En la Playa de los Alemanes a menudo huele mal. Ésta y otras playas paradisíacas del Mar Menor, la laguna de agua salada más grande de Europa en el sureste de España, son un caldo oscuro lleno de algas. Entre otras cosas, en la superficie han flotado en verano innumerables medusas muertas.

La laguna, de aproximadamente 170 kilómetros cuadrados, con sólo unos pocos metros de profundidad y separada del Mediterráneo por un estrecho banco de arena, es un paraíso natural en extinción. Donde antes habían caballitos de mar, ahora sólo hay desolación.

las causas del problema: la huerta y el turismo sin freno

¿Cómo pudo pasar algo así? Los culpables son el turismo de masas, que actualmente está disminuyendo constantemente debido a los problemas, junto con la agricultura hiperintensiva que se lleva a cabo en el Campo de Cartagena desde que en la década de los 90 se extendió el regadío. Se estima que el valor de los inmuebles en la zona se ha devaluado casi cinco mil millones de euros en los últimos seis años, según un estudio publicado en la revista Nature Scientific Report.  El Mar Menor ya no es un paraíso.

En el punto de mira están las empresas que cultivan lechugas, brócolis, tomates, uvas y limones a bajo precio. Alrededor del 30% de las exportaciones anuales del Campo de Cartagena, de 2,5 millones de toneladas, fueron a parar a Alemania. Para satisfacer esta demanda, los agricultores utilizan pesticidas y fertilizantes a discreción, para producir hasta cuatro cosechas al año.

Los químicos se filtran a la laguna a través de la rambla del Albujón,  que funciona como el desagüe de la huerta. Así se abona el mar, donde crecen las algas y el plancton que, a su vez, reducen la concentración de oxígeno en el agua.

El cultivo de hortalizas baratas provoca importantes problemas medioambientales no sólo en Murcia, sino también en otras regiones de España, como Andalucía. Conocemos las imágenes del “mar de plástico” en la región de Almería. Decenas de miles de hectáreas están cubiertas de invernaderos hechos de láminas de plástico blanco. A diferencia del Mar Menor, a 600 kilómetros de distancia, el principal problema en Andalucía es la falta de agua.

“Sopa verde gigante” con mal olor

 La primera gran señal de alerta en el Mar Menor llegó en 2016, cuando el agua de la laguna se convirtió durante la noche en una "gigantesca sopa verde" con un hedor fétido.

La maloliente “sopa verde” fue el resultado de una acumulación dañina de nutrientes utilizados en la agricultura, como nitratos y fosfatos. Especialmente durante las fuertes lluvias, no sólo llega agua dulce al Mar Menor, sino también mucho barro que contiene fertilizantes.

Esto conduce a una fuerte proliferación de algas y bacterias, lo que finalmente provoca una falta de oxígeno y priva a los peces y otros seres vivos de su sustento.

enormes mortandades de peces

En el verano de 2019, se produjo una nueva gran conmoción. En cuestión de horas, aparecieron tres toneladas de peces muertos en las orillas. El triste espectáculo se repitió en agosto de 2021. En ese momento, se sacaron del agua cuatro toneladas y media de animales muertos.

El pasado verano, la Asociación de Pescadores del Mar Menor informó de una disminución del 90% de la pesca en la laguna. “Muchos pescadores llevan algún tiempo sin recibir salario. Esto nunca había sucedido antes”, se quejó el presidente de la asociación, José Blaya.

Desde el año pasado, el Ministerio de Medio Ambiente ha forzado el cierre de más de 8.000 hectáreas (de un total de más de 400.000 en la Región de Murcia) que habían sido regadas ilegalmente. Además, el gobierno nacional ha destinado 484 millones de euros para medidas de restauración del ecosistema hasta 2026. Por ahora, las medidas no se aprecian en la salud de un ecosistema increíblemente valioso.