Come como un emperador por la mañana y como un mendigo por la noche, pero si realmente hay algo de verdad en el proverbio es un debate científico controvertido.
Durante mucho tiempo, fue cuestionable si la hora de la ingesta tenía alguna influencia sobre el efecto de la comida. Antiguamente se suponía que una caloría es una caloría y que no había ninguna diferencia cuándo se consumía.
Hay estudios que lo confirman a primera vista. Recientemente, un equipo de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido) informó que, al menos en términos de metabolismo energético, no importa si consumes la mayoría de tus calorías diarias por la mañana o por la tarde.
Sin embargo, los sujetos con sobrepeso notaron el beneficio de un desayuno más abundante. Según la coautora Alexandra Johnstone, "los participantes informaron que los días que comían desayunos más abundantes, tenían un mejor control sobre su apetito, se sentían mejor consigo mismos y se sentían más llenos el resto del día”.
El cuerpo es más capaz de metabolizar los carbohidratos por la mañana
Diferentes estudios han confirmado que el azúcar en la sangre aumenta mucho más después de una comida tardía que en la mañana. El cuerpo puede metabolizar mejor los carbohidratos por la mañana, lo que es importante si se quieren evitar problemas como el sobrepeso, la obesidad o la diabetes.
Esta observación encaja con un estudio de la Universidad de Lübeck. En este, 16 hombres de peso normal recibieron un desayuno bajo en calorías y una cena alta en calorías en una primera fase y viceversa en una segunda fase.
Como observó el equipo de investigación, el aumento de los niveles de azúcar e insulina en la sangre era significativamente menor después del desayuno en comparación con la cena.
Crononutrición: relación entre el reloj biológico y la ingesta de alimentos
Trabajos como este son particularmente interesantes para la llamada crononutrición. Este campo de investigación examina la conexión entre el reloj biológico y la ingesta de alimentos, una relación que a menudo se ha descuidado en el pasado.
El reloj circadiano de 24 horas determina tanto los procesos metabólicos como nuestro comportamiento. Sin embargo, nuestros hábitos de vida pueden ir en contra de las necesidades del organismo. Por ejemplo, las personas con hábitos nocturnos tienden a saltarse el desayuno con más frecuencia, lo que aumenta su riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, deficiencias nutricionales, obesidad y diabetes.
Las personas con hábitos nocturnos deben prestar especial atención a llevar una dieta saludable, respetar unos horarios fijos en las comidas y cuidar especialmente el desayuno.
Por supuesto, no solo es importante cuándo comes, sino también qué comes y cuánto comes. El conjunto debe ser equilibrado y saludable.
Referencias científicas: