A la clorofila de las plantas se la conoce como el oro verde. Tiene una estructura molecular muy similar a la de la hemoglobina humana, responsable de transportar el oxígeno en la sangre. La diferencia esencial es que la clorofila, en lugar de hierro, aporta magnesio. Este mineral interviene en más de 300 procesos metabólicos.
Lo ideal es consumirla a través de alimentos enteros, como las hojas verdes, que además nos aportan otros componentes esenciales.
Son hojas ricas en clorofila:
- Lechugas
- Coles
- Acelgas
- Espinacas
- Canónigos
- Berros
- Rúcula
- Perejil
- Cilantro
- Hierba de trigo
A este grupo le acompañan las microalgas espirulina y chlorella.
También puedes hallarla concentrada en tabletas o cápsulas. Pero antes de consumirla de esta manera, es mejor que lo consultes con tu médico para evitar posibles contraindicaciones y efectos secundarios.
Descubre cómo incorporar la clorofila a tu dieta con estas tres recetas.