalecimiento de las relaciones. La vida cotidiana de muchas familias es estresante y comer con todos los miembros en la mesa es complicado. Por eso hay que acordar hacer al menos una comida al día juntos y en paz.
  2. Todos juntos. Hay que esperar hasta que todos hayan tomado asiento para empezar juntos. En los jardines de infancia suelen cantar una canción todos juntos antes de empezar a comer. Es una gran idea. A medida que se hacen grandes se puede sustituir la canción por alguna frase o ritual familiar que nos ponga a todos de buen humor.
  3. Haz planes semanales. Para evitar disputas, pensad en familia lo que deseáis comer en los próximos días. En este caso, las quejas no son válidas, porque la decisión se tomó en conjunto.
  4. La práctica hace al maestro. ¿Las verduras caen al suelo o la salsa gotea sobre la mesa al servirse? No te enfades, mantén la calma. Será mejor la próxima vez.
  5. Conviértete en un modelo a seguir. Come de la manera que deseas que coman tus hijos. No rechaces los alimentos saludables como frutas, verduras o productos integrales. De lo contrario, es muy probable que tus hijos los eviten también.
  6. Evite los temas difíciles. Las discusiones no son parte de la comida. Mejor posponlas para después. En su lugar, habla sobre las experiencias positivas del día o haced planes para el fin de semana.
  7. La fuerza está en la paz. Para una dieta consciente y una reunión acogedora en la mesa, las llamadas o los mensajes de tu teléfono móvil, el sonido de la televisión o la radio son veneno. Por lo tanto, apaga estos dispositivos.
  8. No ejerzas presión. Las comidas que se consumen en una atmósfera de presión u obligación tienen más probabilidades de aumentar la aversión a un alimento. Así que asegúrate de tener un ambiente tranquilo.
  9. Pequeños chefs. Sabe mejor si lo cocinas tú mismo. Los niños que ayudan en la cocina a preparar la comida presentarán con orgullo sus resultados y comerán mejor.
  10. Cazuela de superhéroes. Sé creativa y dale a los platos nombres divertidos de fantasía. Según los estudios, algo tan sencillo como eso anima a los niños a comer alimentos más saludables.

Frutas y verduras son las auténticas estrellas

Siempre hay trucos para hacer las cosas mas apetitosas y visualmente atractivas para los niños.

  • Sabe dos veces mejor cuando está inteligentemente escondido: por ejemplo, añade alguna verdura a la salsa de tomate, en una cantidad que no llegue a alterar del todo su sabor, y tritúrala. Si el experimento funciona, después de que se lo hayan comida puedes explicarles que lo que tanto les ha gustado es salsa de tomate con brócoli.
  • "Happy face": para aumentar la popularidad de la fruta, puedes crear caras divertidas: una rodaja de piña es la cara, las cerezas se convierten en ojos, un arándano es la nariz y un gajo de manzana se convierte en una boca risueña. Deja que tu creatividad se abra paso.
  • Platos coloridos: haz una masa de panqueques coloreada (con pigmentos naturales como la cúrcuma) o purés con jugos de vegetales. De esta manera puedes transformar los platos en brillantes arcoíris en poco tiempo.
  • En forma: usa cortadores de galletas y dales un nuevo aspecto a los sándwiches con verduras.
  • Variaciones: sirve colinabo, zanahoria o pimiento como verduras crudas. Algunos niños las prefieren de esta manera crujiente.