Si estás iniciando una relación amorosa, o sientes que la que ya tienes falla, siéntate a hablar con la otra persona. En solo una conversación podrás ver si las cosas que cada uno desea son las mismas, o parecidas, o no tienen nada que ver. Ese es el momento de preguntarse: ¿tiene futuro esta relación?, ¿tenemos las mismas ganas?, ¿nos apetece lo mismo?, ¿tenemos un modelo de pareja parecido, o al menos, compatible? En esta conversación crucial, explícale a tu pareja:
- Qué es para ti el amor.
- Qué tipo de relación querrías tener.
- Qué tipo de vínculo te apetece construir en este momento de tu vida.
- Qué crees que necesitas para ser feliz en una relación de pareja
- Qué expectativas tienes.
- Qué es lo que te gustaría.
- Qué esperas de un amor correspondido.
Responder a estas preguntas te permitirá tomar decisiones importantes respecto al futuro de vuestra relación.
Háblale también de tus líneas rojas (todo aquello que no estás dispuesta a negociar), de tus sueños románticos y de tus apetencias. Y escucha a la otra persona para que se exprese con la misma libertad que tú y te cuente qué desea, qué quiere y qué necesita.
Valora si hay condiciones para quereros bien
Son muchas las relaciones que se mueren por el rencor acumulado que genera la falta de amor y de cuidados. Cuando no hay el mínimo que hace falta para disfrutar del amor, empiezan los reproches, los chantajes, las amenazas y las escenas dramáticas…
Así pues, tras la conversación, conviene evaluar si existen condiciones para que la relación evolucione de forma sana, teniendo siempre en cuenta que el amor no se puede ni exigir ni mendigar:
- Si hay condiciones para quererse bien podemos intentarlo con toda la ilusión del mundo.
- Si no las hay, aceptarlo desde el primer momento puede ahorrarnos muchos malos ratos.
- Si no nos quieren tanto como querríamos, es mejor verlo con claridad desde el principio y tenerlo en cuenta a la hora de dar el paso y empezar una historia de amor. Y si no lo vemos desde el principio, igualmente podemos acabar esa historia de amor una vez que tomamos conciencia de que no somos correspondidas.
- Si no nos van a cuidar como esperamos, no debemos quedarnos ahí a esperar a ver si se produce el milagro romántico y nos empiezan a querer de verdad.
- Si no pretenden darnos todo el amor que necesitamos, entonces ahí no debemos estar. Si el amor que damos no vuelve multiplicado, si no podemos compartir el amor que sentimos y recibirlo en la misma medida en que lo damos, entonces es porque no hay amor en la otra persona.
Evalúa si sus palabras son sinceras y toma decisiones
Algunos hombres intentan hacer como que se sienten enamorados y tratan de confundir a su pareja con discursos bonitos para hacerte creer que te ama. Si necesitas saber si la otra persona realmente te quiere, pon atención no solo a sus palabras sino también a los cuidados que te brinda. Si solo te cuida a veces pero otros días no, entonces es que no te quiere. Si a veces te trata bien y otras veces no, entonces es que no te quiere.
Cuando no recibimos amor, cuando no nos saben cuidar, no hay que exigirlo: simplemente hay que dejar la relación. Sin dramas. Es un tema de compromiso con una misma: cuando nos comprometemos con nosotras mismas nos cuidamos, y cuidarse significa no quedarse en relaciones en las que no nos sentimos amadas ni cuidadas.
Es una ecuación bien simple: donde no hay amor, mejor no estar.
Si no somos felices, no podemos hacer responsable a la otra persona. Somos nosotras las que nos estamos quedando en una relación en la que no somos felices, las que nos autoengañamos permaneciendo en esa relación.