Dentro de la sostenibilidad, mi tema favorito sea probablemente la segunda mano. Llevo décadas consumiendo ropa de segunda mano, mucho antes de que, como empieza a verse en España poco a poco, se considerara algo "cool".

Mi primera compra de segunda mano fue una chaqueta de chandal (de esas que se llevaban en los 90 con las tres rayas a los lados, un clásico Y2K), la compré con unos 12 años en Inglaterra y la usé durante muchísimo tiempo. En aquel momento jamás pensé que, años después, me dedicaría a divulgar sobre cómo consumir ropa de segunda mano, no solo porque me apasiona, sino porque creo que es una de las formas más fáciles de consumir de forma más consciente.

Y es que darle una segunda oportunidad a nuestras prendas es algo que debemos normalizar, tanto a la hora de comprar como a la hora de compartir, intercambiar, regalar… y, sobre todo, dejando de pensar que la ropa que ya ha sido amada por otra persona es "una sobra" o algo de menor nivel que una prenda nueva.

Teniendo en cuenta que los consumidores están cada día más concienciados de esto, las cadenas de fast-fashion comenzaron a tiempo una nueva iniciativa que en teoría es fantástica: Llevando ropa que ya no usamos a los contenedores que tienen situados en sus tiendas, no solo daremos una segunda vida a nuestras prendas, sino que ayudaremos al medio ambiente, ya que podrán reciclarlas y crear nueva ropa a partir de ellas. Además, así, la persona que lleve las prendas recibirá un vale de descuento para sus siguientes compras. Todo bien. Pero solo en la teoría.

Reciclar ropa a cambio de un cupón de descuento: ¿solución sostenible o greenwashing?

Hoy día se habla mucho de "greenwashing": pretender que algo es sostenible cuando no lo es, solo por imagen. Y, aunque creo que muchas personas confunden el término y lo utilizan para cualquier alternativa sostenible que lleve plástico y similares, puedo decir que este "reciclaje de ropa" es el mayor y mejor ejemplo de greenwashing que existe.

Antes de creer que llevar nuestras prendas a reciclar a una cadena de fast fashion es la solución, debemos tener en cuenta varios puntos:

  1. Esto del reciclaje de prendas pone toda la responsabilidad en el consumidor. Es decir, pretende que con el simple esfuerzo de llevar a un contenedor las prendas que ya no nos valen o que no nos ponemos estamos contribuyendo a cuidar el medio ambiente, cuando en realidad no es así. La responsabilidad no debe recaer en que los consumidores gestionen su ropa de esa forma, sino en la forma en la que esa ropa llega hasta sus manos.
  2. Reciclar ropa no soluciona el problema de la sobreproducción. Con estas campañas de reciclaje pretenden meternos en la cabeza el concepto de la economía circular, cuando en realidad llevar nuestra ropa a estos contenedores de ninguna forma cambia o mejora el insostenible modelo de negocio de la moda rápida. Llevemos 1 o 100 prendas, seguirán produciendo millones y millones de prendas de baja calidad y poca vida.
  3. Siguen fomentando el consumismo. Proporcionando además un vale descuento en nuestra siguiente compra, nos están animando a comprar más, algo que supuestamente no tiene sentido si acabamos de "donar" ropa que no necesitamos. Es decir, ¿qué sentido tiene donar ropa y comprar más ropa nueva en su lugar? Ninguno.
  4. Los tejidos son extremadamente difíciles de reciclar. Primero porque la mayoría de prendas que se donan en estos contenedores son de marcas de fast fashion que utilizan tejidos de baja calidad. Además suelen ser mezclas de tejidos (por ejemplo, algodón y poliéster en una misma camisa), lo cual hace que sea prácticamente imposible de reciclar en sí. Por otro lado, para separar botones, cremalleras y demás abalorios de la prenda suele necesitarse una mano de obra muy específica que, si quiere hacerse bien, requiere de tiempo y maquinaria específica. Esto quiere decir que es extremadamente improbable que la gran parte de las prendas donadas se reciclen realmente.

De hecho, esta noticia del año pasado confirma que cadenas de moda rápida como H&M queman hasta 12 toneladas de ropa al año desde 2013, alegando que estas "no pasan los controles de calidad", algo que las investigaciones realizadas contradicen (es decir, supuestamente, están en buen estado). ¿Qué sentido tendría quemar toneladas de ropa nueva y reciclar ropa ya usada que probablemente esté en peor estado?

Ropa de segunda mano, la forma más sostenible de reciclar

No podemos pretender que las mismas empresas que han creado el problema del sobreconsumo y que nos animan a usar la ropa unas pocas veces antes de deshacernos de ella, nos proporcionen la solución.

En realidad, comprando de segunda mano entre particulares podemos contribuir a la causa dando realmente una segunda vida a algo que está aún en condiciones de ser utilizado. Ya sea en persona u online, tenemos la opción de intercambiar nuestra ropa con otras personas (ya sea con intercambio directo, o accediendo a la compraventa) y así no contribuir a una de las industrias más contaminantes y poco éticas que existen.

Y no te preocupes: incluso comprando online, la segunda mano es más sostenible que comprar nuevo, y a estas alturas, el supuesto "consumismo de segunda mano" no es un problema (hay más que de sobra para circular incluso aunque no se creara una sola prenda nueva más).

Así que, antes de llevar tu ropa a reciclar a una tienda de moda rápida, lo mejor sería ponértela hasta que ya no puedas darle más uso, o también, intercambiarla, regalarla o incluso venderla a otro particular. No es una solución perfecta, pero al menos no estaremos cayendo en una trampa de greenwashing y animando a la moda rápida a seguir produciendo nuevas prendas sin ninguna necesidad.