Los pimientos dulces (Capsicum anuum) que maduran en primavera y verano –el pimiento morrón o el italiano, por ejemplo– son solo una pequeña muestra de las numerosas variedades que forman la familia del pimiento, en la que abundan las variedades picantes, las originarias de América que se trajeron a Europa en tiempos de Cristóbal Colon.

En América, los indígenas llamaban a estos frutos chillis o ajíes, según la zona, pero, al recordar su picante a la pimienta, aquí se les llamó «pimientos», pese a que botánicamente nada tienen que ver. Fue una campesina húngara, en el siglo XVII, la que desarrolló por error la primera variedad de pimiento no picante o dulce, paprika, que luego dio lugar a las variedades que se han extendido por todo el Mediterráneo, desde los pimientos rojos, amarillos o naranjas que se consumen en fresco a la ñora o el pimiento de la Vera, empleados en seco, o el pimiento del piquillo, que se asa.

Aunque el interés de la ciencia por los pimientos se ha centrado en los últimos años en el potencial terapéutico de la capsaicina, el alcaloide responsable de que las variedades picantes piquen, los humildes pimientos dulces que están en temporada ahora y que consumimos en fresco bien merecen ser reivindicados por sus nutrientes y, ante todo, por su extraordinario poder antioxidante.

Pimiento, un poderoso antioxidante

En general, los pimientos son ricos en las tres vitaminas antioxidantes: A, C y E. También aportan vitaminas del grupo B y una gran variedad de carotenoides y polifenoles. Todas estas sustancias combaten la oxidación celular, lo que contribuye a proteger numerosos tejidos del cuerpo y prevenir las enfermedades degenerativas y cardiovasculares.

Estos y otros nutrientes del pimiento pueden variar bastante según su color. Por ejemplo, las variedades rojas son mucho más ricas en vitamina C –aportan más del doble que las verdes– y también en betacaroteno, potasio y ácido fólico, mientras que los pimientos verdes concentran mayor cantidad de polifenoles.

Los pimientos rojos también destacan por su contenido en capsantina, un carotenoide al que se atribuyen propiedades antiinflamatorias, antitumorales y antidiabéticas.

Otros carotenoides muy presentes en los diferentes pimientos son la luteína y la zeaxantina, que numerosos estudios asocian a una mayor protección de la retina frente al estrés oxidativo, con una consiguiente reducción en el riesgo de sufrir cataratas y degeneración macular.

Algunos de los antioxidantes que abundan en los pimientos se asocian también a beneficios como un menor riesgo de pérdidas de memoria por la edad o una mejor regulación de la glucemia. La vitamina C, que aumenta la absorción del hierro, junto con la vitamina B6, necesaria para producir hemoglobina, los hacen asimismo recomendables frente a la anemia.

1. Toma el pimiento crudo

Hay que tener en cuenta que la cocción afecta notablemente al contenido en vitamina C, sobre todo las cocciones prolongadas o a temperaturas muy elevadas.

Además, el pimiento es uno de los mejores ingredientes cuando quieres inundar tus platos de color. En crudo aprovecharás al máximo esa cualidad, aunque ninguna de las variedades pierde demasiado color con la cocción.

Eso sí, conviene optar por pimientos ecológicos porque, tal como explica Lola Raigón, Dra. en Ingeniería Agrónoma y experta en agricultura ecológica, aportan un 25% más de carotenoides en general (y un 37% más de betacaroteno). Además, “los frutos ecológicos aportan un 7% más de vitamina C que los procedentes de cultivos convencionales. Todo ello se traduce en una capacidad antioxidante total un 26% superior en los pimientos ecológicos”, afirma.

2. Combina el pimiento con hierro

El aporte de vitamina C de los pimientos es extraordinario, incluso en el verde. En proporción, el pimiento aporta entre el doble y el triple de vitamina C que los cítricos, así que recurrir a esta hortaliza para aumentar el consumo de esta vitamina es, sin duda, una excelente opción.

Añadido a una ensalada de lentejas nos ayuda a asimilar mejor el hierro e incrementa aún más el aporte de fibra.

3. Aprovecha las cualidades de cada variedad de pimiento

Cada variedad de pimiento tiene sus cualidades específicas que conviene tener en cuenta al usarlo en tus platos, por ejemplo:

  • Los pimientos verdes, al ser recogidos antes de su completa maduración, son algo menos carnosos y, a veces, pueden amargar un poco. Sin embargo, tienen un sabor más fresco y herbáceo muy apropiado para sofritos.
  • Los pimientos rojos, en cambio, son más carnosos, dulces y afrutados. Suelen ser buenos para hacer ensaladas y crudités, aunque también para asar, rellenar u otras preparaciones cocidas.
  • Los pimientos amarillos, algo menos maduros que los rojos, tienen un sabor más dulzón.
  • Los pimientos de Padrón son pequeños y, a veces, también picantes.

4. Ásalo para aumentar su sabor

El pimiento destaca por su gran capacidad para aportar sabor y difundirlo en el paladar, sobre todo cuando se asa o se sofríe, gracias a que hace muy buena pareja con la cebolla.

  • Para asar los pimientos puedes usar el horno a 200º C, pero, si tienes cocina de gas, también puedes hacerlos sobre la llama del fogón. Lo importante es que adquiera ese punto chamuscado exterior que le da un característico sabor ahumado. Una ensalada con pimientos asados es refrescante y mucho más apetitosa.
  • Para pelar los pimientos, primero hay que asarlos y después, aún calientes, colocarlos en un recipiente con tapa para que sus propios vapores ayuden a desprender la piel. Pasados unos 30 minutos los destapas y, si ya están fríos para poderlos trabajar, podrás extraer fácilmente la piel con las manos o una puntilla. No es conveniente enfriarlos con agua corriente, pues arrastraría buena parte de su sabor.

5. Prepara platos donde el pimiento sea el protagonista

Para aprovechar al máximo todo el poder antioxidante del pimiento, conviértelo en el ingrediente principal de tus platos. Te proponemos dos recetas deliciosas para inspirarte.

Hojaldre veraniego de pimientos

INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS

  • 4 pimientos (1 rojo, 2 verdes y 1 amarillo)
  • 1 cebolla grande
  • 1 lámina de hojaldre
  • 1 yema de huevo
  • 2 cucharadas de aceite de oliva virgen
  • pimienta negra y sal marina
  • un puñadito de algas hiziki (opcional)

PREPARACIÓN (40 min):

  1. Corta los pimientos y las cebollas en tiras. Rehógalos con el aceite sin dorarlos demasiado y, una vez hechos, déjalos escurrir.

  2. Extiende el hojaldre con un rodillo y corta cuatro círculos de unos 10 cm de diámetro con un aro de cocina. Luego corta unas tiras de 1,5 cm de ancho. Pinta con la yema batida los bordes de los círculos y, con las tiras, forma un reborde de dos pisos en cada uno. Pinta con más yema y pincha la base con un tenedor. Hornea a 200ºC hasta dorarlos y déjalos enfriar.

  3. Reparte el pimiento en los hojaldres y agrega un toque de pimienta negra recién molida.

  4. Puedes enriquecer la receta coronándola con algas hijiki rehidratadas. Su color negro y su sabor marino darán un delicioso contraste.

 

 

Pimientos rellenos de lenteja y verduras

INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS

  • 400 g de lentejas cocidas
  • 4 pimientos medianos (2 rojos y 2 amarillos)
  • 2 zanahorias
  • 1 cebolla
  • 1 puerro
  • 40 g de almendras laminadas tostadas
  • 50 g de habitas cocidas
  • 50 g de tofu ahumado cortado en daditos
  • 4 tomates secos en aceite, troceados
  • aceite de oliva virgen
  • 1 ramita de tomillo, pimienta blanca y sal
  • 4 cucharadas de salsa de tomate

PREPARACIÓN (45 min):

  1. Lava los pimientos y, con un cuchillo, corta la tapa superior y límpialos por dentro. Cuécelos 10 minutos en agua con sal y escúrrelos.

  2. Raspa las zanahorias, limpia el puerro y pela la cebolla. En una sartén calienta dos cucharadas de aceite y saltea las verduras picadas unos minutos. Agrega almendras, tofu y tomates secos. Cocina unos minutos y añade habas, lentejas y tomillo. Salpimienta y retira.

  3. Rellena los pimientos con esta mezcla y hornea 10 minutos a 180ºC. Sírvelos con la salsa.