Ángeles Parra es directora de BioCultura y presidenta de la Asociación Vida Sana, la entidad sin ánimo de lucro (y declarada de Utilidad Pública) que la organiza. Ella comenta: “Llevo casi 45 años en la promoción de la agricultura y la alimentación ecológica. Si la Humanidad quiere sobrevivirse a sí misma, el primer paso es la agroecología”.

Este año, BioCultura se celebra del 9 al 12 de mayo en el Palau Sant Jordi. Y se celebrará en Madrid, del 21 al 24 del próximo noviembre. La feria cumple 30 años en Barcelona y, en Madrid, cumplirá cuatro décadas también en 2024. Ángeles es una trabajadora incansable en pro de la regeneración de los ecosistemas agrarios, de la Naturaleza y de la sociedad. 

-Ahora, el alimento ecológico es conocido y valorado por la ciudadanía. Pero no siempre fue así, ¿no? 
-Así es. Yo empecé con todo el tema de la agroecología hace más de 43 años. Nos llamaban de todo. Se reían de nosotros. Éramos varias personas, con una dieta ovolacteovegetariana, que habíamos decidido vadear la contaminación química. Ya sabíamos qué se esconde detrás de ella: enfermedades mentales y físicas de todo tipo, destrucción de la biodiversidad, esterilidad, etc. Decidimos constituirnos en una asociación para defender nuestros derechos.

Un día, le enviamos un mensaje a Don Enrique Tierno Galván. Entonces, era el alcalde de Madrid. Respondió a la llamada. Nos ayudó en todo lo que pudo a montar una feria en la Casa de Campo. La llamamos BioCultura. Porque nuestra visión era y es holística. Y fue un gran éxito. Y desde entonces hasta ahora. Ha llovido mucho…

Lo que el ecologismo tardó en comprender

-Al principio, el mundo “bio” iba por un lado y, por otro, el ecologismo clásico. Los ecologistas no siempre han entendido que la alimentación y la agricultura pueden ser un gran motor para el gran cambio que necesitamos. 
-Tienes razón. Yo diría que todas las personas del mundo “bio” éramos también ecologistas, pero no todos los ecologistas entendían que era necesario transformar la alimentación para transformar nuestra sociedad hacia un mundo más bello, más justo, más armónico, más verde. Ahora mismo, las cosas han cambiado mucho y el cien por cien de los ecologistas entienden lo destructor que puede llegar a ser el modelo agroalimentario industrial, que funciona en detrimento de la salud de las personas y de la salud de los ecosistemas.

Ahora, afortunadamente, el consenso es total y los unos nos apoyamos en los otros en busca de un modelo agroecológico, local y lo más justo posible.

Alimentación ecológica para todos

-¿Se están dando cambios importantes en lo que respecta a la distribución de alimentos ecológicos?
-Sí. Se está dando una notoria migración del consumo. Desde las tiendas tradicionales de toda la vida a los súpers “bio” de cadenas como Herbolario Navarro, Veritas, BioConsum/NaturaSì, por un lado; y, por otro, hacia la gran distribución, las grandes superficies, las grandes cadenas. Este proceso ya es imparable. Y la alta inflación ha acabado de darle el último empujón.

Nosotros, desde BioCultura, no entramos ni salimos. Promocionamos el alimento ecológico para todos. Creo que hay y debe haber lugar para cada formato. La tienda pequeña tiene que cuidar mucho el trato directo, con sabiduría, con mucho saber hacer. Nosotros, desde la feria, velamos por defender a los pequeños productores, que no entienden muy bien las reglas del gran consumo. Velamos, insistimos, para que se respeten los cánones y protocolos que han existido desde siempre en el mundo “bio” y que les han permitido a los más humildes nacer y crecer con dignidad y trabajar no sólo por una sociedad más ecológica, sino también más justa.

-¿Son muchos años en la brecha? ¿Demasiados? ¿Algunos sinsabores?
-No son demasiados. Eso nunca. Ha sido un trabajo en el que me he realizado y creo que, personalmente, he contribuido a la normalización del alimento ecológico en España. Yo era enfermera y me hastiaba el sistema sanitario. Como asociación, la tarea realizada ha sido amplísima y ha dado unos frutos excelsos.

Ha habido algunos momentos amargos, claro. Decepciones con algunas personas y todo eso. Pero brillan más los enormes y numerosos momentos de gozo y de ilusión por el trabajo bien hecho. Ningún esfuerzo queda nunca en saco roto. Si el esfuerzo es por el bien común y la regeneración de Gaia, te sienta muy bien, tanto en lo físico como en lo psíquico. Te lo puedo asegurar. Tengo 63 años pero me siento muy joven y afortunada. En todos los aspectos.

Triple cita en 2024

-Este año, ¿la cita con BioCultura es más ineludible que nunca?
-Serán tres citas. La primera fue BioCultura A Coruña, que funcionó muy bien. Y ahora llegan BioCultura BCN, con la que cumplimos 30 años; y BioCultura Madrid, cuatro décadas en la Villa y Corte. Es bueno que la gente tenga memoria histórica y que estuvimos muchos años predicando en el desierto. Ahora, cuando todos se quieren apuntar al carro, cosa legítima, no vamos a hacer celebraciones muy locas. Porque la lucha continúa.

Se ha conseguido mucho, pero todavía es poco. Porque todas las amenazas que estaban ahí hace 40 años… se han transformado ahora en grandes encrucijadas para la Humanidad. Y la agroecología tiene respuestas para todas ellas.

La agroecología es un antídoto contra la distopía. Necesitamos una transición hacia lo orgánico lo más rápida posible. No hay tiempo. Por eso, BioCultura sigue pisando fuerte el acelerador. La Humanidad no se puede permitir un cambio lento y cansino. Hay que actuar y hay que actuar ya. BioCultura es el gran manual del cambio. Políticos, empresarios y consumidores tienen que despertar de una vez. Es muy urgente…