Las distintas germinadoras
Las semillas mucilaginosas (como las del berro, albahaca, rúcula, mostaza o lino) no pueden ser germinadas en este tipo de germinadoras, pues los mucílagos retienen mucho el agua y se pudrirían. En ese caso se emplea un germinador de bandeja, o bien se extienden sobre una malla, alejadas del contacto directo con el agua. Se mantienen húmedas con un pulverizador.
El punto de humedad
Se empieza por introducir en el tarro las semillas seleccionadas, se cubren con agua y se tapa el frasco con una gasa o rejilla. En esta fase, esencial para despertar la semilla, es importante emplear agua de calidad, como agua mineral o una de grifo filtrada por un sistema que respete el contenido de minerales esenciales.
La duración de esta fase de remojo depende del tamaño y del tipo de semilla. Semillitas pequeñas de plantas como la alfalfa o el trébol tienen suficiente con 3 o 5 horas, mientras que las legumbres y la mayoría de los cereales, como los garbanzos, la judía mungo o la avena, necesitan como mínimo toda una noche cubiertas de agua.
Pasado ese tiempo de remojo se deja el tarro inclinado para que se elimine toda el agua sobrante. Una vez activadas las semillas con la hidratación hay que mantener las condiciones óptimas de humedad y temperatura para que se desarrollen en el menor tiempo posible.
Para eso se enjuagan los germinados, se escurren de nuevo y se dejan en un lugar templado (18-24 ºC) y al abrigo de la luz. Este enjuagado se tiene que realizar dos veces al día (mañana y noche), pero si hace mucho calor o el ambiente está muy seco es posible que haya que aumentar la frecuencia.
Lo importante es que las semillas mantengan una finísima película de agua y cuenten con aire renovado para que no se lleguen a pudrir.
Amor y buenas intenciones
El tiempo que tardan los germinados para estar listos para su consumo es muy variable y depende de la época del año, el riego (enjuagado) y la temperatura. Cereales y legumbres se suelen comer en las fases más tempranas de la germinación, cuando apenas despunta el germen, mientras que los germinados de verduras y plantas como la remolacha o el hinojo se consumen en una fase más avanzada, en la que ya aparecen unas pequeñas hojitas.
Pueden exponerse a la luz los dos últimos días para que desarrollen clorofila. También puede emplearse alguno de los modelos de germinadora de los muchos que se pueden encontrar en comercios de alimentación natural o en internet.
Existen incluso germinadoras automáticas que generan una corriente de agua y aire constante mediante bombeo eléctrico.
Por último, tengamos presente que una semilla en germinación es un ser vivo, una planta en proceso de desarrollo, lo que significa que es muy sensible a nuestros cuidados. Con la experiencia descubriremos que, al igual que sucede con nuestras plantas, su desarrollo mejora cuando les enviamos amor y buenas intenciones.