En agosto de 2019 se publicó una revisión exhaustiva en la revista Food Science and Nutrition sobre los efectos sobre la salud de las plantas de la familia Allioideae. Además del puerro (e innumerables plantas ornamentales), este género incluye el ajo, el ajo silvestre, el cebollino, así como las cebollas y las chalotas.

Para este trabajo se evaluaron 16 estudios (solo revisiones y metaanálisis y solo estudios con humanos; no se tomaron en cuenta los estudios en animales).

Beneficios del ajo probados científicamente

De todas las verduras de la familia de las Allioideae, el ajo produce los mayores beneficios para la salud. En resumen, los resultados de la evaluación son los siguientes:

Ajo y cáncer

Comer abundantes puerros, cebollas, ajos, y cebolletas, reduce el riesgo de cáncer de estómago en un 50%. Un riesgo reducido de cáncer de laringe y esófago solo se aplica al consumo regular de ajo, es decir, no a las cebollas u otras verduras de la familia.

El riesgo de cáncer de colon, en cambio, no disminuye ni siquiera con el ajo, lo que levanta la sospecha de que los correspondientes principios activos de estas hortalizas se destruye en el curso de la digestión, de modo que se inactivan cuando finalmente alcanzan al intestino.

No obstante, el ajo reduce ligeramente el riesgo de pólipos en el colon (en un 12%).

El consumo de ajo (pero no el de cebolla) reduce el riesgo de cáncer de próstata en aproximadamente un 23%.

Ajo, colesterol y arteriosclerosis

El ajo, especialmente en forma de preparaciones, mejora aquellos valores que indican calcificación de los vasos sanguíneos (arteriosclerosis) y, por tanto, se considera útil para la prevención de enfermedades cardiovasculares.

Con un consumo diario de 1 a 2 g de ajo durante un promedio de 12 semanas, en un estudio en personas con niveles altos de colesterol y grasas en sangre, el colesterol total disminuyó en un promedio de alrededor de 17 mg/dl y el colesterol LDL en casi 10 mg/dl, mientras que los niveles de colesterol HDL aumentaron en 3,2 mg/dl. Los triglicéridos disminuyeron en 12,4 mg/dl.

Para conseguir resultados es necesario consumir el ajo a diario durante un mínimo de 8 semanas.

Ajo y presión arterial alta

El extracto de ajo envejecido reduce la presión arterial y, por lo tanto, es una buena forma de complementar la terapia habitual para la hipertensión. El ajo envejecido es el resultado de remojar ajo fresco en 15 a 20% de alcohol (apto para el consumo) durante 20 meses.

En un estudio, los pacientes con presión arterial alta que recibieron cuatro cápsulos de 960 mg de cada una experimentaron una reducción en el valor sistólico de más de 7 mmHg después de 8 semanas.

En un estudio que duró al menos 12 semanas, 600 a 900 mg de ajo (extracto o polvo) por día pudieron reducir la presión arterial sistólica en 5 mmHg y la diastólica en 2.5 mmHg.

Ajo como anticoagulante

El extracto de ajo envejecido es un anticoagulante natural. Tiene efectos fluidificantes de la sangre, pero no aumenta el riesgo de sufrir hemorragias internas en los estudios con animales.

El ajo crudo no afecta a la coagulación de la sangre, al menos no cuando se consume 4,2 g por día, lo que corresponde a un diente de ajo grande.

Ajo para la gingivitis

El extracto de ajo envejecido mejora la salud bucal, reduce la inflamación de las encías y el sangrado de las encías.

El ajo reduce la inflamación

El ajo reduce el valor de la PCR, proteína C reactiva, un parámetro que indica inflamación, en 0,8 mg/l.

En un estudio, una dosis diaria de 800 mg de extracto de ajo (dividida en dos dosis) también redujo el nivel inflamatorio de interleucina-6 y la velocidad de sedimentación (que, si aumenta, indica inflamación) en el transcurso de 8 semanas.

Ajo y diabetes

En los diabéticos, el ajo puede reducir el azúcar en sangre en ayunas en un promedio de 11 mg/dl y el valor de HbA1c en un promedio de 0,6 mg/dl. Cuanto más tiempo se consume el ajo, más pronunciado es este efecto.

Los investigadores involucrados en la revisión descrita anteriormente recomiendan el consumo a largo plazo y permanente de ajo, especialmente en el caso de diabéticos y pacientes con presión arterial alta y niveles altos de lípidos en sangre. Se aplica lo siguiente: cuanto más tiempo consumas ajo, mayor será su efecto.

Sin efectos secundarios

Apenas hay efectos secundarios por consumir ajo, aparte del aliento. Ocasionalmente pueden producirse gases, reflujo y eructos. Las reacciones alérgicas son muy raras. Con las demás verduras de la familia los efectos adversos molestos son aún menores.

Referencias científicas: