¿Te gustaría tener un huerto al aire libre o en el balcón, pero todavía estás pensando en la mejor manera de diseñarlo? Te ofrecemos 7 consejos útiles tanto para los que quieren iniciarse como para los jardineros experimentados.

Consejos para empezar a crear tu propio huerto

1. Herramientas y materiales

Antes de comenzar un huerto, necesitas contar con algunas herramientas y materiales.

Si tienes un terreno necesitas palas grandes y palas de mano, rastrillos, azadas y cortadoras de malas hierbas.

También te irán bien algunas piedras o tablas, que luego puedes utilizar para separar los espacios.

Si vas a cultivar en una cama elevada, puedes adquirirla y montarla, o puedes construirla con tablones.

En un balcón pequeño necesitarás macetas y jardineras que aprovechen bien el espacio y estanterías si quieres hacer un jardín vertical.

2. Determina el tamaño del huerto

Al planificar el huerto en el jardín o el balcón, primero debes considerar lo que deseas plantar. Sabiendo eso, podrás determinar el tamaño que necesitarás delimitar o la cantidad de macetas que usarás en tu balcón.

Presta atención al espacio entre plantas que se indica en las bolsa de semillas para las hortaliza que quieras plantar. Si bien algunas verduras, como los tomates o las lechugas, necesitan mucho espacio, otras están contentas con un espaciado más reducido.

Las camas en el huerto elevado deben permitir que llegues con el brazo extendido a todas partes. En caso de huertos más grandes de jardín será necesario hacer un camino por el medio o distintos pasillos.

3. Remueve la tierra, elimina las malas hierbas y fertiliza si es necesario

Antes de plantar, debes limpiar el lecho de malezas y remover el suelo. Si aún queda algo de tiempo antes de sembrar o plantar, puedes poner una capa de dos a tres centímetros de compost o abono ecológico.

Esto proporciona nutrientes a la tierra y al mismo tiempo es un buen depósito de agua. Si solo deseas plantar especies que necesitan solo unos pocos nutrientes, no será necesario fertilizar con compost de antemano. Tampoco al plantar en el jardín del balcón, si usas tierra recién comprada.

4. Verduras fáciles de cultivar y de rápido crecimiento

Recoger lechugas o rábanos es muy fácil y, por tanto, estas especies están especialmente indicadas para principiantes en el huerto. Ambas germinan y crecen rápidamente y se pueden volver a sembrar varias veces al año en el huerto.

Los guisantes o las judías verdes son igualmente sencillos y de rápido crecimiento, pero debes proporcionarles ayudas para trepar para que prosperen de manera óptima.

La remolacha y las zanahorias también son fáciles de cultivar. Solo necesitan más tiempo para crecer.

5. Preferir verduras de crecimiento lento o comprar plantones

No debes plantar directamente las semillas en la tierra, cama o maceta. Se recomienda sembrar en semillero o comprar plantones, especialmente en el caso de pepinos, calabacines o tomates.

6. Junta a las plantas amigas

Los buenos vecinos del huerto se benefician mutuamente en términos de crecimiento y salud, a diferencia de los vecinos desfavorables.

Por ejemplo, mientras que las fresas y el ajo se llevan bien (las fresas son menos propensas al moho debido a la asociación), los tomates, las patatas y los pepinos se llevan menos bien entre sí.

Las judías verdes y la ajedrea también son una buena pareja en el huerto. El perejil y la lechuga, por otro lado, no se llevan nada bien.

7. Si hay mucho espacio, divide el huerto en cuatro

Planificar cuatro espacios permite realizar una rotación de cultivos óptima. Hay varias razones para esta rotación de cultivos:

  • Es muy útil para una buena cosecha, porque hay plantas con requerimientos altos (pepinos y tomates), que necesitan más nutrientes, y con requerimientos bajos (lechugas, rábanos, judías verdes y guisantes).
  • Si alternas plantas con altos y bajos requerimientos de nutrientes en un lecho, el suelo del huerto puede recuperarse de manera óptima.
  • Para que las plantas crezcan sanas y libres de plagas es mejor no cultivar las mismas especies todos los años en la misma tierra. Esto ocurre con las solanáceas, por ejemplo. Por ejemplo, si las tomateras enferman, no es buena idea plantar de nuevo tomates en el mismo lugar al año siguiente.