Si padeces problemas intestinales, dolor en las articulaciones, inflamación u otros síntomas que dejan a los médicos sin palabras, es muy posible que los culpables invisibles sean los oxalatos, unas toxinas producidas por muchas plantas.

OxalatosS: qué son y su relación con la inflamación

Para la mayoría de las plantas, el ácido oxálico y los cristales de oxalato son básicos para su crecimiento, supervivencia y reproducción, y también son armas secretas en la guerra defensiva por evitar ser ingeridas. Utilizan su poder tóxico para eludir diversos depredadores, como hongos infecciosos, otros microorganismos, insectos u otros animales que ingieren plantas, incluidos los seres humanos.

  • Favorecen los cálculos renales: Los oxalatos dietéticos son impulsores clave de los cálculos renales de oxalato de calcio y de la enfermedad renal. Las diferencias en nuestra biología individual explican la predisposición a este problema, pero aunque ese no sea nuestro caso, no estamos protegidos frente al desarrollo de problemas por oxalatos en otros lugares del cuerpo.
  • Causan daño celular: Durante las horas posteriores a consumir comidas ricas en oxalatos se produce un flujo de iones por la circulación sanguínea que se desplazan por el cuerpo dañando estructuras celulares, generando estrés oxidativo, provocando inflamación en los tejidos y entrando en las células, donde alteran su función e interfieren en la producción de energía celular.
  • Cristales dañinos: El oxalato de calcio tiende a convertirse en nanocristales que no solo dañan el metabolismo celular, sino que tienen el potencial de acumularse en los tejidos y formar microcristales más grandes, similares al vidrio, en cualquier parte del cuerpo. Estos residuos arenosos crean problemas complicados de limpieza a los tejidos y al sistema inmunitario.
  • Deficiencias de minerales: Además, los iones de oxalato actúan como «ladrones» que nos roban los minerales de los alimentos. En consecuencia, una dieta rica en oxalato es intrínsicamente deficiente en minerales, especialmente en calcio y en magnesio. El exceso de oxalato genera también una demanda adicional de las vitaminas B6 y B1, que contribuye a crear deficiencias funcionales de estos nutrientes.

Más allá de los riñones

Aunque los oxalatos se relacionan con mayor riesgo de desarrollar cálculos renales en algunas personas, su efecto puede ir mucho más allá. El oxalato dietético puede dañar cualquier sistema orgánico –o todos– y provocar problemas de salud graves y crónicos.

Es fácil ingerirlos en exceso, por lo que es posible que ya presentes dolores y molestias ocasionales relacionados en alguna parte de tu cuerpo, desde rigidez en el cuello a picores, dolores articulares y falta de ánimo. Reducir los oxalatos puede ayudar.

Exceso de oxalatos: un diagnóstico difícil

No se conocen bien los primeros signos y síntomas de una intoxicación por oxalato: pueden ser bastante comunes y diversos, pueden aparecer gradualmente y de forma intermitente, y varían de una persona a otra.

Las enfermedades clínicamente identificadas por oxalato incluyen un grupo de trastornos genéticos muy raros, en que el hígado produce un exceso de oxalato por defectos enzimáticos. Los protocolos médicos actuales no reconocen una relación entre el oxalato que aportan los alimentos y la sintomatología en la mayoría de los casos, posiblemente porque es difícil establecer una relación entre el nivel de oxalatos en la orina, la dieta y los síntomas.

La excreción de los oxalatos por la orina se produce en ciclos, en forma de dos o tres picos breves, pero muy marcados, al día. También se han observado ciclos estacionales (se elimina más en verano y en otoño). Los investigadores calculan que para calibrar realmente la cantidad media de oxalato liberado por cualquier persona se necesitarían nueve análisis de orina en 24 horas. Y, aun así, los promedios no son un indicador útil de los problemas relacionados con el oxalato.

Síntomas de una intoxicación por oxalato

Diversos signos básicos son señales de alarma. Cualquier combinación de estos indicadores debería levantar sospechas:

  • La orina turbia puede indicar un exceso de cristales en la orina.
  • Infecciones recurrentes de vías urinarias o molestias intensas en las ingles.
  • Vejiga irritable episódica, micción nocturna frecuente, micción dolorosa o frecuencia urinaria alta.
  • Cálculos renales recurrentes.
  • Hinchazón, dolor o debilidad articular periódica, con bursitis, tendinitis o artritis.
  • Malestar digestivo o dolor abdominal no explicado.
  • Niebla mental, problemas de ánimo, otros problemas neurológicos no explicados.
  • Signos de vasoespasmo (flujo sanguíneo bajo): frialdad, entumecimiento, dolor, síndrome de Raynaud en manos o pies.
  • Escozor en la boca y dolor en los dientes, o escozor en los genitales, ano o tracto urinario.
  • Fracturas óseas sin causa.
  • Recuperación lenta o incompleta de una lesión o cirugía.
  • Densidad ósea baja o mixta con una región alta y otra baja.
  • Problemas de piel o de visión.

Cómo identificar un problemas con los oxalatos

Ciertos análisis pueden indicar que tenemos un problema con los oxalatos:

  • Sangre invisible en la orina (encontrado en análisis de orina).
  • Creatinina en el suero ligeramente elevada.
  • Tasa de filtración glomerular en el límite inferior o por debajo de la normalidad.
  • Recuentos de glóbulos blancos o rojos en el extremo inferior de la normalidad o por debajo.
  • Anemia no explicada por ninguna otra causa.
  • Elevación de glicolato y L-glicerato en la orina (podría indicar una producción interna elevada).
  • Glioxal alto en plasma (este indicador no se encuentra en los análisis habituales).

Cómo reducir la carga de oxalatos

Al menos el 50% del oxalato total en el cuerpo procede de los alimentos. El resto se forma en el interior del cuerpo (oxalato metabólico) a partir de dos fuentes: la descomposición de la vitamina C y el metabolismo de aminoácidos y otras sustancias. Para reducir la carga, es necesario disminuir la ingesta de oxalatos y la producción corporal, debida al estrés metabólico.

La mayoría de personas absorbe entre el 10-15% de los oxalatos que ingiere. En algunas personas, la proporción puede ser drásticamente más alta, hasta del 72%. La hiperabsorción es una realidad en las personas con inflamación gastrointestinal, ya sea obesidad, resistencia a la insulina, síndrome metabólico u otra enfermedad inflamatoria. Si se sufren síntomas que se pueden relacionar con una sobrecarga, se puede probar con una dieta baja en oxalatos durante tres meses.

Los alimentos con más oxalatos en una ración habitual son:

En el libro Superalimentos tóxicos(editorial Alienta) encontrarás tablas completas, así como un programa detallado para reducir la carga de oxalatos en tres meses.

Además, para reducir la producción de oxalato corporal, conviene evitar el estrés metabólico causado por:

  • El uso de aceites de semillas poliinsaturadas (soja, maíz, cártamo, girasol, etc., que se utilizan en ultraprocesados y en las cocinas de los restaurantes).
  • El exceso de azúcares y almidones en la dieta que aumenta la glucosa en la sangre y la insulina.
  • El exceso de calorías en general.
  • Además, conviene evitar el exceso de precursores del oxalato, como la vitamina C (no más de 250 mg al día) y los suplementos de colágeno (no más de una cucharada al día).

Ayudas naturales para evitar el exceso de oxalatos

Toma nota de estas ayudas naturales para que te ayudarán a evitar la acumulación de oxalatos. 

  • Ácido cítrico: Se une a los cristales de oxalato y los debilita, lo que ayuda a disolver los depósitos en los riñones y otros lugares. Se encuentra en el zumo de limón (al menos dos al día) y se puede tomar como suplemento (en forma de citrato de potasio o de potasio-magnesio).
  • Bicarbonato de sodio: Si no te sientan bien los limones o los suplementos de citrato, puedes tomar un cuarto de cucharadita de bicarbonato de sodio o de potasio entre las comidas, tres veces al día. Aumenta el citrato urinario y reduce la inflamación.
  • Vitamina del grupo B: Su deficiencia aumenta la producción interna de oxalatos. Se hallan en las legumbres, los cereales integrales, los huevos y los lácteos.

Alimentos con oxalatos y alimentos que ayudan a reducirlos

Los siguientes consejos sobre alimentos y bebidas vegetales pueden resultarte útiles en caso de sobrecarga de oxalatos: 

  • Verduras: Evita o reduce las espinacas, acelgas, apios, remolacha, patatas, boniatos y la salsa de tomate en favor de las coles, calabacines, cebollas, champiñones, nabos, escarola, lechuga, pepino, endibia y pimientos.
  • Bebidas: El té negro, la leche de almendras casera y los batidos de chocolate contienen demasiados oxalatos. Mejores opciones son el agua, el café y los zumos de frutas (en pequeñas cantidades o diluidos con agua).
  • Especias: La canela, comino, cúrcuma y pimienta contienen bastantes oxalatos. Para dar sabor puedes recurrir a las plantas aromáticas, rábano picante, chile, mostaza o cardamomo.
  • Frutas: Las que tienen más oxalatos son los albaricoques, bananas, frambuesas y kiwis. En cambio, los arándanos, cerezas, coco, dátiles, manzanas, ciruelas, uvas, melocotones, mangos o plátanos son bajos en oxalatos.
  • Legumbres: Las alubias blancas remojadas y cocidas, los guisantes partidos o frescos y las judías mungo son mejores opciones que las alubias negras y pintas, la soja texturizada y las hamburguesas vegetales.
  • Frutos secos y semillas: Las semillas de calabaza y lino son preferibles a las de amapola, chía, sésamo y cáñamo. Conviene reducir almendras, anacardos, nueces, pecanas y piñones.

 

Sally K. Norton, nutricionista, es autora de Superalimentos tóxicos (Alienta Editorial)