Las personas que cuidan su salud procuran obtener todos los nutrientes que necesitan de los alimentos. También hacen ejercicio y controlan el estrés. ¿Pero cuántas se preocupan por beber el agua suficiente? Quizá hayan leído u oído que conviene beber al menos litro y medio al día, pero lo que toman luego está muy por debajo de esa cifra.

Esta despreocupación tiene varias explicaciones. En primer lugar el agua es tan accesible en nuestra sociedad que no se valora: en comparación, obtener cualquier vitamina es mucho más complicado.

En segundo lugar, los médicos apenas han explicado qué ocurre cuando no se toma la suficiente cantidad de agua. A Io sumo comentan que puede ser el origen de infecciones en las vías urinarias y de cálculos renales, algo que no impresiona a quienes no son propensos a esas dolencias.

Sin embargo, cada día se tienen más pruebas de que la deficiencia leve de agua puede estar relacionada con un gran número de problemas de salud, en especial de tipo crónico y degenerativo.

Por qué es tan necesario beber agua

Tradicionalmente se ha mencionado Ia participación esencial del agua en el mantenimiento de una temperatura estable y en el transporte de nutrientes y residuos, pero apenas se ha estudiado cómo se las arregla el cuerpo para distribuir el agua sin que sufra ningún órgano, tejido o célula, ni cómo reacciona cuando no se ingiere la suficiente.

Hay que tener en cuenta que el agua constituye el entorno esencial para que puedan tener lugar las reacciones químicas indispensables para la vida, como la degradación de los alimentos por parte de las enzimas o la comunicación entre células.

El agua se distribuye casi por igual entre el interior y el exterior de las células. Éstas absorben los nutrientes y el agua que necesitan y dejan escapar el exceso de sales, proteínas y otros residuos hacia el agua exterior, que funciona como un vehículo de arrastre depurador gracias a la ósmosis: por este fenómeno el agua tiende a igualar su concentración de sales a uno y otro lado de las membranas celulares.

Las consecuencias de una hidratación pobre aparecen inmediatamente: con un  1% de deshidratación se dispara la sed, con el 2% se reduce el rendimiento, con el 4% aparece somnolencia, apatía, mal humor, náuseas y vulnerabilidad al estrés. Incluso antes de sentir sed, la pérdida de agua afecta al funcionamiento normal del cuerpo.  Una pérdida del 20% del agua corporal resulta mortal.

El problema es que la mayoría de gente ha perdido la sensibilidad para reconocer la sed o la confunde con el hambre o la inquietud. Por eso es posible que muchas personas sin darse cuenta mantengan una situación de deshidratación leve crónica con múltiples consecuencias.

síntomas de una deshidratación leve pero crónica

Ante la escasez de agua, el cuerpo se ve obligado a activar mecanismos que permiten abastecer las zonas más importantes, como el cerebro.

Existen señales de que estos recursos han sido activados, de modo que podría prevenirse el desequilibrio tomando agua. Sin embargo, más allá de la evidente piel reseca o escamosa, una deshidratación leve pero crónica puede dar diferentes síntomas.

 

Trastornos digestivos

Las molestias digestivas pueden agravarse con el tiempo. Segun Howard Spiro, de la Universidad de Harvard, el 12% de los pacientes que presentan dificultades digestivas desarrollan una úlcera de duodeno en el plazo de 6 años, el 30% despues de 10 años y el 40% después de 27 años.

Los problemas mayores podrían evitarse si los prímeros síntomas se interpretaran correctamente
como una deshidratación local.

El sistema digestivo es sensible a la carencia de agua porque la necesita en abundancia para digerir los alimentos sólidos. Además la mucosa del estómago, que protege la pared del órgano, está formada por agua en un 98%. Cuando no recibe la suficiente agua se vuelve más viscosa y permeable a los jugos ácidos que intervienen en la digestión, que son los que acaban causando el dolor y con el tiempo dañan los tejidos.

Por otra parte, los dolores que se sienten en la mitad inferior izquierda del vientre se relacionan frecuentemente con el estreñimiento, un problema que también puede aparecer cuando hay una
deshidratación continua.

Migrañas

Otro tipo de dolor, la migraña, puede estar causado a menudo por la deshidratación.

El dolor de cabeza es frecuentemente un signo de la alteracion en la regulacion de la temperatura corporal. Puede ser causada por abrigarse demasiado para dormir, beber alcohol o consumir determinados alimentos y sustancias alergizantes que provocan secreción de histamina.

En consecuencia, la mejor forma de tratar el dolor de cabeza es prevenirlo con un aporte suficiente de agua.

Sobrepeso por no beber suficiente agua

Una de las causas de sobrepeso es que muchas personas confunden las sensaciones de sed y hambre.

El cerebro es el órgano más acuoso del cuerpo (es agua en un 85%), por lo que resulta muy sensible a la pérdida de líquido y reacciona generando señales inmediatamente.

Su fuente de energía es básicamente Ia glucosa (un hidrato de carbono simple) que se encuentra en la sangre y que procede de los alimentos, pero también necesita para su funcionamiento eléctrico un traspaso continuo de agua a un lado y otro de las membranas de sus millones de neuronas. Por lo tanto, provoca al mismo tiempo sensaciones de hambre y de sed para llamar la atención sobre sus necesidades, pero generalmente sólo se toma en cuenta la que pide comida.

Así se puede comer mucho más de Io que era necesario y no se obtiene el líquido. Para distinguir ambas señales es necesario reeducarse para no depender del azúcar y de Ia sensación de hambre.

Bebiendo exclusivamente agua (no bebidas dulces) antes de las comidas se consigue no comer demasiado y se aprende a distinguir la sed del hambre.

Por otra parte, una enfermedad relacionada con la obesidad, la diabetes no insulino dependiente o tipo II, también tiene relación con la deshidratación crónica, que afecta la producción de insulina por parte del páncreas.

Las tasas elevadas de colesterol en la sangre y las enfermedades cardiacas, trastornos que se han asociado con el metabolismo de las grasas saturadas, son favorecidas por Ia escasez de agua en el cuerpo.

Asma y alergias

La histamina es utilizada por el cuerpo para regular la distribución de líquidos. En ocasiones aumenta en el tejido pulmonar para reducir el movimiento muscular que requiere la respiración y estrechar los bronquios, disminuyendo así la pérdicla de agua por evaporación.

Como otra función de la histamina es colaborar en la lucha contra bacterias, virus y otros agentes extraños, puede ocurrir que Ia actividad del sistema inmunitario se altere, favoreciendo los síntomas alérgicos.

En experimentación animal se ha demostrado que un aporte extraordinario de agua hace que la producción de histamina disminuya. Por lo tanto los asmáticos y alérgicos podrían ser tratados en primer lugar con agua durante 1 a 4 semanas para comprobar si se producen cambios.

Otro mecanismo inicial para evitar la pérdida de agua y el resecamiento de los alveolos pulmonares es aumentar la mucosidad, pero si la carencia se mantiene se hace más densa y dificulta la respiración.

En esta situación el organismo utiliza la sal para desprender la mucosidad, pero muchas personas pueden sufrir una deficiencia de este mineral, lo que favorecería los ataques asmáticos y alérgicos.

Un programa diario para mantenerse hidratado

El primer paso para solucionar muchos problemas de salud, sobre todo en su fase inicial, puede ser tan simple como tomar diariamente una cantidad abundante de agua.

La deficiencia de agua provoca en el cuerpo un estrés que a menudo es la causa de síntomas leves a los que apenas se presta atención.

El cuerpo necesita cada día un mínimo de 6 a 8 vasos de agua, de 250 ml cada uno. Entre 10 y 12 vasos es una cantidad óptima para rehidratarse, teniendo en cuenta que el alcohol, el café, los zumos y las bebidas refrescantes no cuentan.

Es necesario recordar que por cada hora de actividad física vigorosa, especialmente cuando la temperatura y Ia humedad ambientales son altas, hay que beber un litro más.

Es esencial beber antes de sentir sed, de manera que lo mejor es hacerse un programa diario y seguirlo, si es necesario con la ayuda de un reloj alarma:

  • Un vaso al despertarse, procurando desayunar una media hora más tarde.
  • Un vaso media hora antes de las otras dos comidas del día.
  • Dos vasos dos horas y media después del desayuno y la comida. Esta dosis ayuda a los riñones a concluir la digestión de ciertos alimentos.
  • Uno o dos vasos durante la comida más copiosa.
  • Dos vasos entre las 17 y las 19 horas. Es el momento del día en que la energía del riñón es más activa, según la medicina tradicional china.
  • Si el cuerpo lo acepta bien y no provoca que te despiertes por la noche para ir al baño, un vaso antes de acostarse puede evitar la deficiencia de agua durante el sueño.

Si no se está acostumbrado a beber estas cantidades puede aumentarse poco a poco la dosis e incluso medir la orina diaria emitida, que debería ser prácticamente igual a la consumida. Por otra parte debe tener un ligero tono amarillo.

El color dorado oscuro, casi anaranjado, denota que los riñones se ven obligados a trabajar con menos recursos de los necesarios. En caso de enfermedad, no hay que dejar los medicamentos y sustituirlos por el agua.