Está demostrado que la naturaleza aporta multitud de beneficios a nuestra salud: reduce la presión arterial, baja el colesterol, alivia el estrés y reduce los dolores de cabeza.

Muy poco espacio

Los lienzos saturados (como Slimgreenwall de la empresa Terapia Urbana) son pequeños jardines verticales enmarcados y listos para instalar. Con este sistema, se logra en muy poco espacio una gran densidad de plantas, lo que multiplica la sensación de frescura y vitalidad.

Para exteriores

Si el jardín vertical da al exterior, un panel de acero corten oxidado es una opción muy resistente. En sus diferentes niveles se acomodan herbáceas como Euphorbia myrsinites y otras plantas que se adaptan a pequeños espacios, como la festuca azul o la canastilla de plata.

Reutiliza materiales

El reciclaje permite tener un jardín vertical sin gastos excesivos. Con las plantas podemos redecorar cualquier elemento recuperado. Todo sirve para inundarlo de verde: una vieja escalera, un marco de madera, un palé o incluso unas humildes y abandonadas cajas de fruta.

No tires las botellas de plástico

Willem Van Cotthem, experto en la lucha contra la desertización, ideó un jardín vertical con botellas de plástico, sin bombas eléctricas y un bajo consumo de agua. Con el mismo esquema, se puede instalar un sistema de riego por goteo y pintar las botellas para integrarlas en la decoración.

En este vídeo tienes las claves para hacer un jardín vertical.

Huerto colgante

Si solo disponemos de un pequeño jardín, un sistema ingenioso para ahorrar espacio es realizar un huerto colgante. Las plantas condimentarias (perejil, orégano, menta…) son fáciles de cultivar y requieren poco espacio: unos cubos y una red son suficientes para hacerlas crecer.