La mayoría de definiciones sobre la inteligencia apuntan hacia la capacidad de resolver problemas. Según esta perspectiva, las personas más inteligentes son las que saben encontrar solución a más conflictos o a problemas de mayor calibre.

Reformulando la célebre frase: "Los que no aprenden de la historia están condenados a repetirla", quienes no se esfuerzan en hallar los obstáculos que se ponen a sí mismos en el camino, están condenados a vivir tropezando.

No hay fórmulas únicas para la felicidad, pero merece la pena practicar de vez en cuando la síntesis para entendemos y entender mejor a los demás.

Qué personalidad tienen las personas de éxito

En las últimas décadas se ha avivado el debate sobre qué cualidades poseen las personas de éxito.

Se ha hablado de la inteligencia emocional como alternativa al clásico test de coeficiente intelectual.

Pero no es la única alternativa: el mismo Daniel Goleman, a quien se atribuye la popularización de dicho concepto, en otro de sus libros presenta la inteligencia social, término también utilizado por Karl Albrecht en una obra sobre el mismo tema, como algo diferenciado de la emocional.

Al ser preguntado por la diferencia entre inteligencia emocional e inteligencia social, Albrecht puso como ejemplo a uno de los presidentes estadounidenses más populares de la historia: Ronald Reagan.

El líder republicano poseía una elevadísima inteligencia social que le permitía conectar de manera inmediata con las masas, a veces a través de una simple broma de su repertorio.

En cambio, sus biógrafos sostienen que carecía de inteligencia emocional a la hora de tratar con su entorno más cercano, especialmente su familia. Se cuenta, por ejemplo, que fue incapaz de reconocer a su propio hijo cuando se le acercó durante un acto académico que presidía.

En cualquier caso, ya nadie duda de que existen diferentes tipos de inteligencia: numérica, lingüística, artística, emocional, social y muchas otras que se han bautizado para evaluar los diferentes ámbitos intelectuales de actuación humana.

La pregunta es: ¿Qué tienen en común todas estas inteligencias? ¿Comparten alguna cualidad especial un genio del cálculo, un Nobel de Literatura y un orador de masas?

Capacidad de síntesis en las personas de éxito

Personalmente, he llegado a la conclusión de que todos ellos poseen un don al que no solemos prestar suficiente importancia: la capacidad de síntesis.

  • El matemático o el físico son capaces de extraer de un bosque de cifras aquella fórmula fundamental que explica su funcionamiento.
  • Del mismo modo, el buen literato sabe captar la esencia de su tiempo y sus personajes encarnan arquetipos con los que los lectores pueden identificarse.
  • Por su parte, el orador profesional hace una síntesis de cada público y sabe cómo tocar su fibra con observaciones y comentarios bien dirigidos.

La importancia de la capacidad de síntesis

Una segunda pregunta que nos podemos plantear es: ¿qué importancia tiene la capacidad de síntesis en los embates de la vida cotidiana?

Al examinar cualquier situación de conflicto, veremos que su resolución depende directamente de la síntesis que se haya hecho de la misma, es decir, de captar lo fundamental.

Un ejemplo práctico sería una persona que fracasa repetidamente en el campo de la pareja, pero no se ocupa de buscar las claves para entender dónde está el problema.

Alguien con poca o nula capacidad de síntesis achacará lo sucedido a la mala suerte o a una conducta malintencionada de la otra parte. No será capaz de extraer lo que tienen en común las situaciones vividas y efectuar los cambios necesarios para que no se repitan.

Lo mismo puede decirse de las personas que pierden constantemente su empleo o las que no logran hacerse un grupo de amigos. No han desarrollado la capacidad de reducir el problema a sus claves esenciales y, por lo tanto, no saben qué deben hacer para revertir la situación.

Al final no hay fórmulas únicas para la felicidad, pero merece la pena practicar de vez en cuando la síntesis para entendemos y entender mejor a los demás.