Se estima que hace 65 millones de años un meteorito se estrelló en la península del Yucatán y generó una nube que ocultó la luz del sol. Como consecuencia, se produjo un cambio climático que acabó con los dinosaurios y el 75 por ciento de las especies del planeta. Pero no pudo con el tomate debido a su increíble diversidad genética, que le permitió adaptarse a las nuevas condiciones.

El tomate, nacido en algún lugar del cono sur y domesticado probablemente en México (su nombre deriva del azteca xitomatl: «fruto con ombligo»), salió de América con los españoles, que lo llevaron a Europa y Asia.

El poder antioxidante del tomate

Cuando se explican las propiedades del tomate es ineludible comenzar por el licopeno, el pigmento carotenoide que más contribuye a su atractivo color rojo y que desarrolla una gran acción antioxidante.

  • Según los estudios científicos, las personas que consumen más licopeno reducen su riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoporosis, alzhéimer, ceguera, sordera e, incluso, cáncer y otros trastornos asociados al envejecimiento prematuro.

No faltan en su composición las otras dos grandes vitaminas antioxidantes. Tomar 200 gramos de tomate cubre el 80 por ciento de las necesidades diarias de vitamina C y el 13 por ciento de la vitamina E. Ambas vitaminas previenen la degeneración de los tejidos y colaboran con el sistema inmunitario.

  • Conviene optar por tomates ecológicos porque, tal como explica Lola Raigón, Dra. en Ingeniería Agrónoma y experta en agricultura ecológica y en los efectos en la salud de estos cultivos, “son hasta un 48,2% más ricos en vitamina C y aportan un 40,94% más de polifenoles antioxidantes. También contienen más carotenoides, hasta el punto de que se puede prácticamente llegar a doblar la cantidad de betacaroteno”.

Las vitaminas del grupo B se hallan en el tomate en dosis mayores que en otras hortalizas, en especial las vitaminas B1, B6 y el ácido fólico (200 g satisfacen el 25 por ciento de las necesidades). Estas vitaminas son necesarias para extraer la energía de los alimentos y para el buen estado del sistema nervioso, entre otras funciones.

En cuanto a los minerales, los contiene en variedad y cantidad. Los más abundantes son el potasio (300 mg/100g), el fósforo (27 mg) y el magnesio (20 mg). No es desdeñable el hierro que aporta (0,5 mg/100 g), por lo que 200 g permiten cubrir el 6% de las necesidades diarias en la mujer adulta y el 8% en el hombre.

A continuación, te descubrimos trucos para aprovechar al máximo el efecto antioxidante del tomate.

1. Mezcla el tomate con carotenos

El efecto antioxidante del licopeno se multiplica al estar acompañado de otros carotenos como el fitoeno, la luteína y el betacaroteno. El betacaroteno puede transformarse en vitamina A cuando el cuerpo la necesita para proteger la piel y los ojos o para participar en el crecimiento y la regeneración de los huesos, entre otras muchas funciones.

Además del tomate, otras fuentes de carotenos que puedes combinar con él en infinidad de platos (ensaladas, guisos, sopas…) son:

  • Frutas como la papaya, el mango, los albaricoques, las naranjas, la sandía…
  • Verduras y hortalizas como la zanahoria, la calabaza, el calabacín, los granos de maíz, la col rizada o el pimiento (rojo y amarillo) ...

2. Come tomate entero

Tanto el tomate crudo como cocinado son buenos para aumentar el consumo de antioxidantes:

  • Cuando cocinamos los tomates, algunos de los nutrientes sensibles al calor, como la vitamina C, pueden destruirse o reducirse, lo que puede reducir el contenido total de antioxidantes en comparación con los tomates crudos.
  • El proceso de cocción, no obstante, también puede hacer que otros antioxidantes, como el licopeno, estén más biodisponibles (es decir, sean más fáciles de absorber y utilizar para el cuerpo).

Cuando comas el tomate crudo, combínalo con una fuente de grasas saludables, como el aceite de oliva, para mejorar aún más la absorción de los antioxidantes liposolubles que contiene. Y mucho mejor si está recién cosechado: “durante la maduración, el contenido en azúcares aumenta y después se estabiliza; por ello, es importante que la recolección se realice lo más cerca posible al momento del consumo”, explica la Dra. Raigón.

3. Prepara salsa de tomate

La salsa de tomate es un clásico para dar sabor a cualquier guiso. Para reducir la acidez natural, se suele emplear el azúcar, pero conseguiremos un mejor resultado en consistencia, sabor y salud si le añadimos un poco de compota de manzana.

A veces, la textura que dejan las semillas del tomate no conviene a la receta, pero si las quitamos al principio renunciamos a una parte de su sabor. Por eso, es aconsejable hacerlo una vez que ya se ha cocido la salsa, pasándola después por un colador chino bien tupido.

4. Añade tomate a tus ensaladas

Las ensaladas son un plato muy refrescante e ideal para el verano, sobre todo cuando lo acompañamos de pepino, rábanos, brotes de semillas, chucrut, berros y otras hojas verdes como la escarola.

En preparaciones crudas son preferibles los tomates más verdes y variedades aromáticas o de consistencia más carnosa como los «raf». Los tomatitos cherry, por su tamaño y diversidad de colores, también son ideales.

Siempre es más recomendable el consumo del tomate en verano, cuando ofrece el mejor sabor, la textura más agradable y el mayor contenido en nutrientes”, asegura la Dra. Raigón.

5. Prepara platos donde el tomate sea el protagonista

Las dos recetas que te proponemos a continuación, además de deliciosas e ideales para el verano, tienen una gran cantidad de tomate que te permitirá disfrutar de todo su poder antioxidante.

Salmorejo de tomate pera con mango

INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS

  • 500 g de tomates pera
  • 1 diente de ajo
  • 1 mango
  • 1 hogaza de pan (500 g) del día anterior
  • 50 g de queso emmental rallado
  • vinagre de manzana
  • 60 ml de aceite de oliva virgen extra
  • sal marina
  • sal ahumada

PREPARACIÓN (30 min):

  1. Lava los tomates y trocéalos. Ponlos en el vaso de la batidora con el ajo pelado, un tercio de la hogaza de pan, el aceite de oliva, vinagre de manzana al gusto y sal marina.
  2. Tritura hasta lograr una crema homogénea y pásala por un colador para conseguir una textura más fina. Resérvala en la nevera.
  3. Corta en rebanadas finas el resto del pan, espolvoréalas con el queso y hornéalas hasta que el queso se funda. Deja que se enfríen.
  4. Pela el mango, desecha el hueso y corta la pulpa en daditos. Vierte el salmorejo en vasitos, espolvoréalos con la sal ahumada y sírvelos con el mango y las tostadas.

Tomates rellenos de proteína de guisante

INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS

  • 8 tomates grandes
  • 70 g de proteína de guisante texturizada
  • 250 g de arroz basmati cocido
  • 500 ml de bechamel con leche de avena
  • 3 pimientos (rojo, verde y amarillo)
  • 2 zanahorias
  • 1 cebolla
  • 1 calabacín pequeño
  • condimentos: 2 dientes de ajo, tamari, pimentón, aceite de oliva virgen y perejil

PREPARACIÓN (80 min):

  1. Hidrata la proteína media hora con agua, un chorrito de tamari y un poco de pimentón.
  2. Corta las verduras en daditos.
  3. Escurre la proteína y rehógala con un poquito de aceite de oliva. Añade la zanahoria, el calabacín y la mitad del pimiento, ajo y cebolla. Cocina 5 minutos, añade la bechamel y cocina 5 minutos más a fuego lento.
  4. Rellena los tomates con la proteína y las verduras. Hornéalos 20 minutos a 180 °C.
  5. Rehoga el resto de las verduras y a los 5 minutos añade el arroz y el perejil. Sirve los tomates sobre este arroz bien caliente.