La salud es el tesoro más valioso, sobre todo la salud mental, que es especialmente frágil. Es importante cuidarla, proteger el cerebro de todas las maneras que estén a nuestro alcance. Y uno de los tratamientos más eficaces y seguros para conservar o recuperar el equilibrio psíquico es gratis, está a nuestro alcance y está apoyado por a evidencia científica.

Te lo puede "recetar" el médico y también puedes "tomarlo" por tu cuenta, porque no tiene riesgos ni efectos secundarios: un paseo por el bosque puede mejorar la salud mental y de manera tan eficaz que los médicos está comenzando a "recetarlo". 

Cómo actúa la naturaleza sobre tu cerebro

La receta podría prescribir algo así: "paseo por un bonito bosque durante 45 minutos en días alternos".  Esta receta podría haber sido firmada y sellada por el doctor Peter James, profesor de medicina en el Pilgrim Health Care Institute de la Universidad de Harvard (Estados Unidos). 

James dirigió un estudio sobre una cohorte de 121.000 mujeres y probó que las participantes que vivían en zonas con más espacios verdes tenían un 12 por ciento menos de probabilidades de morir en los ocho años siguientes. Los datos mostraron que los espacios verdes se relacionaron especialmente con una incidencia menor de cáncer y enfermedades respiratorias graves.

A partir de este hallazgo, James quiso saber cuáles son los mecanismos por los que los espacios verdes consiguen efectos tan positivos.

La sorpresa fue descubrir que no tenía relación con la actividad física ni los niveles de contaminación, que se presentaban como los factores más razonables. Lo cierto es que la naturaleza es beneficiosa sobre todo para la salud mental, pues las investigaciones de James demostraron que también se asociaba con una incidencia menor de depresión, meno consumo de medicamentos antidepresivos.

Un paso por el bosque es mejor que una pastilla

Después de analizar los datos, la conclusión de James es que no existe ningún medicamento o tratamiento avanzado que pueda conseguir beneficios más amplios que el bosque.

La investigación se suma a un sólido conjunto de evidencia que indica que nuestro cerebro se beneficia al salir al aire libre. Los estudios que comparan la salud mental de los participantes después de haber pasado tiempo en ambientes naturales en comparación con ambientes urbanizados han revelado diferencias fisiológicas:

  • Niveles menores de cortisol (la hormona del estrés y de la inflamación) en saliva.
  • Menor actividad en las zonas del cerebro asociadas a las preocupaciones y los pensamientos negativos.

Los estudios de James y otros investigadores señalan que te puedes beneficiar del bosque o la naturaleza incluso sin salir de casa, pues también se producen efectos significativos si se tiene una buena vista de naturaleza desde la ventana o, incluso, si se tienen plantas en casa.

De hecho, la ciencia está confirmando cada día algo que sabemos intuitivamente: el ser humano tiene afinidad hacia la naturaleza (biofilia), se siente bien cerca de ella. Por eso nos vamos de fin de semana y de vacaciones fuera de la ciudad, las casas son más caras en los barrios con  más zonas verdes y en los spas ponen sonidos de riachuelos y olas de fondo mientras nos cuidan.

"La verdad es que somos naturaleza", dice James. “No evolucionamos para estar en una habitación sin ventanas mirando la pantalla de una computadora. Estos entornos artificiales nos estresan. Nos obligan a concentrarnos más de lo que queremos y cansan nuestra función cognitiva”.

Los efectos químicos del bosque

La naturaleza no solo nos reconforta a través de la vista y del oído. Los compuestos aromáticos que se inhalan en el bosque actúan sobre el sistema inmunitario y la exposición a las bacterias que se encuentran en la tierra o las plantas regula las poblaciones de bacterias que viven en nuestro intestino y que son clave para la salud física y mental. 

La doctora Susan Abookire, también profesora de Harvard, se ha interesado por los baños de bosque o shinrin-yoku, una práctica terapéutica de origen japonés que consiste en pasar tiempo en el bosque. Cientos de estudios han destacado su vínculo con una mejor salud mental. A Abookire se le ocurrió aplicar el tratamiento sobre los estudiantes de medicina,  que frecuentemente sufren agotamiento. Organizó grupos de estudiantes y los llevó al Arnold Arboretum de la Universidad de Harvard, guiándolos para que percibieran los olores, los sonidos, las texturas de las plantas y sus movimientos. Les ayudó, incluso, a que conectaran con los árboles. ; y sentir conexiones con los árboles cercanos.

"Tomar conciencia y encarnarnos realmente en nuestros sentidos cambia la neurobiología de nuestro estado de ser", dice Abookire. "Activa el sistema nervioso parasimpático y de alguna manera permite que las demás cosas descansen: todas las cosas que hacemos en la corteza frontal y el sistema nervioso simpático".

Los espacios verdes están al alcance de todos

Aunque sería un privilegio, no hace falta que nos guíe un profesor de Harvard experto en terapia del bosque para disfrutar de las propiedades de la naturaleza.

Puedes leer las instrucciones para realizar un baño de bosque por tu cuenta, tú solo o en compañía de tus amigos o tu familia. Incluso puedes visitar un parque de tu ciudad.

Lo que es realmente imprescindible es disfrutar de la sensación de estar desconectando de la vida habitual y concentrar toda tu atención en los elementos naturales. Es decir, no sirve prácticamente de nada pasear por un bosque maravilloso mientras miras el móvil. 

En un estudio publicado en Frontiers in Psychology se comprobó que son suficientes 20 minutos de inmersión en la naturaleza tres veces a la semana para conseguir cambios en la producción de hormonas. 

Cada persona tiene el poder de usar la naturaleza para el beneficio de su salud física y mental, pero la ciencia que hay detrás de los "baños de bosque" debería ser tenida muy en cuenta por los políticos que deciden la planificación de los espacios públicos, opinan los investigadores de Harvard.

James espera que su investigación anime a los formuladores de políticas y planificadores urbanos a diseñar ciudades con un acceso más equitativo a los espacios verdes.