Encender la calefacción representa un aumento en la factura y en el consumo de energía, que siempre conlleva emisiones de gases con efecto invernadero.

Además la calefacción tiende a resecar el aire, lo que no es bueno para nuestra piel, ojos y sistema respiratorio. Por eso lo mejor es calentarse de otras maneras y dejar la calefacción para los días realmente fríos.

Consejos para calentar el hogar sin calefacción

1. Abrígate

Lo más importante es vestirse adecuadamente. En pleno invierno, el piso no tiene que ser tan cálido como para poder caminar en pantalones cortos, camiseta de tirantes y sin calcetines.

Ponte un suéter y calcetines gruesos. No sólo ahorrarás energía sino que te sentirás muy acogida. También puedes usar mantas para cubrirte en el sofá.

Recuerda que una temperatura interior de 19 a 21 ºC está bien, no hace falta más. Por la noche la temperatura puede bajar hasta los 16 ºC. De hecho, cuanto más fresca sea la temperatura, tu cuerpo pondrá en marcha el metabolismo para mantener el calor interior, lo que implica quemar unas cuantas calorías, algo que no suele venir mal.

Por otra parte, no nos interesa que la diferencia entre temperatura interior y exterior sea exagerada, porque los cambios provocan bajadas en las defensas inmunitarias.

2. La calefacción no ayuda sin un buen aislamiento

Tu piso o casa debe estar bien aislado, de lo contrario, literalmente estás calentando de la ventana hacia fuera. Puedes aumentar el aislamiento del suelo con alfombras y el de las paredes con paneles de corcho o madera. Las cortinas gruesas frente a las ventanas también son de ayuda.

Para evitar que el calor salga por las ventanas mal ajustadas, sella los marcos con burletes de caucho. Si el burlete no es suficiente, puedes recurrir a la cinta adhesiva. Puedes utilizar una vela para descubrir por dónde está entrando el aire frío. La cinta adhesiva también es útil para sellar huecos por donde entra el frío como las cajas de las correas de las persianas. Además existen los "bajos de puerta" que impiden que el calor se escape por ahí, sobre todo por la puerta de entrada a la casa.

3. Cierra la puerta detrás tuyo

Mantener cada espacio de la casa cerrado ayuda a que el calor no se disipe. Las habitaciones que están orientadas al sur se calientan más fácilmente gracias a la incidencia del sol. Aprovéchalo durante el día, dejando que los rayos del sol penetren todo lo posible: abre persianas y cortinas. Si cierras la puerta, este precioso calor no se disipara por el resto de la casa. Por la noche, baja persianas y cierra cortinas para que el calor no se vaya.

4. Fuego de hogar, pero seguro y eficiente

Los fuegos de leña solo son admisibles si consigues madera sostenible y no se trata de una instalación abierta, sino dotada de cassette, que es mucho más eficiente.

También puedes instalar una estufa de leña o, mejor aún, de pellets. Estos sistemas de calefacción necesitan salida de humos y mantenimiento periódico.

5. El calefactor solo es una solución de emergencia

La ventaja de un calefactor eléctrico es obvia: el calor está disponible rápidamente dondequiera que haya enchufes y calienta solo el espacio que necesites. La gran desventaja es que un termoventilador consume una enorme cantidad de electricidad cuando está en funcionamiento. Solo es adecuado para un espacio pequeño y un tiempo breve.

6. Aprovecha el calor del horno

Si has cocinado con el horno, cuando hayas terminado acuérdate de abrirlo para que el calor salga y caliente la cocina y hasta donde llegue.

7. Haz ejercicio en casa

El aire libre siempre sienta bien, pero hacer ejercicio en casa te sirve para entrar en calor. Ten en cuenta, además, que tu cuerpo es un radiador permanente a 37 ºC que contribuye a calentar la casa.