En los últimos años muchos biólogos, antropólogos y nutricionistas han sostenido la idea de que el cerebro humano se desarrolló gracias al consumo de carne. Y no solo eso, debido al menor trabajo de masticación, sus dientes se volvieron más pequeños y sus rasgos faciales más planos (más humanos). Así también se desarrolló el lenguaje. Todo supuestamente debido al consumo de carne.

¿El ser humano no hubiera sido posible con una dieta basada en plantas?

Sin embargo, lo más probable es que la hipótesis del origen carnívoro del ser humano no sea cierta. Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences cuestiona que el consumo de carne haya sido tan importante en la historia humana.

No hay duda de que se observaron cerebros más grandes por primera vez en el Homo erectus hace 2 millones de años. Pero el doctor W. Andrew Barr explica que el análisis de los datos procedentes de 59 yacimientos arqueológicos en África Oriental no confirman la hipótesis de que el Homo erectus fuera un gran consumidor de carne.

El número de huesos con huellas del uso de instrumentos cortantes fue menor del esperado. Según Barr la hipótesis tradicional fue consecuencia de una interpretación sesgada de algunos hallazgos. De alguna manera, se deseaba descubrir que el consumo de carne había sido importante y se creyó encontrar las pruebas, pero las investigaciones nunca llegaron a ser lo suficientemente exhaustivas.

¿Qué hizo crecer nuestro cerebro?

Entonces, si no hubo un aumento en el consumo de carne en ese momento, habría que buscar las razones reales de los cambios anatómicos que hicieron a los humanos modernos a partir de nuestros antepasados.

Una posible explicación podría ser que nuestros ancestros aprendieron a usar el fuego y cocinar sus alimentos. De esta manera pudieron comer más alimentos de origen vegetal sin tener que invertir mucha energía en masticar y al mismo tiempo aumentó la biodisponibilidad de los nutrientes contenidos.

Otro argumento menos para comer carne

"Creo que nuestro estudio y sus resultados son de interés no solo para la comunidad de paleoantropología, sino para todas las personas, incluidas aquellas que justifican el consumo de carne con las historias antiguas de que el cerebro humano evolucionó solo a partir de su ingesta", dice Barr. "Nuestro estudio muestra que comer grandes cantidades de carne no fue lo que impulsó los cambios evolutivos en nuestros primeros ancestros".

Además de Barr, el equipo de investigación incluyó a Briana Pobiner, investigadora del Programa de Orígenes Humanos en el Museo Nacional Smithsonian de Historia Natural y coautora del estudio; John Rowan, profesor asistente de antropología en la Universidad de Albany; Andrew Du, profesor asistente de antropología y geografía en la Universidad Estatal de Colorado; y J. Tyler Faith, profesor asociado de antropología en la Universidad de Utah.

Referencias científicas:

  • W. Andrew Barr, Briana Pobiner, John Rowan, Andrew Du, J. Tyler Faith. No sustained increase in zooarchaeological evidence for carnivory after the appearance of Homo erectus. Proceedings of the National Academy of Sciences.