1 / 3
Asana para ganar confianza y autoestima
¿Qué es fe y confianza? ¿Mera emoción? ¿Intuición de saber que los acontecimientos tienen su recorrido natural y permiten crecer? ¿Es buena la fe ciega en el flujo de la vida? ¿Se puede cultivar?
Es importante reflexionar sobre estas cuestiones. Nuestra confianza en nosotros mismos y en la vida nos afecta en nuestras decisiones y día a día.
Si deseas vivir con una mente tranquila y un corazón ligero, puedes decidir practicar la confianza. Una forma de hacerlo es empezando por el cuerpo.
Asana para confiar más en tu cuerpo
El delicado juego de equilibrio que te propone esta asana ayuda poco a poco a confiar más en el cuerpo.
- Con las piernas estiradas, de lado sobre el suelo, apóyate sobre el brazo izquierdo y eleva la cadera.
- Lleva la pierna derecha hacia delante y el brazo derecho por encima de la cabeza.
- Mantén brazos y piernas firmes.
- Si no tienes molestias cervicales, gira la cabeza hacia el cielo.
Sin confianza, surge el miedo a caer. Cuando sabemos que nuestro cuerpo es capaz de mantener el equilibrio, aunque sea durante una sola respiración, sentimos fuerza y poder.
La confianza nos aporta una energía que no sabíamos que teníamos, nos vitaliza.
Otro ejercicio para desarrollar la confianza
Confiar en la vida puede expresarse a través de tranquilidad: se confía en que los eventos, aunque no sean los deseados, pueden despertar nuestro potencial más elevado.
Otra manera de practicarla observando cómo los momentos difíciles te hicieron una persona más compasiva y amorosa. Se trata de asimilar que la vida no es un juego de ganar, triunfar, acumular o perder; al contrario, la vida es un juego de creación: se aprende, se crece, se explora, se descubre.
Cada vez que pienses algo sobre una situación, investiga después otra manera de verla.
Este juego ofrece confianza porque es flexible, permite reunir aventuras y experimentar con diferentes maneras de vivir. Ofrece libertad porque invita a experimentar. Es cierto que los experimentos dan resultados inesperados, pero siempre se aprende. ¡En eso sí se puede confiar