A veces tendemos a pensar que “nuestra vida” es lo que ocurre fuera de las horas de trabajo: cuando estamos en casa, con nuestros amigos o de vacaciones. De hecho, muchas personas consideran el trabajo como un mal necesario, el precio para poder sobrevivir y disfrutar de la vida en las horas libres. Sin embargo, las investigaciones en el campo de la psicología indican que el trabajo no es tan malo; al contrario, ayuda a nuestro bienestar.

Psicólogos, economistas y otros especialistas han unido sus esfuerzos para estudiar científicamente el bienestar de las personas en diferentes lugares del mundo y descubrir si hay elementos comunes que van más allá del sitio y la cultura. Con este objetivo, la empresa de encuestas Gallup recogió entre 2005 y 2009 datos en 150 países, con una muestra representativa del 98% de la población mundial.

Esta investigación reveló que el bienestar tiene cinco aspectos o facetas distintas: el bienestar en el trabajo, el bienestar social, el bienestar físico, el financiero y el comunitario. Y de estos cinco factores, resulta que el bienestar laboral es el que incide en mayor medida en el bienestar general de las personas.

Beneficios de trabajar (en lo que nos gusta)

Una de las preguntas fundamentales para saber si alguien es feliz es: “¿Te gusta lo que haces cada día?”. Las personas que responden con un sí rotundo, quienes afirman que experimentan altos niveles de satisfacción laboral, tienen el doble de probabilidades de sentirse realmente felices y de “florecer” que aquellos que no están bien en su trabajo. Por desgracia, solo una de cada cinco personas responde con un sí contundente a esta cuestión.

Si a alguien no le gusta su trabajo, entonces es importante que tenga otras actividades en la vida que le apasionen, aunque no sean remuneradas.

Nuestro trabajo define, en buena medida, nuestra identidad, ya que es a lo que le dedicamos más horas cada día. Cuando conocemos a alguien, una de la primeras preguntas que le hacemos es a qué se dedica o de qué trabaja.

Quedarse sin empleo es uno de los acontecimientos más estresantes a los que nos podemos enfrentar. De hecho, una conocida investigación, publicada por la London School of Economics y realizada con una muestra de población muy grande a lo largo de varias décadas, comparó los efectos de distintos acontecimientos estresantes en la vida de las personas, como casarse, divorciarse, perder el empleo, el nacimiento de un hijo o el fallecimiento del cónyuge. Los autores observaron que el desempleo prolongado –es decir, más de un año sin trabajo a pesar de buscarlo– es el único hecho del que las personas no se recuperan en cinco años.Y esto es especialmente cierto para los hombres.

El bienestar laboral nos hace felices

Para estar bien en lo laboral, es indispensable involucrarnos activamente con lo que hacemos: poner atención, concentración, interés y energía en el trabajo. Un estudio realizado por los científicos Arthur Stone y Jim Harter, de la empresa Gallup, comparó a un grupo de empleados muy involucrados en el trabajo con otros que no lo estaban.

Se monitorizaron los estados de ánimo, sus actividades, así como el ritmo cardiaco y los niveles de cortisol –la hormona del estrés– durante las horas que estaban en el trabajo. Los resultados mostraron que aquellos que se involucraban activamente en sus tareas estaban más contentos e interesados, mientras que los no involucrados experimentaban niveles de estrés mayores y solo estaban de buen humor cuando se acercaba la hora de la salida, como si simplemente estuvieran esperando a que terminara el día.

Y un hallazgo especialmente curioso fue que los niveles de felicidad de los trabajadores involucrados eran prácticamente los mismos durante toda la semana: aunque sufrían algo más de estrés en los días laborables que en los festivos o los fines de semana, disfrutaban de todos los días casi por igual.

Los trabajadores no involucrados, en cambio, solo estaban felices los fines de semana y presentaban unos niveles de estrés mucho más altos al volver a trabajar. Los niveles elevados de cortisol en la sangre, que acompañan al estrés, pueden hacer un daño muy real a nuestro organismo: se ha comprobado que la incidencia de infartos cardiacos es más alta los lunes.

El jefe influye en el riesgo de sufrir ansiedad y depresión

Estar poco comprometidos en el trabajo duplica el riesgo de desarrollar una depresión en un año. La buena noticia es que, si un trabajador poco comprometido logra implicarse más activamente en lo que hace, su salud física tiende a mejorar. Por ejemplo, sus niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre descienden. Así pues, una lección importante es que el sentirnos bien en el trabajo debe ser una prioridad si queremos tener buena saluda largo plazo.

Nuestros jefes o superiores desempeñan un papel muy importante en el bienestar laboral de cada uno. Cuando se ha estudiado cómo nos sentimos cuando nos encontramos rodeados de otras personas –amigos, parientes, compañeros de trabajo, hijos…–, se ha comprobado que la compañía de los jefes es la que menos se disfruta. Para muchos, el rato con el jefe es el peor momento del día –peor, por ejemplo, que el tiempo dedicado a hacer las tareas del hogar–.

Los empleados que consideran que sus superiores o gerentes son incompetentes tienen más riesgos de padecer problemas cardiacos.

Y se ha observado también que lo peor que nos puede suceder en el trabajo es tener un jefe que no nos preste atención. Si nuestro superior nos ignora, las probabilidades de que estemos poco interesados en lo que hacemos son del 40%.

Por el contrario, si el jefe se interesa por nosotros y trata de potenciar nuestras fortalezas personales, de favorecer aquello que se nos da mejor, la probabilidad de que no nos involucremos en nuestras tareas es de tan solo el 1 %. Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de las veces no podemos escoger a nuestros superiores. Ojalá todos los jefes aprendieran a potenciar las fortalezas de sus colaboradores, pues esto repercutiría muy positivamente en el ambiente laboral y en el aumento de la productividad.

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestro bienestar laboral?

Quienes más disfrutan en su trabajo dicen que se divierten haciéndolo. Una de las claves para conseguirlo es poder aplicar en él nuestras fortalezas personales. Las personas que lo logran tienen seis veces más probabilidades de implicarse en el trabajo y el triple de posibilidades de tener una calidad de vida excelente que quienes no pueden usar sus fortalezas de manera cotidiana.

Además, quienes las aplican en sus tareas laborales se cansan menos y sufren menos desgaste que aquellos que no lo hacen.

El hecho de que se involucren en sus tareas no significa que sean “adictos al trabajo”, sino al contrario, las investigaciones también demuestran que las personas con altos niveles de bienestar en el trabajo se toman más tiempo para disfrutar del ocio y tienen mejores relaciones personales con los demás.

¿Para mejorar nuestro bienestar laboral, Tom Rath y Jim Harter, investigadores de la empresa Gallup y expertos en el tema, nos recomiendan lo siguiente: identificar nuestras fortalezas personales y utilizarlas cada día en el trabajo.

Reconocerá alguien que comparta nuestros propósitos y nos anime a crecer, y pasar más tiempo con esa persona. Buscar espacios de convivencia con aquellos equipos y personas de cuya compañía disfrutemos en el trabajo.