No son pocas las personas que, después de haber visitado a un psiquiatra, se quejan de que no pudieron expresar todo lo que sentían.

Llevadas por las imágenes de películas y series televisivas, en las que el psiquiatra se sienta frente al paciente y mantienen una interlocución entre los dos, creen que ese es el modelo común, no sólo de la psiquiatría, sino de cualquier psicoterapia. Esta creencia tiene parte de razón, pero hay que revisarla y diferenciarla.

Un poco de historia

La confusión entre la psiquiatría, la psicología y el psicoanálisis procede de que, históricamente, han confluido en determinados momentos.

Recordemos, por ejemplo, que Freud era un médico neurólogo y que sus primeros trabajos fueron sobre el funcionamiento de las representaciones que seguían circuitos similares a los neuronales. Después abandonaría esa idea y se centraría en cómo el sujeto, a través de determinadas identificaciones con su entorno, reproduce sus complejos inconscientes cuando se enfronta a conflictos. Este fue el inicio del psicoanálisis, una perspectiva que contagió y enriqueció a una psicología incipiente que tenía como esquema básico las reacciones en los animales.

Psiquiatría, psicología y psicoanálisis han convergido en determinados momentos a lo largo de la historia

Así nació, por una parte, lo que se ha llamado la psicología dinámica, que con el psicoanálisis amplió su visión de lo humano. Por otra, dio lugar a la psicología más pegada a modelos cibernéticos, el cognitivismo, que entiende que entre la realidad y los sujetos existe un esquema mental que puede ser erróneo y que sería el causante de las disfunciones psíquicas.

El camino que prosiguió la psiquiatría se dividió en dos:

  • Por un lado, aquellos que combinaron la terapia psicológica dinámica con las nuevas sustancias que iban surgiendo para paliar ansiedades, insomnios, etc, pero cuyo trabajo fundamental es la palabra.
  • Por otro, la psiquiatría llamada “biologista”, que parte de que el origen de los trastornos mentales estaría en la genética o en una deficiencia de sustancias bioquímicas en el cerebro, como pueden ser la serotonina o el litio. En este biologismo se trataría de compensar los déficits recetando y administrando al sujeto psicotrópicos como antidepresivos o antipsicóticos.

Este último es el patrón psiquiátrico que se ha ido imponiendo cada vez más y el que tenemos en España en la sanidad pública y en la mayoría de la privada. Aunque podemos encontrar excepciones.

¿A qué profesional debo acudir?

Con este panorama, la pregunta clave sería a qué profesional consultar en caso de problemas psíquicos. Para poder responder vamos a aclarar lo que se puede esperar de cada uno de ellos.

Qué esperar de la psiquiatría

Si visitamos a un psiquiatra (en general biologista) por una depresión, lo que le va a interesar son los síntomas, es decir, si estamos tristes, tenemos ansiedad, dormimos mal, si hace mucho tiempo que nos sentimos así y si este estado nos incapacita para trabajar o relacionarnos.

La psiquiatría se centra en los síntomas que manifiesta la persona

A partir de ahí, hará su diagnóstico tomando como referencia un Manual de trastornos mentales, el DSM. Una vez ubicada la categoría procederá a recetar las sustancias indicadas para esa patología, que suelen ser antidepresivos, ansiolíticos y somníferos. El seguimiento que se hace consiste en ajustar o variar las dosis o marcas en función de cómo esté asimilando el paciente estas medicaciones.

Estos fármacos suelen hacer efecto al cabo de unos quince días y lo que relatan quienes los toman es que crean en el cerebro una especie de barrera por la que las cosas les afectan menos, como si les resbalaran más. También es cierto que, en algunos casos, ese efecto de pasotismo hace que se sientan más desmemoriados y que, por ese motivo, crean que ha empeorado su estado.

  • Este tipo de abordaje psiquiátrico, por sí solo, y al no ir a las causas desencadenantes de las depresiones, eleva la probabilidad de que se repitan en el futuro.

Qué esperar de la psicoterapia cognitivo-conductual

Si optamos por una psicoterapia cognitivo-conductual, el psicólogo querrá saber los esquemas mentales erróneos que nos han llevado a la depresión. Ellos hablan de factor de vulnerabilidad para referirse a personas que tendrían tendencia a la depresión u otras patologías, porque construyeron una falsa visión de ellos mismos.

La psicología cognitivo-conductual busca los esquemas mentales erróneos de la persona

El método principal se basa en contrastar con la realidad cada una de las quejas que pueda tener el paciente, de tal manera que consiga sustituir esa mala imagen con una positiva. Las tareas consisten confrontar el sentimiento de incapacidad que dice tener la persona con trabajos o situaciones que el sujeto sea capaz de llevar a cabo. El terapeuta irá subrayando los éxitos conseguidos y, de esa manera, la persona se verá y se sentirá mejor consigo misma.

  • La objeción que se le podría hacer a este método es que se centra excesivamente en una sola cuestión mental, por lo que no abarca todas las situaciones estresantes con las que se tiene que enfrentar una persona a lo largo de la vida. Por otro lado, y en la misma línea, al ser una sobreimpresión sobre esquemas mentales muy fijados anteriormente, no llega a saltar por los aires esa nueva composición al confrontarse con otro tipo de vivencias o síntomas.

Qué esperar del psicoanálisis

Al psicoanalista le interesa todo de nosotros. Es más, su regla principal es la asociación libre, que quiere decir que el paciente va diciendo cualquier sentimiento o idea que le viene a la cabeza. Tras este aparente desorden, pero en el que se encuentra un patrón de repetición en distintos ámbitos de su vida, la persona estará expresando las identificaciones del yo con las figuras de su entorno, además de la parte de sí mismo que ha quedado atrapada, enredada, en esas primeras identidades.

La asociación libre de sentimientos o ideas es el método principal del psicoanálisis

Esto sucede de manera más o menos consciente para el paciente y, frente a una depresión, se puede escuchar quejas como la de no ser una buena madre, no haber conseguido éxito profesional, o haberlo conseguido pero no tener pareja, o la de no conseguir una familia como Dios manda.

Los ideales y autoexigencias suelen estar vinculadas a aquellas que promovieron sus allegados, o las contrarias, y se desestiman las que forman parte de los deseos que han podido motivar determinadas elecciones vitales. Poder desenredar y recolocar todos estos sentimientos produce un efecto de liberación de las pesadas cargas del pasado, además de procurar un mayor conocimiento de nosotros mismos.

Este método trabaja no sólo para que desaparezca la depresión, sino para que la persona tenga sus propias herramientas frente a distintos momentos y circunstancias del futuro.

  • Se le objeta al psicoanálisis que dura mucho tiempo. Sin embargo, la decisión de profundizar más o menos siempre dependerá de hasta dónde se quiera llegar, una vez desaparecidos los síntomas que llevaron a la persona a consulta.

Por último, hay que recalcar que si los fenómenos que aparecen son de tipo alucinatorio, delirios o persecutorios, puede que estemos frente a una psicosis. En estos casos se puede consultar a cualquiera de los profesionales anteriores, pero puede que sea necesario acudir al psiquiatra para que, con psicofármacos, estabilice las crisis agudas y se pueda trabajar en la psicoterapia a través de la palabra.