El objetivo de cualquier supermercado es ganar la mayor cantidad de dinero posible y para ello van a aplicar todas las medidas que no sean ilegales. Sin embargo, nuestro objetivo es conseguir los productos que necesitamos pero dejándonos la menor cantidad de dinero posible. Supermercados y clientes tienen, por lo tanto, intereses distintos y si los comercios aplican toda su inteligencia para imponerlos, los ciudadanos podríamos hacer lo mismo.
1. Los carritos de compras enormes se ven vacíos
Normalmente una simple cesta nos bastaría para hacer nuestro puñado de adquisiciones realmente necesarias en el supermercado. Pero los supermercados se preocupan por ponerte al alcance de la manos carritos de la compra muy grandes. En cambio, las cestas pequeñas son escasas.
Esta es una de las estrategias de venta en el supermercado. Cinco productos se ven insignificantes en un carro gigantesco, y el enorme vacío nos hace sentir que necesitamos comprar más para que "valga la pena". Esto puede ser cierto para las compras de familias numerosas, pero las personas que viven solas tienen la tentación de hacer compras innecesarias.
Consejo:Utiliza tu propia bolsa de la compra, que sea lo más pequeña posible. También es recomendable hacer una lista de antemano y comprar solo lo que está en ella.
2. Las largas caminatas hacen de nuestras compras un “viaje”
En las pequeñas tiendas de antaño pedías un kilo de harina y el tendero te la ponía de inmediato en el mostrador. En los enormes supermercados actuales resulta difícil encontrar hasta los productos básicos más baratos, porque no quieren vendernos eso en absoluto, sino deshacerse de las comidas preparadas que les suponen un alto margen de beneficios.
Por lo tanto, los caminos en el supermercado nos llevan intencionalmente a través de tantos estantes y ofertas como sea posible. De esta forma, tendemos a llenar nuestros carritos de la compra.
Consejo: Si vas de compras con otra persona no tenderás a deambular y entretenerte. Por otra parte, elige supermercados pequeños o que conozcas bien para encontrar rápidamente lo que buscas.
3. Las frutas y verduras, mejor en el mercado
Los supermercados modernos tienden a colocar los productos frescos (frutas y verduras) cerca de la entrada. Son alimentos esenciales y actúan como un reclamo para que vayas al supermercado, pero el objetivo principal es venderte el resto de productos envasados, mucho más rentables. Por otra parte, los frescos de supermercado llegan gracias a multinacionales distribuidoras y es frecuente encontrar frutas y verduras que proceden del otro lado del planeta, con una enorme huella ecológica.
Consejo: es mejor comprar frutas y verduras en el mercado municipal donde se encuentran las paradas con productos locales y de temporada. Otra opción son los mercados de agricultores de fin de semana y las tiendas ecológicas. Por otra parte, lleva tus bolsas para comprar a granel. Evita las bandejas y los envoltorios de film plástico.
4. Los carteles de colores llaman tu atención
Las etiquetas con los precios ordinarios aparecen pequeñas y de color blanco. No llaman especialmente la atención. En cambio, los productos que producen más beneficio al supermercado aparecen bajo grandes carteles de oferta rojos y amarillos para llamar nuestra atención.
Consejo: comprueba si se trata realmente de una oferta razonable o si el supermercado solo quiere vaciar sus estantes. Tal vez un producto mejor y más barato se encuentra justo al lado. Intenta memorizar los precios de los productos básicos y acostúmbrate a fijarte en el precio por kilogramo.
5. Fíjate en los estantes más cerca del suelo
Los productos más rentables para el supermercado se colocan en estantes a la altura de los ojos. También se colocan ahí los productos de marca, que han invertido más en publicidad y que reconocemos con facilidad. En cambio, otros productos básicos con menos margen de beneficio hay que buscarlos cerca del suelo.
Consejo: Revisa siempre los estantes inferiores, incluso en los supermercados ecológicos, porque frecuentemente los productos más baratos están allí.
6. Los paquetes grandes no siempre son más económicos
La mayoría de la gente piensa que el envase grande es más barato, pero no siempre es cierto. Debido a que muchos clientes creen en este tipo de ahorro, compran paquetes grandes y terminan pagando más.
Para que no se note el truco, los packs grandes suelen estar a cierta distancia de los packs pequeños, para que nos cueste más comparar los precios en letra pequeña.
Consejo:en principio, no confíes en tales ofertas y presta mucha atención a si el embalaje grande, convertido en una unidad más pequeña, es realmente más barato.
7. La escasez artificial nos vuelve codiciosos
A menudo la publicidad se encarga de crear la sensación de que un producto nuevo se va a agotar pronto o sugiere que el precio aumentará después del lanzamiento. Ninguna de las dos cosas suele ser cierta. Son puras estrategias comerciales. Además sirven para despertar el interés sobre productos que realmente no necesitamos.
Consejo: no caigas en las ofertas de productos que en realidad no estás buscando. Piensa si realmente necesitas los productos de una oferta o si simplemente te están tentando con un "precio increíblemente atractivo".
8. En la cola compramos por aburrimiento
La psicología de ventas también asume que al comienzo de la compra, los clientes toman decisiones más racionales. En cambi, hacia el final, cuando llegan a la caja, están cansados de tomar decisiones y son más vulnerables a las pequeñas compras.
Por otra parte, cuando hacemos cola nos aburrimos y nos entretenemos mirando lo que tenemos cerca. Por eso en la cola nos encontramos con una variedad de productos innecesarios que compramos sin pensar: chicles, pilas, chocolates, bisutería, pequeños juguetes...
Consejo: mantente firme, aunque solo sea por una cuestión de principios. Usa el tiempo para repasar tu compra, ¿realmente necesitas todo esto? ¿Lo necesitas ahora? ¿No te va a caducar antes de consumirlo?