La maltratadora que llevamos dentro nace en el momento en que interiorizamos la guerra contra las mujeres y empezamos la guerra contra nosotras mismas. Sin darnos cuenta, asumimos el odio del sistema patriarcal hacia las mujeres y lo dirigimos a nosotras mismas.

La sociedad nos lo pone difícil, y nosotras también nos lo ponemos difícil: nos volvemos exigentes y perfeccionistas, nos aplicamos disciplinas y auto-castigos, nos hacemos boicot a nosotras mismas, nos regañamos y nos hablamos mal a nosotras mismas, nos censuramos, nos obligamos a hacer cosas que no queremos y a estar con gente que no queremos.

El patriarcado en tu voz interior

Tenemos dentro al enemigo: el virus del patriarcado entra en cada una de nosotras para invadir nuestras emociones, ideas, comportamientos, y para robarnos los sueños e imponernos otros. Nos sometemos a dietas terribles, a sesiones de gimnasia infernales, a operaciones peligrosas y caras de cirugía estética, a depilaciones y a tratamientos de belleza dolorosos.

No nos gustamos a nosotras mismas porque no cumplimos con los cánones de la belleza occidental, por eso luchamos contra nosotras mismas, por fuera y por dentro. Luchamos contra la grasa, contra los pelos, contra los kilos, contra las arrugas, contra las imperfecciones, contra nuestro cuerpo. Arriesgamos nuestra salud física, emocional y mental tratando de estar guapas para que nos quieran. Tratando de ser las mejores en todo, de cumplir con los roles que nos imponen, con las expectativas que tienen los demás sobre nosotras, nos olvidamos de nosotras mismas.

La maltratadora que llevamos dentro es auto-destructiva, tan sádica como masoquista. Ha asumido que lo normal es sufrir dada su condición de mujer, y trata de imponerte sacrificios y renuncias propias de tu condición de género. Te censura, te manda callar, te hace burla, te insulta, y te minusvalora. El objetivo de la maltratadota es macharte la autoestima, aislarte de los demás, y hacer tu vida un infierno hasta que tú misma seas la que te destruyas.

La maltratadora le hace el trabajo gratis al patriarcado. Coloniza tu mente, tu cuerpo, tus emociones, invade toda tu personalidad, te hace adicta a cualquier cosa que te de placer y haga daño, te centra en cualquier otra cosa que no seas tú, te hace dependiente del amor de los demás, te muestra tu vulnerabilidad para que te mueras de miedo y no puedas confiar en ti misma. Te incita al auto-engaño para que colabores con el patriarcado en su guerra contra las mujeres, para que te quedes con quien también te trate mal, para que asumas tu condición de ser inferior condenado a ser víctima.

Nunca te reconoce los logros, ni te felicita por las cosas que haces bien: siempre te señala tus fallos, tus imperfecciones, tu estupidez, tu torpeza, tus defectos. Hace que te compares con las demás para que aumenten tus complejos e inseguridades, para que seas obediente y sumisa, para que te deprimas y tires la toalla.

No importa que seas muy feminista y te indignes con la violencia machista que sufren otras mujeres: empatizas más con ellas que contigo. No permites que nadie te hable mal ni te falte al respeto, pero luego te hablas mal a ti misma y te tratas con dureza.

La maltratadora es una tirana que quiere machacarte la autoestima para que te sientas poca cosa, para que te sientas imperfecta, para que acabes creyendo que no eres merecedora de ser amada. A la maltratadora no le caes bien, no siente aprecio por ti, no te valora, no te cuida, no te trata bien, y la tienes dentro 24 horas al día, haciéndote la guerra, boicoteándote a ti misma.

Cómo liberarnos de nuestra maltratadora interior

No es nada fácil identificar a la maltratadora dentro de una misma. Y una vez que la identificas, es bien difícil liberarse de ella para que no te haga más daño. Es un trabajo de muchos años desprogramarse por dentro para aprender a quererte bien, para aprender a tratarte bien y a cuidarte a ti misma.

Hace falta mucha capacidad de autocrítica para darnos cuenta de que no podemos seguir colaborando con el patriarcado en su guerra: hay que parar la guerra contra nosotras, hay que acabar con los malos tratos y la violencia, y el primer espacio de lucha política y social es dentro de una misma.

Para liberarnos de la maltratadora hay que trabajarse los patriarcados que nos habitan, liberarnos de los mandatos de género, los estereotipos, los roles, los mitos patriarcales sobre la feminidad, la masculinidad, y el amor romántico. También es muy importante trabajar la autoestima y empoderarse a una misma para confiar en nuestras habilidades, para aprender a valorarnos y a desarrollar nuestras capacidades, para tomar decisiones que nos hagan crecer y evolucionar, para aprender a cuidarnos a nosotras mismas y a cuidar a las demás mujeres.

Sabes que lo has conseguido cuando tu relación contigo misma cambia y sientes que te has convertido en una leal compañera. En una amiga honesta y cariñosa que te conoce bien, te apoya, te anima, te da fuerzas, te ayuda a ser valiente, te acompaña en el camino de la vida.

Una compañera con la que poder hablar, con la que poder pasar tiempo a solas, con la que reír y disfrutar de lo bueno de la vida. Una cómplice con la que poder idear estrategias para trabajar el patriarcado, para sufrir menos, y disfrutar más del amor, de una misma y de los demás.